martes, 31 de mayo de 2016

Teología de empresa y de Iglesias - Ánxel Vence

Teología de empresa y de Iglesias - Ánxel Vence

Probablemente convencido de que estaba ante el mismo demonio, un empresario preguntó el otro día a Pablo Iglesias si creía o no en Dios. Esta, como saben los teólogos, es una vieja prueba a la que se somete al Maligno para delatar su presencia cuando no resulta evidente el olor a azufre. Dado que la mayor astucia del diablo es hacernos creer que no existe, su contestación en casos así ha de ser necesariamente ambigua.
La respuesta de Iglesias fue mejor que la pregunta y de mucha más finura teológica, dónde va a parar. Dios, vino a decir, es un "significante en disputa", para añadir a continuación que su actual delegado en la Tierra, el Papa Francisco, afirma cosas muy sensatas. De su papismo ya habíamos tenido noticia anterior cuando el entonces eurodiputado jaleó con tuits de "¡Bravo, Bergoglio!" al pontífice que denunciaba ante el Parlamento de Estrasburgo el "secuestro" de la democracia por "los poderes financieros". Lo de Dios ya es nuevo.
Discípulo aventajado del expresidente Zapatero, el líder de Podemos aplica a la divinidad el mismo juicio que la nación le merecía al primer ministro socialdemócrata. Si para este el de nación era un "concepto discutido y discutible", para Iglesias, el inefable Ser Supremo constituye también un "significante en disputa". Lo expresan de distinta e igualmente alambicada manera, pero lo cierto es que están diciendo lo mismo.
Quizá sorprenda que los empresarios del Círculo de Economía convocasen a Iglesias para interrogarle sobre cuestiones teológicas, en lugar de las financieras que se suponen propias de su ramo. Pero todo tiene su explicación. Lo que querían preguntarle, en realidad -y así lo hicieron- es si el candidato a presidente o vicepresidente del Gobierno cree en la propiedad privada o les va a expropiar sus empresas.
Iglesias estuvo fino como buen teólogo de la escuela de Lenin y se limitó a decirles que profesa la fe en la "cultura del esfuerzo". Una respuesta que tanto vale para ensalzar al trabajador estajanovista como para dar coba a los emprendedores, aunque esto último resulte menos probable en su caso.
El jefe de Podemos había aventurado hace un año, cuando no se le invitó a participar en el encuentro empresarial, que tampoco le importaba gran cosa ese olvido. "No nos van a llevar a esta reunión a darnos caviar y vinos muy caros para poder hablar con nosotros", dijo entonces. Felizmente, ahora ha cambiado de opinión.
Gracias a la presencia de Iglesias en el círculo del dinero de Sitges se pueden plantear -y de hecho, se han planteado- graves asuntos de teología monetaria. No ha de ser casual, desde luego, que los empresarios le pregunten por la existencia de Dios, si se tiene en cuenta que ya Max Weber vinculaba la ética protestante, y en particular la de Calvino, con el espíritu del capitalismo.
Más aún que eso, la economía capitalista de mercado ha sido definida últimamente como una forma de "pensamiento único" o catecismo, que es rasgo propio de cualquier religión. Iglesias milita más bien en la doctrina adversa de la empresa pública y del Estado propietario de los medios de producción, lo que sin duda constituye un excelente motivo de debate para los teólogos del dinero.

Quizá así se explique la extraña inquietud de ese empresario que no pudo resistir la tentación de preguntarle a Iglesias sobre su creencia en la divinidad. A saber en qué Dios estaba pensando.

