martes, 25 de noviembre de 2014

Curas pederastas: mejor en la cárcel que en el templo - Antonio Casado

 Curas pederastas: mejor en la cárcel que en el templo - Antonio Casado

Digamos que este joven profesor de la Universidad de Navarra se llama “Daniel”. La memoria herida de sus tiempos de monaguillo en una parroquia de Granada comprueba la capacidad depuradora de la Iglesia frente a uno de los crímenes más abominables: la pederastia en su propio seno. Gracias al coraje de este miembro del Opus Dei, y a la prometida firmeza del Papa Francisco, hemos conocido un nuevo episodio, fruto de una comunicación directa entre la oveja y el pastor de pastores. Los intermediarios de la burocracia eclesial nunca supieron o nunca quisieron saber que unos cuantos sacerdotes habían hecho de los abusos sexuales a niños y niñas la más sórdida de sus tareas.
Aunque disponían de hasta 19 casas en propiedad donde abusaban de menores captados para el reino de los cielos, en nombre del amor sin barreras, en la Archidiócesis de Granada nadie quiso enterarse. Ni el obispo, Francisco Martínez, que acaba de pedir el perdón del Viernes Santo después de haber dado una respuesta “decepcionante” al antiguo monaguillo cuando este, que ya tiene 24 años, le puso al corriente de las andanzas del padre Román y sus depravados seguidores.
No hay cárcel suficiente para quienes abusaban sexualmente de niños y niñas en nombre de Dios. En todo caso es la cárcel y no el templo el lugar indicado para retirar de la circulación a estos seres repugnantes
El verano pasado a Daniel se le ocurrió escribir al Papa, que le respondió telefónicamente para pedirle perdón “en nombre de la Iglesia de Cristo”. No había denunciado ante los tribunales a “los nueve curas que me destrozaron la vida” por preservar la imagen de la Iglesia. Solo le quedaba el Papa de Roma: “Querido Santo Padre, le ruego que no permanezca impasible”.
Y Francisco cumplió. Ahora tres sacerdotes y un seglar están en dependencias policiales (lástima de no verlos con las esposas puestas), a la espera de pasar a disposición judicial. Y a la espera de nuevas detenciones entre miembros del grupo (mentalidad conservadora y alto poder adquisitivo, según parece), que funcionaba como una secta con bienes heredados de la piadosa farmacéutica de Órgiva. Pero no hay cárcel suficiente para quienes abusaban sexualmente de niños y niñas en nombre de Dios. En todo caso es la cárcel y no el templo el lugar indicado para retirar de la circulación a estos seres repugnantes.
Algo importante nos compensa del escándalo de los Romanones: un Papa que da la cara y se muestra dispuesto a terminar con los vergonzosos silencios de la Iglesia Católica ante escándalos similares dentro y fuera de España. Un buen motivo para que hoy, de visita oficial en Estrasburgo, el Parlamento Europeo le agradezca que se ponga al lado de las víctimas. Y no de los abusadores, aunque sean sacerdotes.
Algo importante nos compensa del escándalo de los Romanones: un Papa que da la cara y se muestra dispuesto a terminar con los vergonzosos silencios de la Iglesia Católica ante escándalos similares dentro y fuera de España
Recuerdo un caso clamoroso de encubrimiento desvelado por The New York Times que implicaba directamente al Vaticano. Según dicho periódico, el entonces cardenal Ratzinger fue cumplidamente informado por varios obispos sobre el escándalo de un sacerdote norteamericano que abusó sexualmente de unos doscientos niños sordos. Pero el que luego se convertiría en el Papa Benedicto XVI, y otras autoridades vaticanas, como Tarsicio Bertone, que luego sería el secretario de Estado, no hicieron nada. La excusa fue el precario estado de salud del pederasta y su petición expresa de que le dejaran terminar sus días “en la dignidad del sacerdocio”.

Que no nos falle la memoria respecto al problema de la pederastia en el clero. Recordemos también la carta pastoral de Benedicto XVI dirigida a principios de 2010 al clero de Irlanda, en la que aseguraba sentir “vergüenza y remordimiento” por la conducta de algunos curas irlandeses. Cinco minutos después se descolgaba con un desconcertante “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, pronunciado durante la oración del Angelus, asomado a la plaza de San Pedro.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Cerezos sin flor - Fernando Sánchez Dragó

Cerezos sin flor - Fernando Sánchez Dragó


MADRID, sábado, manifestación contra el aborto... En el mundo pagano los muertos tenían que atravesar el Leteo para alcanzar las riberas del Más Allá. En el budismo japonés existe una creencia análoga. Cambia sólo el topónimo del río, que pasa a llamarse Sanzu. Para vadear sus aguas hay que llegar allí avalado por el salvoconducto de las buenas acciones cometidas a lo largo de la existencia. Es el peaje del karma, idéntico al que miden las pesas de la balanza de Osiris en la mitología egipcia o el Juicio Final en la tradición cristiana. Los ritos de paso escatológicos son parecidos en todas partes. Los japoneses añaden uno concerniente a los niños mizuko, así llamados por extensión del nombre que designa el misericordioso ritual exigido por la divina Jizo para rescatar a las criaturas que murieron antes de nacer y que, debido a esa muerte prematura, no dispusieron del tiempo necesario para llevar a cabo las buenas acciones requeridas. Sus cuerpos deambulan por las orillas del Sanzu, condenados a amontonar con sus débiles manos pesadas piedras que les sirvan para tender un puente hacia la vida sutil. Esa leyenda se originó durante las terribles hambrunas que devastaron Japón en el período de Edo. Las campesinas, incapaces de mantener a sus hijos, se veían obligadas a abortar y a abandonar los fetos a la intemperie. El dolor las consumía. De entonces viene la construcción de templos en cuyo recinto miles de estatuillas infantiles, coronadas por un gorrito de lana, evocan a los niños de tal modo asesinados. Infinidad de mujeres visitan los santuarios -hay uno en Tokio y otro en Kioto- «con el deseo de librarse por medio de la plegaria del trauma psíquico provocado en ellas por la decisión de abortar». Así lo cuenta el pediatra Shoji Tateishi en su libro Los cerezos en flor. Extraigo la cita de una entrega dedicada a «Los niños de las aguas» en el blog Ojodegatoenlaniebla. El doctor explica que un cartel, a la entrada de los templos, recuerda a las mujeres que abortaron el deber de pedir perdón y de orar por los niños a los que impidieron vivir. Esas madres que no lo fueron, devoradas por el remordimiento -«la herida interior de un aborto nunca cicatriza», escribe el doctor-, visten a veces las estatuillas con ropas de bebé y dejan ante ellas juguetes y dulces. Yo añadiría a la ofrenda un cuenco de pétalos de la flor del cerezo para rendir justicia póstuma a los niños que no llegaron a florecer.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Cita del periodista Piñeiro a Alvite

Cita del periodista Piñeiro a Alvite

Piñeiro (Allariz-Ourense, 1957), licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, ha recordado las palabras que un día le dedicó el periodista José Luis Alvite: "Piñeiro, el éxito es que te quiera una gente y que te odie otra, porque si no es así estás perdido. Ojalá sigamos siendo muchos los cabrones que hablamos de ti, porque eso significará que estás vivo y que sigues estando ahí arriba. El día que no hablemos, empieza a preocuparte".

