jueves, 19 de diciembre de 2013

Un bolero de antracita - José Luis Alvite - (Diario 16)

Un bolero de antracita - José Luis Alvite - (Diario 16)

No te hagas mala sangre, muchacho. Casi todos somos igual de grises. En tu mismo edificio puedes contar docenas de tipos vulgares, gente con cuyos cadáveres sólo se podría conseguir a la larga algunos litros de petróleo. Tenemos que consolarnos.Nunca seremos como Josep Pique', tipos limpios, desinfectados, con ese hervido aire imparcial, seres con cuyas costillas jurarías que se puede hacer un arpa. Resignación, muchacho: los tipos como tú y como yo tenemos que hacernos a la idea de que nuestra mejor cualidad es que con nuestro cuerpo se le podría quitar el hambre a una docena de indigentes .No te apures la antracita es más gris y hay quien paga por ella. Si te lo propones puedes salir del anonimato .Pérez Galdos necesitó dos toneladas de novelas para que le hiciesen un retrato oscuro. Tú puedes conseguirlo con una media de seda y un revólver .Atracar un banco es más fácil que escribir los "Episodios Nacionales “. Y más rentable. No caigas en la desesperanza.A diez minutos de ti baila una muchacha sin pareja que lo que necesita es alguien que le hable mientras su pubis snifa un bolero.No tienes que hacer gran cosa. La gente como nosotros, muchacho, sólo necesita que alguien acierte con las mentiras que esperas escuchar.Dile que es la mujer desconocida cuyo nombre dejaste escrito diez años atrás en la puerta de un retrete en Bombay. Dile que te mudarías con ella a un sitio en el que el único mueble fuese la voz de Sinatra. Dile muchacho, que tu patria es el pupitre de la escuela y que cuando eras niño en tus ojos desovaba Dios. Déjate ir en la riada de su vestido blanco, muchacho, y aprovecha la tristeza de su cara para diluir en sus pensamientos la infusión de los tuyos. No te detengas ahora. Ella espera de ti que le arropes los pies mientras deletrean a ras de suelo. No le importa quien seas. Por primera vez en mucho tiempo sabe que el hombre de su vida no es la almohada de su padre muerto .Sabe que hueles lo bastante ácido como para ser cierto. Hemos de aceptar lo que se nos viene encima. Es cuestión de interpretaciones. En la oscuridad de la tristeza nadie repara en como eres, ni de donde vienes y cual es tu rumbo .A oscuras , el aliento de un cerdo es tan suave como la brisa casi rezada de las alas de una mariposa .Ese bolero tiene poca luz , muchacho , y ella no sabe que eres un tipo gris y que ya casi nada en ti recuerda el carey de aquel niño de la escuela.Tu próximo pupitre es un ataúd muchacho, si dejas que se pudra sólo ese vestido blanco. Deja pasar el tiempo. Deja que espese el tráfico en la calle .Olvida tus compromisos. Acabas de descubrir que la luz eléctrica es un chispazo entre dos filamentos de carbón, como el chispazo de ese bolero que ha dejado soñar entre tus brazos a esa desconocida en cuyo cuerpo te ha parecido encontrar con el tuyo la excitante hernia de un traspiés calculado para que en la sonrisa de ella se pueda intuir la sutil lazada de un beso mientras tus labios cacheaban a ciegas su pelo.