domingo, 29 de mayo de 2016

David y Pedro - Fernando Sánchez Dragó

David y Pedro - Fernando Sánchez Dragó

ANVERSO Y REVERSO de una noticia. Me entristece que David Jiménez haya salido del puesto de mando de este periódico, pero me alegra que sea Pedro Cuartango quien va a empuñar el timón. En buenas manos queda lo que en buenas manos estaba. Lo digo porque así lo pienso, no por razones de paripé ni, menos aún, de rendibú. Paradojas: es posible que a David, siempre deseoso de recobrar la libertad del reportero -¡Ah de Bangkok, camarada!-, no le haya entristecido su relevo tanto como a mí, y es también posible que al buen Pedro, sobre cuyos hombros va a reconstruirse ahora esta iglesia, su nombramiento le haya alegrado menos que a mí. Estoy seguro de que David sueña con volver a ser botones en Kabul, persona non grata en Pequín o bombero en Fukushima y me malicio que Cuartango, más amigo de Platón, de Wittgenstein y de la sophia perennis que de la actualidad a pie de obra barrida por el viento cada cinco minutos, ve con la melancolía con la que los lobos de mar contemplan la Fata Morgana cómo se pierde otra vez entre las brumas del incierto horizonte su nunca arriada esperanza de regresar a la Ítaca de su niñez burgalesa y de su juventud vivida entre las delicias intelectuales y sentimentales de un París que dejó de ser fiesta de Hemingway para convertirse en Disneylandia de turistas, en tiroteo de selfies y en casba de hashshashin que sustituyen el puñal del Viejo de la Montaña por los cinturones de explosivos del río revuelto de la primavera islámica. Decía ayer Cuartango en su columna sabatina que el periodismo no sólo es el mejor oficio del mundo, sino también uno de los más nobles porque en él es imposible hacerse rico. ¡Hombre, Pedro! Ricos se han hecho, y conste que no lo digo en clave de reproche, Anson, Pedro Jota y Cebrián, por poner tres ejemplos de fuste. En cuanto a lo otro, según, según. Fue, en efecto, un buen oficio el de los chicos de la prensa, pero.... ¿Ahora, Pedro? ¿Lo crees de verdad? Yo ya no, y eso que por mis venas corre la sangre de tres generaciones de periodistas que ejercieron ese oficio con honor. Pero no importa. Ahí va mi mano, amigos. Os deseo felicidad y acierto en vuestra nueva andadura, aun a sabiendas de que, por mucho que nosotros, los de entonces, sigamos siendo los mismos o creamos que lo somos, nada volverá a ser lo que fue cuando todos éramos más pobres y más felices.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Minusválidos de mierda - David Torres

Minusválidos de mierda - David Torres

En un centro de Educación Especial de Fuenlabrada han aparecido unas pintadas inquietantes presididas por la esvástica. “Minusválidos de mierda”. “Todos a la cámaras de gas”. “Muerte a los niños de las sillas de ruedas”. “Hail (sic) Hitler”. “Tontos, mongólicos, retrasados”. La última pretendía ser un insulto aunque más bien parecía una firma. El síndrome de Down es una enfermedad, pero la maldad y la ignorancia son algo mucho peor. Los nazis odiaban lo que ellos consideran seres inferiores, ya fuesen judíos, homosexuales, eslavos, enanos o enfermos mentales. Entre las minorías que fueron a parar a los hornos del Holocausto hubo también muchísimos discapacitados, puesto que, en sus delirios megalómanos por mejorar la especie mediante la eugenesia, los nazis pensaban que la eliminación de estas criaturas era beneficiosa para la humanidad.
He escrito el verbo odiar en pasado, aunque por desgracia los nazis siguen odiando en presente, en futuro, en indicativo, en imperativo, en subjuntivo y en condicional. En Austria, patria de Hitler, han estado a punto de ganar las elecciones. En Alemania, el Adf (Alternativa por Alemania) exhibe sin el menor pudor un ideario xenófobo a poco más de medio siglo de Auschwitz. De la mano de Marine Le Penn, el Frente Popular sigue creciendo en Francia. El pasado sábado un grupo de neonazis salió a protestar contra la inmigración por las calles de Madrid en una manifestación autorizada por la delegada del gobierno en Madrid, Concepción Dancausa.
Tan insólito como el permiso dado para que dichos especímenes patearan las calles de la capital (aunque no tan insólito dada la ascendencia falangista de la buena señora y dado el pedigrí ideológico del partido al que pertenece) fue su escasa participación: apenas un centenar de integrantes que cabían perfectamente en un par de autobuses y varios taxis. Sin embargo, lo que cuenta ante el fascismo no es el auge de la barbarie sino la indiferencia de la buena gente. Como advirtió Edmund Burke: “para que triunfe el mal basta que los hombres de bien no hagan nada”.