El corazón - Juan José Millás

El corazón - Juan José Millás

Vi en el metro a una mujer que había reconstruido sus gafas, rotas por el puente, con un pedazo de cinta adhesiva. Luego, en la cafetería, vi otras gafas, en esta ocasión sobre el rostro de un joven, cuya patilla derecha permanecía unida a la estructura gracias a un trozo de esparadrapo. El caso es que empecé a fijarme en las gafas de la gente y descubrí que un alto número de ellas padecían de averías importantes que los usuarios habían arreglado con remedios caseros. La crisis, me dije, la crisis ha llegado a los ojos. Según mis cálculos, había comenzado en los pies, en los zapatos si ustedes quieren. El transporte público es un lugar único para observar, sin resultar impertinente, la calidad del calzado. El año pasado, en pleno invierno, vi personas en zapatillas ligerísimas, en chanclas, en botas militares astrosas de la Segunda Guerra Mundial o así. Descubrí asimismo zapatos, que habiendo sido muy buenos en su día, presentaban grietas de una profundidad descorazonadora. Si ahora mismo, me dije, apareciera un periodista de The New York Times, no tendría que acudir, como antaño, a los contenedores de basura; bastaría con que recorriera cuatro o cinco líneas de autobús y otras tantas de metro, obteniendo fotografía de los pies de la gente, para conocer nuestra verdadera situación.

Tras manifestarse en los pies, y antes de aparecer en la gafas, la crisis se reveló en la dentadura de los contribuyentes. Algunas personas hablaban como si padecieran de una parálisis labial. ¿A qué viene esta plaga?, me pregunté. Venía a ocultar el hueco dejado por un incisivo, un canino, un premolar? Se ocultaban las caries como se oculta una vergüenza, pero cuando el interlocutor bajaba la guardia (al esbozar una sonrisa, por ejemplo), ponía al descubierto su desastre bucal. Y bien, la crisis, como señalábamos al principio, se ha instalado en las gafas sin abandonar los territorios conquistados anteriormente. Significa que caminamos mal, masticamos mal y vemos mal. El significado, como siempre, ha aparecido en la periferia, en este caso en la periferia del cuerpo individual, pero la veremos pronto en la del cuerpo social. ¿Qué digo pronto? Ya está ahí, aquí, ya está en la clase media, que es como decir que ha tocado el corazón.

viernes, 21 de noviembre de 2014

La confesión y otros menesteres - Leopoldo Abadía

La confesión y otros menesteres - Leopoldo Abadía

Tengo un amigo, periodista, muy buena persona, profesional de muy alto nivel, con el que, de vez en cuando, hablo de lo divino y de lo humano, o sea, arreglamos el mundo y, casi siempre, no solo el mundo, sino el cosmos y lo de más allá. No recuerdo de qué hablábamos, pero sí que el periodista me dijo: “La confesión ha hecho mucho daño a la sociedad, porque, por ejemplo, los calvinistas, que no se confiesan, se exigen a sí mismos una reparación, un desagravio que hace que el recomenzar sea mucho más duro. Vosotros, los católicos, os confesáis y a vivir”.
Estábamos con dos gin-tonics (no eran los primeros) y no consideré oportuno contestar, quizá porque los vapores del alcohol hacían que no tuviera la mente suficientemente clara como para meterme en discusiones teológicas.
Pero, una vez que tuve la cabeza en su sitio, o sea, al día siguiente, pensé que el que se confiesa tiene que proponerse seriamente, honradamente, o sea, de verdad, arreglar aquel desarreglo, aunque le cueste mucho. Es decir, que si le ha insultado gravemente a alguien, se tiene que proponer no volver a mentarle a su madre. Si ha robado, a devolver lo robado, (no solo a “cumplir su deuda con la sociedad” después de haber estado site años en la cárcel, saliendo a dormir a casa todos los días y haciendo fiesta los sábados y domingos) y se proponga muy en serio no volver a robar, aunque le cueste esfuerzo, sangre, sudor y lágrimas. Si se ha acostado con el marido/la mujer de su mejor amiga/o, porque para eso están los/las amigos/as, que esté dispuesto/a a pegarse una ducha fría, helada, cuando note que el cuerpo se le desmanda. Y si no es bastante, otra ducha.
O sea, que la confesión (con minúscula) es buena si es Confesión (con mayúscula). Si no, es un cuento. Y los cuentos hacen daño, a no ser que sean cuentos para niños.
Estoy en Madrid, presentando mi nuevo libro. Ya se sabe: de la radio a la tele, de la tele a otra tele, de la prensa a otra prensa. Divertidísimo. Un poco cansado, sí. Pero fenomenal. Además, como el libro se titula Cómo hacerse mayor sin volverse un gruñón, no puedo permitirme el lujo de poner mala cara, ni aunque la entrevista sea por teléfono y no se me vea.
En una tertulia en televisión, hablamos de la corrupción. Me acuerdo de lo de “yo he venido a presentar mi libro”, pero como la presentadora y los tertulianos son majísimos, entro en el juego.
Hablamos de muchas cosas: las tarjetas opacas, los viajes de los diputados y senadores a cargo del Congreso y del Senado, respectivamente, y aún nos queda tiempo para comparar la situación española, en este terreno, con la de otros países, e incluso, para que yo me entere de que hay un crío en Podemos que debe ser un crack por la cantidad de cosas que ha hecho en su vida. Parece que tiene que hacer un proyecto para una universidad y que no le llega el tiempo. Y quieren que devuelva el dinero de la beca o que no lo cobre. A mí me parece que eso no es corrupción. Es que este chaval ha calculado mal y la vida no le da para tantas cosas.
Estando así, ya se me ha olvidado la presentación de mi libro y estoy pasándomelo muy bien.
Y de repente, me sorprendo porque uno de los tertulianos, periodista, tan buena persona y tan buen profesional como mi amigo, repite palabra por palabra el argumento de que la confesión tiene una gran parte de culpa en lo de la corrupción. Repite lo del calvinismo, lo que me desconcierta, no porque dude de cuál debe ser mi respuesta, sino porque me extraña que dos personas, que quizá ni se conocen, repitan textualmente el mismo argumento. Pienso que, o se le ocurrió al primero que me lo dijo, lo hizo correr por ahí y el otro lo copió, o es algo que alguien ha dicho y les ha convencido a los dos.
Como esta segunda vez no tengo más que un vaso de agua delante, porque en las teles no ponen gin-tonics, no vaya a ser que los tertulianos, animados por el alcohol, se enzarcen a bofetadas o, llorosos, se abracen y acaben cantando el “Asturias, patria querida”, le contesto lo que he puesto en un párrafo anterior. Que si la confesión es Confesión, es muy buena. Y si no, es una soberana pérdida de tiempo, que nunca he entendido, porque si quiero seguir haciendo fechorías porque hay que ver lo que me gustan, ¿para qué hago el paripé?
Se acaba el tiempo de la tertulia en la tele, que me ha resultado muy corta y agradabilísima, porque poder discutir con personas que piensan distinto y que una me escucha y yo le escucho, es una gozada.
Para colmo, la presentadora, con muy buen hacer y mucho cariño, ha hablado de mi libro. ¿Qué más puedo pedir?
Al día siguiente, chat. Preguntas a las que tengo que contestar de modo “conciso y sencillo”, según las instrucciones que me da mi hijo Gonzalo, que me conoce a fondo. Me defiendo bastante bien. Hablo despacio, procurando no liarme con explicaciones enrevesadas, porque la periodista que escribe lo que yo digo se puede perder con mis elucubraciones.
Una de las preguntas es: “¿Usted cree, en contra de la opinión mayoritaria, que hay vida después de la muerte?”
Contesto dos cosas:
1 Que estoy convencido de que no es la opinión mayoritaria.
2 Que, por supuesto, creo que hay vida después de la muerte.
No añado, para no complicar la respuesta, que, en este caso, la opinión no sirve para nada, sea mayoritaria o sea minoritaria. Que si hay, hay. Y que si no hay, no hay. Y que, como yo creo que hay, procuro vivir como si hubiera.

No vaya a ser que haya y la fastidiemos.

