lunes, 16 de diciembre de 2013

Langosta azul - José Luis Alvite

Langosta azul - José Luis Alvite

Querido Al: Llevo días dándole vueltas en la cabeza a la última noche que pasé a tu lado. Fue como la penúltima, como la anterior y como las que le precedieron, fue como la noche en que te conocí. Me despedí aquella madrugada con la misma fascinación con la que te saludé cuando eras algo nuevo en mi vida. Realmente nunca supe mucho de ti. Ni lo intenté. Me tomé en serio tu advertencia: "Soy un desconocido nena. Mi padre también lo era: Mi madre estuvo veinte años casada con él y supo quién era porque registró su cadáver". La Blanche Dubois de 'Un tranvía llamado deseo' también amaba a los desconocidos, y aunque no estoy a su altura literaria, confieso mi devoción por la gente que empieza una promesa en brazos de una mujer y la acaba en los brazos de otra. Lo de menos es al tamaño de la vida. Lo que cuenta, Al, cariño, es la intensidad de las cosas. Solías decir que tu primer matrimonio había resultado insulso y desesperante y que duró diez años pero sólo recordabas que en realidad fue como si todo aquel tiempo hubiese caído en jueves. Acabo de dar a la imprenta mi octava novela. No podría negar que hay mucho de ti en ella. Por algo la he titulado 'Ropa a la carta'. ¿Recuerdas, Al? La noche en que nos presentaron, hablamos largo rato sobre la elegancia. No nos poníamos de acuerdo. Entonces atajaste: "Vamos, nena, una mujer es elegante cuando viste a juego con el plato". ¿Recuerdas qué cara se le quedó al camarero cuando después de la ensalada de endibias le pedí langosta azul? Quedas invitado a la presentación de mi novela. Será en Patterson. Sé que corro un riesgo innecesario porque detestas salir del 'Savoy'. Cuesta creerlo pero te comprendo. Sé cómo te sientes ahí. Hubo momentos en los que me sentí así. Recuerdo que mis pies bailaban sobre los tuyos. Fue en el 74. ¿Lo recuerdas? No podría olvidarlo. Estábamos en el 'Savoy'. Fue allí la última noche que vi París.