La salud de una sociedad, como la del cuerpo, no se cuenta por el número de órganos sanos sino por la cantidad de ellos que están enfermos. Y hay que estar muy, pero que muy mal de la cabeza como para permitir a unas alimañas clamar tranquilamente contra los inmigrantes, los que son de fuera, los que parecen distintos, los que tienen otras creencias y otro color de piel. Tan enfermo como para ver una simple chiquillada en una esvástica exigiendo la muerte para los niños en sillas de ruedas y las cámaras de gas para los minusválidos. En Rinoceronte, la magna fábula teatral de Ionesco sobre el embrujo del fascismo, los ciudadanos, que al principio los temen, se van transformando uno tras otro en rinocerontes, deslumbrados ante la impunidad de la fuerza bruta y el esplendor de la bestialidad. Cada una de estas señales nos anuncia que una de las peores pesadillas del siglo XX lleva camino de repetirse aunque aquí no hay peligro de que el fascismo vaya a volver, porque nunca se fue.

sábado, 21 de mayo de 2016

Lo importante es mear unidos - Julián Ballestero

Lo importante es mear unidos - Julián Ballestero

los concejales del grupo municipal de Ganemos Salamanca siguen adoleciendo de puntería.Tras sus disparos al aire contra la Semana Santa y contra la Policía Municipal, han vuelto a mear fuera de tiesto.
Ahora se les ha ocurrido proponer acabar con la discriminación por sexos en los urinarios públicos, de tal forma que los salmantinos, hombres y mujeres, meen todos en el mismo retrete, sin distinción de fuentes, chorros, distancias ni instrumentos.
Estamos por tanto ante otra de esas iniciativas que distinguen a la ‘marca blanca’ de Podemos en nuestra provincia y que tienen como denominador común su carácter estrambótico y disparatado,eso si,siempre desde una ideología titiriprogre y underground.
El objetivo confeso de los ediles con esta enmienda ‘antiapartheid’ es acabar con la duda existencial en la que se sumen los miembros de los colectivos de gays y lesbianas a la hora de elegir puerta para aliviar la vejiga en bares y discotecas, aunque el propósito final, también loable, es fomentar la convivencia, desinhibir al personal y provocar el jocoso comentario entre los evacuantes, con lo cual se contribuye de forma indirecta al bienestar y la salud de los salmantinos.
La iniciativa contará sin duda con el apoyo entusiasta de la muchachada de sexo varón, e incluso recibirá la comprensión de las chicas, acostumbradas en los últimos tiempos a mear contra pared por todo el casco viejo (¿cómo lo conseguirán?). Superadas sus reticencias iniciales, seguro que también las mujeres acabaran por aceptar la paridad en el excusado.
El alcalde y el resto de los grupos de la oposición deberían considerar seriamente la imposición de la norma sabiamente planteada por Ganemos, porque la costumbres y los usos de nuestra civilización son solo eso,meras
convenciones: en otros países se limpian con una mano y saludan con la otra. Y nadie se rasga las vestiduras.
Pronto veremos cómo el grupo municipal de Ganemos traslada a Salamanca la versión charra de esa curiosa iniciativa que impone el uso obligatorio del antiguo trapo como sustituto de las antiecológicas compresas y como alternativa de los agresivos tampones, siguiendo la propuesta de los ‘colegas’ de la CUP en Cataluña. Y más pronto o más tarde habrá una iniciativa para adoptar aquí el sistema de ahorro de papel higiénico aplicado en ‘la madre patria Venezuela’, del que existen
abundantes ejemplos visuales en Youtube (mejor no verlos) y que básicamente consiste en combinar un trocito de papel tamaño paquete de tabaco con un agujero y el dedo índice y/o anular.
No hace mucho los concejales de Ganemos ya dieron señales inequívocas de por dónde van sus tiros, cuando pidieron al Ayuntamiento que reduzca la visibilidad de los policías municipales que patrullan la noche salmantina. Decían entonces los discípulos de Pablo Iglesias que tanto uniforme pone nerviosos a los ciudadanos. De manera especial a los delincuentes, les faltó decir. Por algo ellos no han venido al Consistorio “a tocar las pelotas, sino a meter goles”, para lo cual no les hacen falta agentes, sino árbitros de vista corta.
Todas estas ocurrencias llegan al Pleno gracias a los asesores con los que cuenta Ganemos, que se llevan un pastón por colocar encima de la mesa unas propuestas destinadas a solventar los grandes problemas de la ciudad, que no son el paro y la pobreza, sino los insoportables apretones de vejiga.
Este es el aire fresco que han venido a traer a la política salmantina los genuinos representantes de los cabreados del 15-M, una revolución de los hábitos sanitarios que nos permitirá seguir siendo más o menos pobres, pero mucho más higiénicos. Nada de recuperación de los valores auténticos de la democracia, la separación de poderes, la transparencia, la persecución de los corruptos, la participación y el control de los gobiernos. Lo importante es mear unidos.