La Pantoja, a la trena - Raúl del Pozo

La Pantoja, a la trena - Raúl del Pozo

Se dice en una novela francesa que la protagonista no creía en Dios: para ella ya era mucho ser supersticiosa. No sé si Isabel Pantoja creerá que la gafó de por vida Lola Flores cuando le lanzó una abominación. Fue versión más leve de la maldición gitana que suele ser atroz: «mal rayo te parta», «colgao te veas», «que te gastes el parné en botica»,«ojaló se te ciegue el ojo del culo»... Parece que Lola, sólo cuarterona, se limitó a jurar cuando la gitana sevillana le quitó Paquirri a Lolita: «Que ningún gachó te camele nunca jamás».
Hay quien cree que obró la maldición de la Faraona trastocó la biografía de la cantaora a la que los gitanos del Corral le miraban la boina que le llegaba de las ingles a más arriba del ombligo. La tonadillera, la balada humana, ha ganado después mucha gloria y mucho parné, y al final le van a dejar tiesa los cucarachas. Lo peor de todo es que la van a encerrar y tiene problemas de claustrofobia.
Han condenado a dos años y medio de cárcel a una mujer de tronío, una mujer de romance; con su voz de luto, con duende en las calles de la sangre, cantará ahora en presidio como sus antepasados. La encierran por lavarle la morterá a un payo llamado Julián Muñoz. La van a guardar en la cárcel de Alcalá de Guadaira, a 15 kilómetros de Sevilla, y ni ha pedido el indulto ni ha soltado todo el dinero que le pedían por la libertad. Me dice mi amiga del alma que entra en la cárcel por cabezonería y orgullo. «Es una mujer vampiro que ha desplumado a hombres y a mujeres. En los últimos días ha intentado dar sablazos. No la idealices. Es falsa y ladrona». A mí me parece muy duro el castigo.
Tendrá que devolver la medalla de Andalucía y la han echado hasta del Museo de Cera, después de pasearla por los platós y los juzgados. ¿No le van a descontar de la pena las maldiciones de la jauría, sus antiguos devotos que ahora la insultan en los paseíllos?
Fray ejemplo es el mejor predicador, un juez no es un fraile, y a los jueces les da ahora por hacer escarmiento, menos con los banqueros que saquearon las cajas o con los padres de la patria andorrana, y más con los famosos. A la tonadillera ya le han jodido la vida y el oficio. Dice Floriano que los partidos o se ponen a la cabeza de la manifestación contra el soborno y el fraude o la corrupción acaba con los partidos. Está bien, pero yo veo pocos políticos en la sombra.

Los jueces olvidan que la ejemplaridad de los gitanos está muy usada. Lleva siglos siendo carne de presidio y como escribió Camilo José Cela, si descubren a una gitana llevándose algo le llaman mechera y si es una señora la sorprendida le llaman cleptómana. Cerca de mi casa están los tribunales de Justicia y veo cada día a decenas de gitanos dando ejemplo. Van en pandilla a los juzgados, como suelen ir a los hospitales. La gente quiere carne de presidio, de renombre, bien macerada, pero la Justicia no debería usar el renombre para hacer pedagogía, sino justicia para todos igual.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Ser pobre no es lo peor - Salvador Sostres

Ser pobre no es lo peor - Salvador Sostres

HAY UNA cosa peor que ser pobre y es estar equivocado. Todos somos pobres en cierto modo y siempre hay algo a lo que no llegamos. Lo inaceptable no es no poder ir al Ritz sino inventar absurdas teorías para ridiculizar el lujo y a los que pueden gozarlo.
El lujo es extraordinario. Es una categoría espiritual. Ensancha el alma, convoca a la esperanza. El resentimiento social es de perdedores. La rabia del que no llega es una derrota mucho más humillante que no llegar. Dadme trufa blanca, dadme champán. Dadme palacios, dadme castillos, dadme grandes espacios vacíos.
Dadme familias de derechas en el brunch del Ritz en los fríos y soleados domingos de Madrid. Dadme camareros y una idea del servicio que explique la Civilización y la sostenga. El lujo es la más sensacional expresión de la Humanidad.
No siempre está a nuestro alcance y es una lástima. Pero no pierdas el tiempo, ni la dignidad, odiándolo y haciendo estúpidos discursos sobre el valor de la austeridad. La impotencia no hay nunca que mostrarla, y menos de un modo que diga tan poco de ti. Más bien procura estar en condiciones algún día de sentir y entender lo que el lujo es y significa.
No se ha escrito ningún poema de amor mejor que el tacto del pie desnudo en la moqueta, ni se ha conocido ballet que haya conseguido movimientos más precisos que Pierre Le Moullac cuando era mâitre de L'Ambroisie y se desplazaba por su sala como si ni pisara el suelo. El hombre sin lujo es como el hombre sin Dios. Sin trascendencia somos bestias.
La vulgaridad que nos envuelve es atroz. Son una cosa y lo mismo el desprecio del lujo y los matrimonios por amor. Te empiezas casando por amor y acabas creyendo que el divorcio es una conquista social. Familias destruidas por la inconsistencia más frívola. «Quiero tiempo para mí», «quiero encontrarme a mí misma». Oiga, señora, ¡por el amor de Dios! Hemos perdido la tensión. Hemos olvidado que todos venimos al mundo con una misión.

Ser pobre no es lo peor. Hay tragedias más graves, como estar por dentro tan podrido de odio y de equivocación que ya no puedas ni soñar en un mundo mejor. De ellos sólo podemos esperar la destrucción de todo lo bello, y la hiel. Miré y vi a un caballo pálido, su jinete tenía por nombre la muerte, y el Infierno cabalgaba tras él.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

El tonto federal - Antonio Burgos

El tonto federal - Antonio Burgos

Pnsb scrbr st rtcl sn vcls, en plan "Pdro Snchz" en Internet, pero ustedes iban a fatigarse más de la cuenta leyéndolo y no sé si ese señor merece que malgastemos con él bienes tan escasos en nuestros días como el ingenio y las ganas de cachondeo. Sobre todo, estas últimas. Viendo los quevedescos muros de la Patria mía se le quitan a uno hasta las ganas de cachondeo. Como eso de que el Estado de Derecho ni está ni se le espera en Cataluña, ya que los fiscales del pesebre soberanista que han cambiado la toga por la barretina dicen que no le puede meter mano al felón sedicioso porque el Constitucional no le advirtió antes que si sacaba los microondas de cartón a la calle cometía delito. O sea, que según este criterio, puede usted salir a la calle y cargarse al primer tío que vea y que le caiga gordo, porque, total, como el Constitucional no le ha advertido previamente que eso de dar matarile a la gente es delito...
Pensaba hacer enterito sin vocales ese artículo, pero pueden imaginarlo. Ahí queda esbozado. Háganse cuenta de que lo han comprado en Ikea y tienen que armarlo ustedes mismos. O que llamar al Grupo Logístico Pantoja para que se lo monten, previo pago de su importe y transporte. Sí, Pantoja. Los compradores torpes de Ikea somos todos pantojistas, partidarios de Pantoja. El de los transportes, no de la otra, la otra que a nada tiene derecho y cuyo que si que sí, que no, que no, de su encarcelamiento le ha venido de cine a Chaves y a Griñán para tapar sus vergüenzas.

Pensaba escribir ese artículo, y como ya lo han montado ustedes mismos sin concurso alguno de Pantoja, digamos que nos encontramos en el punto muerto actual con respecto a la resaca del 9-N por culpa de un tonto con toga. Modalidad que añadir a nuestro Elenco de Tontos del Reino. Ahora mismo el problema en catalana materia que no se sabe si hay más tontos con toga que tontos federales o viceversa. Aunque los que más abundan son los tontos soberanistas, también llamados tontos estelados. Nombrados así porque están de este lado y del otro del Ebro; por eso se llaman estelados, no estrellados. Los tontos estrellados en este asunto son otros, y si quiere me pongo a dar nombres de señores del Gobierno.

El tonto, como sostengo, no se crea ni se destruye, sino que, como ven, se transforma. Como el tonto del derecho a decidir. A decidir si es tonto o algo más que tonto, y más peligroso todavía que tonto. Son algunas de las nuevas modalidades que he encontrado desde la última actualización del Elenco de Tontos del Reino. Que son muchas y les detallo a vuelapluma:

El tonto del megáfono, que no puede faltar en ninguna manifestación que se precie, compañero de viaje del tonto de la bandera republicana, primo del tonto de la bandera palestina y sobrino del tonto de la bandera del Frente Polisario.

El tonto chupacámaras, que aunque suene al chupacabras de Puerto Rico, es el seguidor de Mocito Feliz y del Pequeño Nicolàs. También llamado tonto del selfie.

El tonto con carné de primera de tonto y el tonto con carné de primera especial de tonto, que es ya la leche.

El tonto con vistas al mar.

El tonto en primera línea de playa.

El tonto de tarifa plana.

El tonto con cierre centralizado en las cuatro puertas y elevalunas eléctrico.

El tonto totalitario que reparte carnés de demócrata, especie muy abundante en toda la izquierda.

Y el tonto que escribe artículos sobre los tontos, servidor de ustedes, que aprendió en el Carnaval de Cádiz que para poder reírse de los demás hay que empezar por saber cachondearse de uno mismo.

martes, 18 de noviembre de 2014

Podemos, el voto útil - Javier Carballo

Podemos, el voto útil - Javier Carballo

El mensaje más letal de Podemos, su arma electoral más arrolladora, es un viejo conocido de la política, la aspiración primera de todo partido, de todo candidato. Convertirse en voto útil, en el medio preferente de los votantes para lograr sus objetivos. Y esa fuerza arrolladora que se percibe en Podemos desde el origen tiene que ver con esa asociación, acaso inconsciente, subliminal, que se establece entre una fuerza política y los deseos de cambio de una sociedad. Quien quiere quitar al Partido Popular del Gobierno, quien quiere apearlo del poder, ya no mira al Partido Socialista, como en todos años atrás, sino que mira Podemos.
Por eso, en las encuestas de intención de voto, al contrario de lo que ha ocurrido en otros momentos de esta democracia, la caída del Partido Popular por el desgaste del Gobierno no presupone un ascenso, igual y paralelo, del principal partido de la oposición, el PSOE. Es la fuerza arrolladora del voto útil el principal valor que le ha arrebatado Podemos al Partido Socialista, y en el tsunami ha sucumbido antes Izquierda Unida y se han petrificado otros, como UPyD.
Esa, de todas formas, es la fotografía electoral del momento, lo que se respira en la calle, pero si la política tiene algo demostrado es que no es una ciencia exacta. Y Podemos es una precisa y concienzuda operación de diseño político a la que, como bien indica su líder Pablo Iglesias, le queda aún lo más difícil del camino por recorrer.
Lo mejor que ha hecho Podemos hasta el momento ha sido algo tan básico como sintonizar en el momento preciso con un estado de ánimo colectivo. Exactamente igual que pudo ocurrir en los 80, cuando el PSOE de Felipe González, como una fuerza arrolladora, enterró el centrismo de Suárez en medio del deterioro y la descomposición interna de UCD.
Quien quiere quitar al Partido Popular del Gobierno, quien quiere apearlo del poder, ya no mira al Partido Socialista, como en todos años atrás, sino que mira Podemos
Quince años más tarde, la campana le sonó al propio PSOE, horadado por la corrupción del felipismo. Aznar supuso entonces el cambio y la ‘lluvia fina’ de su política tozuda, convencida, constante, lo aupó hasta la primera mayoría absoluta de la derecha, en el año 2000. ¿Cuándo cambiaron los aires? Justo cuando el estado de cabreo latente por la guerra de Irak lo inundó todo con uno de los episodios más tristes, más oscuros, más dramáticos de nuestra historia reciente, los atentados del 11 de marzo. Otra vez ansias de cambio.
Por eso llega Zapatero y se hunde en el preciso momento en el que la sociedad española, otra vez, parece que se conjura con una ambición colectiva de cambio. El desastre de la crisis económica deja desnudo a Zapatero, y ante la tiesura y el riesgo de quiebra del país entero, sus sonrisas de ayer se vuelven gestos insultantes para el electorado. 
En cada uno de esos momentos de cambio ha ocurrido, con las diferencias notables que se quieran apreciar, el mismo fenómeno social y político. Y en cada uno de ellos, era un partido político o un líder quien simbolizaba el voto útil para echar al Gobierno que había fracasado. ¿No ha oído nunca en su entorno, o usted mismo, eso de votar con la ‘nariz tapada’ a este partido o aquel otro? No existe mejor expresión del voto útil.
En el caso de la izquierda española, el fenómeno era más amplio aún; sin necesidad de taparse la nariz, el PSOE se ofrecía a todos los votantes de izquierda como voto útil por ser un partido con posibilidades reales de gobierno, al contrario de otras opciones minoritarias.
Lo que está ocurriendo en este momento, y que diferencia este periodo de los anteriores, es que el deterioro no le afecta sólo al partido en el Gobierno, sino al sistema político en su conjunto. Los casos de corrupción y los recortes de la crisis han igualado a las fuerzas políticas tradicionales ante el electorado. Ahí es donde surge Podemos, desde fuera de ese sistema político desgastado, viciado, como fuerza política nueva y ‘voto útil’ para quien quiera romper con lo que se detesta. Hace falta un mensaje para conectar con el electorado: hay que acabar con la casta política.
Vídeo: Pablo Iglesias sobre Lenin y la izquierda
Esto lo ha entendido Pablo Iglesias desde el principio. En 2012, en una intervención reveladora en La Tuerka, el laboratorio del que surgió esta formación, decía Pablo Iglesias, todavía un desconocido: “En 1917, Lenin no dijo ‘comunismo’; dijo ‘pan y paz’. Y eso le sirvió para agregar una cosa enorme en un contexto muy preciso: no es un problema de qué color sean las banderas, no es un problema de diagnóstico, es un problema de agregar fuerzas. De qué discurso eres capaz de construir. En un momento te dices: ‘Yo tengo la fuerza de las mayorías sociales’. Por decirlo con una metáfora, la izquierda debe aprender a vestir el traje de la victoria. Es verdad que para follar hay que desnudarse, pero para ligar hay que vestirse. Y para vestirse hay que construir discursos y aparatos discursivos”.
Podemos se resiste a ir más allá de la síntesis con la que ha conectado con el electorado; si un solo mensaje le ha dado la fuerza social, para qué desgastarlo con propuestas concretas
Ese pragmatismo de ‘pan y paz’ es la teoría política que lleva al mensaje de la ‘casta’ en el que, como ya hemos observado, tampoco existen banderas de izquierda o de derecha. Podemos se resiste a ir más allá de la síntesis con la que ha conectado con el electorado; si un solo mensaje le ha dado la fuerza social, para qué desgastarlo con propuestas concretas. Y se ha vestido con el traje seductor de la demagogia del momento.
Para no tener que desnudarse ha renunciado incluso a las elecciones municipales y autonómicas, como pedían algunos dentro de la nueva fuerza política. Pero las elecciones generales están aún muy lejanas y hasta noviembre de 2015 queda un mundo inescrutable en política. Pablo Iglesias, como ya se está viendo, se resiste a concretar sus propuestas (a veces hasta el ridículo: el otro día le preguntaron si pensaba plantear un referéndum sobre “monarquía o república” y contestó repetidamente que el referéndum sería sobre “la mayoría de edad de la sociedad española”), pero no es probable que esa inopia idílica la pueda mantener un año entero, con todos sus días.