jueves, 19 de mayo de 2016

Impostores - Alberto Estella

Impostores - Alberto Estella

HAY que ser audaz, un desahogado, tener los güevos cuadrados, para apropiarse indebidamente del “puedo prometer y prometo” acuñado por el periodista Fernando Ónega y estrenado con notorio éxito por Adolfo Suárez en la antevíspera de las elecciones de 1977. El frescales de Pedro Sánchez lo ha hecho. La usurpación es inaudita, golfa, estridente, porque si Suárez representa algo en la memoria colectiva es su carácter dialogante, absolutamente con todos y hasta lograr la difícil concordia. Mientras que Sánchez se niega tercamente a dialogar, no con cualquier grupúsculo o partido minoritario, sino con el partido con más votos de España en los dos últimos comicios, y en las encuestas también en los próximos, mal que le pese al socialista.
Comprenderán que para un deudor histórico de Suárez, la usurpación resulte como la comparación entre los dos personajes—, irritante, obscena. Si no me llamaran racista, diría que es como comparar a Dios con un gitano. Con la suplantación de Adolfo, Sánchez se inscribe en lalarga lista de impostores, desde la mujer que se hacía pasar por Anastasia, presunta hija del último zar, hasta el villano que sigue cobrando la pensión del familiar fallecido, falseando su firma. Algunos recordarán aquel carota que, en la trágica búsqueda de dos niños ahogados en el pantano de Santa Teresa, se hizo pasar poco menos que por Almirante de la flota, para protagonizar las operaciones. Y aún está fresco el escándalo, propiciado por el inolvidable Caldera —cuanto le añoro, que como director de la Fundación socialista “Meas” estuvo pagando a tres mil euros por columna (algo menos de lo que a mí me pagan) a una supuesta Amy Martin, que ¡era el director de la institución!, Carlos Muías, encubierto por su esposa y testaferro Irene Zoé.
La desvergüenza y los faroles de Sánchez solo son comparables a la impostura de Pablo Iglesias. Aquel preparando un futuro gobierno, con un pronóstico de menos de noventa diputados sobre 350; y el coleta de Podemos, que es sencillamente comunista —como ha recordado recientemente con Anguita, entre abrazos y sollozos—, pero lleva años disfrazado de so-cialdemócrata norte europeo, que hace falta tener morro, tablas y tesón. Evocar al dialogante Suárez para prometer diálogo, cuando se encajona en un lazareto político de presuntos infectados, a siete millones y medio de españoles, es sencillamente una indecencia.

Evocar al dialogante Suárez para prometer diálogo, cuando se encajona en un lazareto político de presuntos infectados, a siete millones y medio de españoles, es sencillamente una indecencia