La casta, la casta, la casta, sí, pero qué más. En Cyrano de Bergerac el pobre Gastón se desvivía ante su amada invocándole el amor, una y otra vez, “amor, mi amor, te quiero, amor, mi amor...” Y la doncella, harta de la misma repetición, le contestaba: “Amor es el tema, desarrolladlo”. Pues lo mismo. La casta es el tema. Falta ahora todo lo demás, el desarrollo que no acabe con esa fuerza de ahora que se llama voto útil. 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Nacho Mirás: “Nadie me ha reprochado que utilice humor negro para hablar de mi cáncer”

Nacho Mirás: “Nadie me ha reprochado que utilice humor negro para hablar de mi cáncer”

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A Nacho Mirás no se le puede llamar enfermo. Al menos, no el prototipo de enfermo que tenemos en mente. Desde hace un año, este periodista de raza se enfrenta a la peor noticia, no de su carrera, sino de su vida. Sus días tristes empezaron con un colapso que, en principio se debía al estrés, y degeneró en un cáncer que ha impedido que siga acudiendo a las aulas de la Universidade de Santiago de Compostela, donde imparte clases como profesor asociado, y a la redacción de La Voz de Galicia . Desde que se lo diganosticaron, Nacho se ha puesto rabudo con la enfermedad y la ha enfrentado escribiendo. Y no de cualquier manera, sino que se ha armado con retranca, franqueza y prosa impecable. Toda munición en la lucha es bien recibida. Y lo cierto es que tal como escribe, habla: no le tiembla la voz al pronunciar la palabra “cáncer”.  La recopilación de los posts que escribía en su blog para desahogarse no tendrá que encuadernarla su padre, una editorial se le ha adelantado. “El mejor peor momento de mi vida” es el enunciado que da título al libro, semejante carga semántica pone los pelos de punta. Blog y libro se han ganado muchos seguidores, algunos, pacientes oncológicos, que encuentran balsámicas las palabras de Mirás. Hoy Nacho participa en una jornada sobre el cáncer organizada por la Sociedad Española de Oncología Médica en Madrid.  Después de la sesión charlamos un rato. Impone sentarse a hablar con el periodista que lleva años firmando una de las series de entrevistas más largas y conocidas de Galicia, pero la ocasión lo merece.
¿Cómo llevas lo de pasar a ser el entrevistado después de tanta Cara B?
Pues lo llevo bien. Toda la vida he escuchando a la gente. Sé cómo no amargarle la vida a un compañero. No es que vaya hablando en titulares, pero sí que trato de ponérme en la piel del otro. Lo cierto es que no me agobia para nada. Podría ser que me costara pasar de un lado al otro pero todo lo contrario, agradezco que se difunda lo que tengo que contar, si no tendría que comérmelo yo solo.
¿Te ha reprochado alguien, incluso algún lector, que utilices humor negro para hablar del cáncer?
Para nada. Sí lo hubieran hecho si contara la enfermedad de otra persona, incluso con su autorización. Me caerían hostias por todas partes. Me dirían: “usted es un irresponsable, usted frivoliza”. Pero es mi cáncer, el que me va a matar o no a mí, el que me afecta a mí y a mi familia. Entonces, sin perderle el respeto, porque está ahí con el dedo señalándome, hago con él lo que me da la gana. Y a mí me hace bien.
Como tú dices: “Desde la autoridad que me confiere tener un tumor en la cabeza…”
Claro, desde la autoridad que me confiere tener un tumor cerebral propio, hago con él lo que me da la gana. Del resto del tratamiento se encargan la quimioterapia y la radioterapia.
Todo lo que habéis hablado en esta jornada de la SEOM tiene que ver con cómo se comunica el cáncer. También cuentas en tu libro que todavía es una enfermedad un poco tabú, ¿es la forma en la que escribes una manera de reivindicar que se hable claro?
Efectivamente, porque no se habla claro. Yo he hecho mil notas de muertos que tenían que salir en el periódico poniendo: “Fulanito ha muerto tras una larga enfermedad”. Esa larga enfermedad siempre era el cáncer. A veces no se pone porque la propia familia del fallecido no sabía que tenía cáncer. La comunicación no está bien y los eufemismos siguen vigentes. Es un término que todavía tiene una carga letal importantísima. La gente relaciona la palabra “cáncer” con “muerte” y no es así. Te mueres o no, o te mueres de risa o te mueres de asco. Yo reivindico que se llame a las cosas por su nombre y ojalá pueda contribuir un poco con lo que estoy haciendo. A mucha gente le viene bien que lo cuente y ver que somos muchos. Esto nos va a pasar a todos, o a nosotros o a alguien cercano, la estadística no falla. Hablar claro es  la forma de asumir lo que uno tiene y decidir cómo enfrentarse a eso.
Nacho Mirás: “El término cáncer todavía tiene una carga letal importantísima”
Parece que en este tema importan mucho las palabras.
Importan muchísimo. Desde las que te dice el médico a cómo nos comunicamos con nuestros familiares. En fin, el vocabulario hay que usarlo con propiedad.

Nacho Mirás con Javier Granda, periodista especializado en salud, en la jornada de la SEOM |ⒸMarta R Suárez
En tu libro eres muy crítico con la administración, con la  ”burrocracia”, como tú la llamas, ¿cómo llevas esa particular cruzada?
Lo llevo mal, porque parece que la gente que legisla es inmune. Legislan para los que van a enfermar, porque debe ser que ellos, los que hacen las leyes, nunca podrían tener cáncer. Eso no es así. Nos puede pasar a todos.
Los trámites no acaban: tienes que ir a buscar la baja muchas veces. Está todo fatal hecho, las bajas deberían adaptarse al tiempo de los tratamientos directamente y no es así. Te complican la vida cincuenta inspectores y compartir información entre autonomías parece imposible. Ya el propio proceso médico es muy engorroso: están los especialistas, las pruebas con sus tiempos de espera, los tratamientos, la medicación… Hay que hacer mil cosas y encima vienen estos tíos a complicarte la vida y, si no lo haces tú, lo tiene que hacer tu familia. Yo estoy más o menos bien y voy yo al papeleo, pero si no, tendría que ir mi familia que además carga conmigo y me cuida. Hoy todo se puede hacer a distancia, ¡que estamos poniendo tipos en marte, coño!
A pesar de esa parte negativa que tiene la administración, siempre has alabado la labor del personal sanitario, ¿crees que todavía es necesario reivindicar su papel?
Completamente. El otro día me preguntaron por el caso de Teresa Romero, la contagiada de ébola. Yo veo en Teresa el reflejo de la gente de la sanidad pública. Primero te curan a ti y luego miran por ellos. ¿Qué hizo Teresa Romero? Cuidar a alguien que lo necesitaba asumiendo los riesgos de contagiarse de una enfermedad como el ébola. El noventa y mucho por ciento de la gente de la sanidad pública es así y, desde que juego en la “División oncológica”, lo he comprobado por mis propios medios. No se puede permitir que se les recorte nada, que no se les quiten días libres porque los necesitan todos. Se merecen lo mejor porque tenemos la mejor sanidad del mundo, estoy convencido. Cuidado con tocarla porque nos va la vida en ello.
Nacho Mirás: “Cuidado con tocar la sanidad pública, porque nos va la vida en ello”
Desde que luchas contra el cáncer parece que has empezado a revisar tu vida con otros ojos: has vuelto la ciudad donde estudiaste, Barcelona, y has publicado de nuevo reportajes antiguos, ¿te lleva el cáncer a pensar más en el pasado o en el futuro?
El futuro ahora es un poco cortoplacista. No es que me hayan puesto fecha de caducidad, pero, como a los yogures modernos, me han puesto fecha de consumo preferente. Entonces reflexiono, veo donde estoy por todo lo que he sido, lo que he escrito, lo que he vivido… Ahora mismo el futuro para mí son mis hijos, que puedan crecer viendo a su padre. Y también mi mujer. El pasado es lo que me ha llevado hasta aquí, a ser como soy y a tomarme la enfermedad como me la tomo. En la parte periodística, siempre he reivindicado que por qué las televisiones vuelven a emitir sus reportajes y los periódicos no vuelven a publicarlos. Los reportajes de prensa escrita son flor de un día y yo creo que son útiles en otras ocasiones. Ya que los periódicos no lo hacen lo hago yo. Los que pongo en el blog siempre tienen un enganche con algún momento del presente.
Nacho Mirás: “El futuro son mis hijos”
El cáncer te ha hecho renunciar a muchas cosas como la moto, que siempre lo comentas, pero también te ha permitido pasar más tiempo con tu familia, ¿volverá a ser igual la vida después del cáncer?
Nunca. El cáncer no es después, es durante. Yo ahora mismo soy un enfermo crónico. Estoy operado, “craneotomizado”, me han quitado un tumor, me han radiado y me han “quimicado” para que no vuelva a salir un tumor que se va a empeñar en volver a salir. No se sabe cuándo, pero la normalidad se hacer relativa. Yo convivo con eso y estoy luchando para que no aparezca de nuevo, pero en cualquier revisión puede salir otro poquito. Lo importante es cogerlo a tiempo.
A lo largo del libro hablas de otra gente con cáncer, de Tito Vilanova, de Henning Mankell, de Ana Kiro (a la que le hiciste una entrevista), pero el caso que más te ha tocado ha sido el de José Luis Alvite. ¿Antes eras consciente de hasta qué punto te rodeaba el cáncer?
Pues la verdad es que no, yo creo que nadie lo es. Tendemos a pensar que las bombas caen pero que siempre le dan a otros. Pero a veces te da a ti. No se trata de vivir amargados, pero siendo consciente que son cuatro días de verdad, la perspectiva cambia. Yo vivo una vida mucho más rica e intensa que hace un año. José Luis Alvite era mi maestro, era el periodista al que yo me quería parecer por como dominaba el lenguaje… pues resulta que también nos une la enfermedad. Nos vemos en la puerta de la consulta once. Eso te hace reflexionar.


Nacho Mirás con Javier Granda, periodista de salud,  y Martín Lázaro, oncólogo |ⒸMarta R Suárez
Tu libro sale de tu blog y es un hijo no deseado por la causa por la que lo has escrito…
Yo quería escribir una novela erótica, no me veía yo escribiendo esto.
¿Cómo te sentiste cuando te propusieron convertir el blog en libro?
Lo propuse yo. Yo quería que, ya que lo hacía, hacerlo a lo grande. Empecé a través de amigos que tenía en Barcelona que me preguntaron si quería hablar con la editorial Planeta, que es la dueña de Paidós. Y me pareció bien. Lo llevé allí y pasó el filtro del comité editorial, que no es menor, ¡imagina la cantidad de originales que le llevan a Planeta! Conmigo el sí fue al momento. Me dijeron que tenían muchos testimonios de famosos, de anónimos, de “oh, vive la vida”, de “oh, la vida es una mierda”… pero este rollo tragicómico que tengo yo no lo habían visto nunca. Mal no les ha ido porque la primera edición está agotada. Tienen ya la segunda trabajadita.
Nacho Mirás: “Dar clase es algo que haría gratis, pero que no se enteren en el rectorado, que me toman la palabra”
¿Tienes ganas ya de volver a la redacción y a las aulas?
Tengo ganas, por este orden, de volver a las aulas y, después, de volver a escribir. Volver a escribir las historias de otros. Sobre todo de viajar. Yo me hice periodista para ir a los sitios a donde nadie va y contárselo a la gente. Quiero contar las historias allá donde estén y moverme por Galicia. Y volver a las aulas, poder aportar algo a la gente joven es algo que haría gratis, pero que no se enteren en el rectorado, que me toman la palabra.
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domingo, 16 de noviembre de 2014

Meeting Point en la ciudad de los desahucios - Ada Colau

Meeting Point en la ciudad de los desahucios - Ada Colau

Ya en 2007 la ciudadanía iba muy por delante de nuestras instituciones y denunciaba la burbuja inmobiliaria que el Estado negaba rotundamente que existiera. Mientras la ministra socialista Carme Chacón inauguraba el salón Barcelona Meeting Point junto al alcalde Jordi Hereu, el conseller ecosocialista Francesc Baltasar y al popular Enric Lacalle, animando compulsivamente a la compra de viviendas como la más prudente de las inversiones, miles de ciudadanos nos manifestábamos señalando que la burbuja era tan colosal que no íbamos a “tener una casa en la puta vida”.
La respuesta oficial a las manifestaciones masivas de VdeVivienda fue que éramos unos alarmistas: haciendo seguidismo de las tesis de la patronal financiera e inmobiliaria, nuestros democráticos representantes nos aleccionaron sobre lo segura que era la inversión en el ladrillo. Y ya ven ustedes cómo ha terminado el cuento: a pesar de que los movimientos ciudadanos fueron los únicos en acertar, hoy siguen gobernando las mismas élites políticas y financieras que nos hundieron en la miseria. Después de Chacón, Hereu, Baltasar y Lacalle, vinieron Corredor, Trias, Mas Colell… y Lacalle otra vez, que no ha dejado de repetir. Igual que Fainé, Nuñez y Navarro, Sanahuja o la familia Botín, los señores de las finanzas y el ladrillo siguen mandando en nuestra ciudad, gobierne quien gobierne.
Una vez que estalla esa burbuja que oficialmente no existía, de nuevo fueron los movimientos ciudadanos quienes nos anticipamos y alertamos del desastre hipotecario. Cuando nadie hablaba de ejecuciones hipotecarias ni de desahucios, y casi nadie sabía qué era la dación en pago, un grupo de activistas por el derecho a la vivienda fundamos la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Barcelona. Era febrero de 2009. Han pasado casi seis años, y así como las movilizaciones ciudadanas no han parado de acumular logros, las instituciones poco se han movido de sus antiguas y fracasadas tesis. Fracasadas desde el punto de vista de la mayoría social, se entiende, porque para las élites esto sigue siendo un chollo.
Según datos del Consejo General del Poder Judicial, la provincia de Barcelona sigue encabezando las estadísticas con 7.000 ejecuciones hipotecarias iniciadas sólo en el primer semestre de 2014
Quédense con esta imagen: El pasado 3 de noviembre se produjo un lunes negro de desahucios en Nou Barris, el distrito barcelonés más castigado por esta problemática. El distrito tenía una quincena de notificaciones de desahucios, justo el día después de que terminara la 18a edición del Barcelona Meeting Point. En esta edición, como en las anteriores, nuestras instituciones pusieron a la venta nuestra ciudad, en especial a inversores rusos, chinos y de forma destacada a fondos buitre como Goldman Sachs y Blackstone.
Hoy 13 de noviembre de 2014 se realiza en Barcelona un pleno extraordinario sobre desahucios. El Ayuntamiento anunciará nuevas medidas, pero lo que debería ser titular es que, seis años después del estallido de la crisis, seis, las instituciones han sido incapaces de resolver el problema. Se persiste en la misma política de final de cañería. Aumentan ligeramente los presupuestos sociales, las ayudas, la mediación y los pisos destinados a emergencia social, pero es como poner tiritas a una hemorragia.
Según datos del Consejo General del Poder Judicial, la provincia de Barcelona sigue encabezando las estadísticas con 7.000 ejecuciones hipotecarias iniciadas sólo en el primer semestre de 2014 (69.000 acumuladas desde 2007), y más de 6.000 lanzamientos o desahucios en el mismo primer semestre, la mayoría por impago de alquiler. Que yo recuerde, llevamos al menos 8 años explicando lo obvio: mientras la vivienda sea tratada como mercancía, será imposible dar cumplimiento al mandato constitucional de garantizar el derecho a ella. Pero no es sólo un problema de vivienda, es todo un modelo de ciudad el que está en juego: la mercantilización genera desposesión, corrupción (como la del Palau de la Música), pérdida de identidad, privatización de servicios básicos y del espacio público (guarderías, normativa de terrazas, puerto de lujo financiado presuntamente por el blanqueo de capitales), un modelo turístico intensivo al servicio de grandes lobbies, entre otros.
Una ciudad desigual no solo es una ciudad injusta. Es también una ciudad insegura para todos, no solo para los pobres
Y ojo: No hablamos únicamente de colectivos en riesgo de exclusión social. Una ciudad desigual no solo es una ciudad injusta. Es también una ciudad insegura para todos, no solo para los pobres. Así que nadie se sienta libre de la desigualdad. La emergencia habitacional, igual que la precariedad laboral, ponen en riesgo la cohesión social de la ciudad en su conjunto. Barcelona es una ciudad rica, en el sentido de que es una ciudad con viviendas y en general recursos suficientes para garantizar la existencia digna de sus habitantes. Lo que falta es la voluntad política para abordar el problema de fondo: o se prioriza la función social de la vivienda y el interés general, o se da rienda suelta a la especulación. Dos Barcelonas: la de la PAH, la FAVB y Nou Barris, es decir, la de la gente que vive en ella; o la Barcelona en venta del Barcelona Meeting Point. Elija cada uno la suya, y defiéndala, porque las ciudades, igual que los derechos, se conquistan.

Ada Colau es portavoz de Guanyem Barcelona.

viernes, 14 de noviembre de 2014

13-N. Atención, reservistas: llamada a filas. - Nacho Mirás Fole

13-N. Atención, reservistas: llamada a filas. - Nacho Mirás Fole

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

El herido. Miguel Hernández, El hombre acecha, (1938-39)

Si lo escribió así de bien Hernández, qué voy a aportar yo a mayores cercado únicamente por el miedo a un enemigo invisible e interior que me preparaba una emboscada clínica. Así que hago mías las palabras del poeta, como fulano talado que aún tengo la vida, y suscribo, sobre todo, el verso que dice que “mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos”.

Nada me gustaría más en esta entrada 129 que contar un chiste cachondo de Eugenio, arrancando con ese “saben aquel que diu…” que me sale tan creíble. Pero hoy, 13 de noviembre, triste aniversario que los gallegos jamás olvidaremos por cuestiones ultramarinas que no vienen al caso, es también el día de una noticia que siempre temí y que nunca deseé. Agradezco de antemano las toneladas de solidaridad y ánimo que me vais a hacer llegar de inmediato por todos los medios a vuestro alcance, que sé que sois unos gitanos de recursos, aquel ejército calé que movilicé hace casi un año, cuando me llamaron a filas para reconquistar mis entrañas. Y lo hicisteis de puta madre. Hoy renuevo el contrato con aquellos que quieran acompañarme en la segunda parte de esta aventura que ahora arranca. El sueldo es bajo, la comida de pena y la cama dura; avisados estáis, que luego no quiero reclamaciones; la deserción sigue siendo un derecho.

Que Casiano Murphy era un cabrón con pintas ya lo hemos sabido durante todo este tiempo. Pero que tardara tan poco en cobrarse su venganza y renacer cual ave Fénix con boina calada nos viene de nuevas, por eso esta de hoy va a ser esta una entrada que me roza la línea de flotación por lo que tiene de trágica y no de cómica. Absténganse aprensivos, aviso. La realidad se impone y, lo mismo que os la comunico, saco pecho y me expongo al fuego enemigo sin siquiera una camisa puesta que amortigüe el chaparrón de plomo.

No hay noticia médica mala que no vaya acompañada de su correspondiente contrapeso en positivo: Esta vez, la buena nueva -primero me llegó la mala- es que a Casiano, y van dos veces, lo hemos pillado prácticamente en bolas, empezando a montar el poblado. Ha tenido tiempo, sin embargo, de instalar la tienda invasiva 2 seconds en el solar del que lo echamos por la fuerza de las armas aquel lejano 12 de diciembre. El muy hijo de puta se empeña en acampar otra vez, desobediente y sin licencia, en mi lóbulo temporal derecho; de hecho, ya está pernoctando allí. Lo llaman recidiva, los del gremio ya sabéis. Lo ha descubierto la resonancia 3T sin lugar a dudas.

El temor vuelve a mudar una vocal para vestirse de tumor. Seré intervenido de urgencia en los próximos días y me toca anticipar otra vez aquella puta navidad del 2013 cuando ni siquiera han empezado a anunciar todos los turrones. No hay elección. No, no estáis leyendo una entrada vieja del blog, es fresquita de la lonja sanitaria de esta mañana: El tumor ha regresado y con él todo lo que eso supone ya no solo para mí, sino para los que me quieren o me sufren. Vuelve, a casa vuelve, por Navidad.

Conservo el ánimo fuerte y los mejores apoyos, dentro y fuera. Tengo una vida por delante y mucho hecho por detrás, que la rima me va en el apellido. Y como el miedo es libre pero yo ahora no lo soy, precisamente para la libertad… mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos; ¡A los neurocirujanos! Doc, tú la llevas.

No recibo duelo y es posible que no cojamos el teléfono ni contestemos de inmediato a los mensajes, pero no me lo toméis a mal, que nos toca hacernos en casa al nuevo escenario, reorganizar a la tropa y airear los barracones. Paciencia. Quiero las camisas bien limpias: A Santa Marta de Lombás, irás… y no volverás.

Que cante Miguel Hernández desde la garganta de Serrat. Hay que ver qué poco duró la alegría en la casa del pobre. Murphy, que te jodan, muchacho, vamos a por ti otra vez, y así las que haga falta; has mordido en hueso, cabrón. Siento de corazón haber contribuido a hacer de esta desapacible tarde de otoño una noche triste de invierno, pero es que llevo el frío dentro y la lluvia por fuera. Gracias por mantener la hoguera encendida.

Víspera de San Valentín - Manuel Jabois

Víspera de San Valentín - Manuel Jabois

LA FOTO es de la víspera de San Valentín. El periódico necesitaba imágenes de recurso y mi novia y yo posamos delante del cartel de una película. Luego nos sentamos en las butacas de los Fylcines, en donde Javi Cervera nos hizo una foto. Estamos mirándonos mientras nos reímos: yo con un jersey de lana, un colgante y un piercing; ella con chaqueta gris y peinado vasco, el flequillo rubio recortado y largo por detrás.
Hicimos enmarcar esa foto, años después nos casamos y más tarde, un día antes de Nochevieja, nos divorciamos con un abogado que no sabía qué hacer porque cuando cogíamos el boli nos íbamos a nuestra esquina a llorar como boxeadores arrepentidos. Fuera era de noche, la ciudad estaba llena de luces y los bares repletos de amigos que se reencontraban en esas fechas. El buen hombre, alterado, nos obligó a firmar.
La foto me la llevé yo a mi nuevo piso, y cuando volví a enamorarme la dejé encima de un armario, metida dentro de una caja llena de recuerdos y muchos folios en los que había escrito las dos peores novelas de la historia de España y poemas aberrantes. Nos mudamos a otra casa y la caja la tiré a la basura cansado de ir con ella de un lado a otro 15 años. Roncagliolo dice que ninguna vida debe pesar más de 32 kilos; la mía pesa lo que mi iPhone, y procuro perderlo cada dos años. De aquel acto purificador salvé la foto, que preferí trasladar en otro momento para no ver al padre de mi chica cargando, entre cajas de vodka y libros de Sade, la foto del novio de su hija con su ex.
No volví a pensar en ella hasta que en una boda alguien me reconoció. «Tú eres...». «Sí, el del periódico». «No, el de la foto». Me dijo que vivía en mi anterior piso y que él y su novia tenían allí nuestro cuadro. Al verme dio un respingo, como quien reconoce a un muerto; había llegado a fantasear con que éramos dos de esos americanos que se utilizan para llenar marcos. Le dije que pasaría a buscarla, pero la olvidé otra vez con la facilidad excéntrica con que olvido las cosas que quiero. Meses más tarde mi ex dijo que se había encontrado con la chica del apartamento, y que había pegado el mismo respingo al verla. Nos estábamos convirtiendo en famosos.
La última Navidad sucedieron dos cosas. La más dolorosa es que se murió nuestro perro, el perro de ella, la compañía más perfecta que tendré en mi vida, y lo hizo en unas circunstancias horrorosas. La segunda es que alguien me dijo que en un contenedor de la calle Echegaray, frente a mi piso, había visto apoyada nuestra foto. Ya no quedaba nada de nosotros salvo nosotros, los encargados de rompernos.
Han pasado nueve años. Cerraron esos cines, como todos los cines de la ciudad, y no hay rastro de su peinado ni de mi piercing. Cuando nos vemos nunca tocamos el pasado, como si detrás de cada uno permaneciese el otro disecado, una figura de polvo que se derrumba si la rozas.

Después de varios meses el martes hablamos por teléfono. Casi al mismo tiempo, en un rastro de Pontevedra, entre libros viejos y máquinas de coser, un amigo se dio de bruces con la foto. Fue como encontrar en la feria un trozo de su propia vida. Hoy la tengo en Madrid al pie de la mesa. A ella aún no se lo he dicho: hay que vender periódicos. Es una víspera de San Valentín, el único momento en que el amor no termina, aunque sea porque no avanza. Demuestra todo lo que hay que sobrevivir para seguir siendo pasado.

Merecemos pasar hambre - Salvador Sostres

Merecemos pasar hambre - Salvador Sostres

LOS SINDICALISTAS de la planta embotelladora de Coca-Cola en Fuenlabrada han interpuesto una querella contra Sol Daurella y le piden tres años de cárcel. Alegan que la empresa vulneró su derecho de huelga porque recurrió a la producción de otras plantas embotelladoras para dar servicio a sus clientes. Los querellantes sostienen que ya es hora de meter a empresarios en la cárcel en nombre de la lucha de clases, del mismo modo que algunos sindicalistas han sido detenidos por participar en los siempre amenazantes piquetes, como si fuera lo mismo.
Lo mínimo que puede y tiene que hacer una empresaria sometida al inaceptable chantaje de una huelga, y además de larga duración, es procurar dar servicio a sus clientes por todos los medios posibles. Si Sol Daurella, presidenta de Iberian Partners, que es la empresa que aglutina las distintas plantas embotelladoras del Estado, puede abastecerse de otras plantas embotelladoras que no están en huelga no sólo es normal que lo haga sino que tiene la obligación de hacerlo de cara a las muchísimas personas que dependemos de nuestra Coca-Cola diaria para sobrevivir.
No hay nada que esté por encima de la libertad del cliente, y los empresarios que lo entienden, son los que ganan dinero. Los sindicalistas jamás lo han comprendido y por eso no sólo fracasan sino que encima hacen el ridículo.
Meter empresarios en la cárcel en nombre de la lucha de clases es el tipo de resentimiento que azuza Podemos y que a nadie beneficia. Los mismos representantes de Comisiones Obreras de todas las plantas embotelladoras de la marca, salvo la de Fuenlabrada, han pedido por carta a su secretario general, Ignacio Fernández Toxo, que «retire una querella sin sentido lógico alguno».
Se acercan tiempos decisivos. Podríamos cometer errores de consecuencias gravísimas. El ERE de Coca-Cola afectó a 1.100 empleados y 900 de ellos han llegado a acuerdos tan satisfactorios que es dudoso que continuar trabajando les hubiera salido más a cuenta. La huelga de los 230 que han enloquecido es estrictamente política.

Sol Daurella podría dejarlo todo y continuar siendo una de las mujeres más ricas de España. Si el premio que le damos a una señora que sin ninguna necesidad mantiene 4.000 puestos de trabajo es pedirle 3 años de cárcel, es que somos un país que merece pasar hambre.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Putas de autor - David Torres

Putas de autor - David Torres

Los artistas y las putas siempre se han llevado fenomenal, hasta el punto de que más de la mitad de los cuadros de los impresionistas y buena parte de los de los cubistas están poblados de señoritas de pago. Tolouse-Lautrec les pintaba las mejillas retozonas de absenta y Picasso las desfiguraba para borrar pistas con tanto ahínco que cabría sospechar si el arte abstracto no nació, como tantas otras cosas, en un prostíbulo.
–Pablo, ésta es la Madeleine, que todavía la reconozco.
–No jodas. Voy a ponerle más cubitos
En literatura la cosa se remonta a mucho antes de la bohemia, a los epigramas de Marcial por lo menos, y de ahí a los goliardos, a Villon y a Quevedo, una tradición que desemboca en Zola, Sartre, Cela y Simenon, que era un forofo absoluto del puterío. A Carvalho, Vázquez Montalbán le echó de novia a la Charo, una puta buena y triste que esperaba la redención imposible mientras el detective tonteaba en la cocina y alimentaba el fuego de la chimenea a base de versos.
Faulkner ya advirtió que la residencia perfecta para un escritor es un lupanar, ya que por la noche y hasta altas horas de la madrugada hay juerga, hay música, hay peleas, hay extraños que entran y salen y también hay un montón de historias que un novelista con el oído atento puede aprovechar en la calma cristalina y resacosa de la mañana. Con semejante bagaje artístico y literario a sus espaldas, era lógico que por lo menos uno de los comisarios de la SGAE se dedicara a recorrer burdeles en busca del canon perdido:
–Oiga, oiga, señorita, que me parece que está usted citando a don Federico García Lorca.
–¿Quién? ¿Yo? Yo a ese señor no lo he citado en la vida.
–Pero vamos a ver, ¿no era esto una casa de citas?
Pedro Farré, verde que te quiero verde, es un estajanovista de la prostitución que se encerraba en un reservado con varios litros de champán mientras las trabajadoras del local iban pasando para que les montara una auditoría. La clientela le hacía la ola al entrar pero, con la mojigatería habitual, a este señor lo están breando por su inquietud y su curiosidad, sólo porque iba a buscar cultura en los mejores lupanares del reino. Hombre, no querrán que buscase cultura en el ministerio o en la FAES. No, Farré acudía al centro mismo de la inspiración, donde los poetas malditos huelen las rosas trémulas de la vida y los músicos huérfanos escuchan la canción de la tierra.
Algunos clientes se quejaban porque Farré los dejaba sin existencias, pero no pretenderían que se tirase doce horas con la misma señorita, que eso ya sería vicio. Es conocida la anécdota del presidente Coolidge cuando visitaba una granja de pollos con su esposa y el encargado le dijo: “Su señora me ha preguntado que cuántas veces fornica el gallo en un día y le he respondido que por lo menos veinte veces. Me ha pedido que se lo diga”. “¿Todas con la misma gallina?” preguntó el presidente. “No, no, todas distintas”. “Digáselo a la señora Coolidge”.

Eso de la profesión más antigua del mundo es un mito, porque nunca ha estado muy claro si primero vino la puta o el recaudador de impuestos. Dicho de otro modo, nunca sabremos si fue antes la gallina o el huevo.Pp