jueves, 12 de diciembre de 2013

Cine negro - José Luis Alvite

Cine negro - José Luis Alvite

Hace muchos años el jefe del 'Savoy' tuvo una buena racha y ganó dinero con el club. Aquello no duró mucho pero Ernie lo recuerda porque fue la primera vez en toda su vida que encargó una americana con bolsillos. ¡Dios!, a Ernie Loquasto se le pusieron verdes las yemas de los dedos. Sobornaba a todo el mundo: políticos, policías, fiscales, incluso sobornaba a la gente que le debía dinero. "Soy rico, puedo hacerlo", decía entonces, llevado por la euforia de su riqueza. Recuerdo que en el 54 un tal Sony Elstron le debía una buena cantidad de dinero y no había manera de cobrárselo. Pero cuando Ernie amasó su pequeña fortuna, llamó a Sony una madrugada a su mesa y le ofreció un soborno. No me lo vais a creer, pero Ernie le pagó 2.000 dólares para que le devolviese los 1.000 'pavos' que le debía. Y se quedó tan ancho. Ernie resolvía sus problemas al precio que fuese, aunque le saliese tan caro como aquel soborno. Con el dinero intentó Ernie producir una película en el Este para competir con "esos marines de Hollywood que pasean por Los Ángeles con sus perros vegetarianos". Fue un sueño. Ernie quiso hacer una película 'negra', la más 'negra' de la historia del cine. Le encargó el guión a un tipo muy miope al que el oculista más prestigioso de la ciudad sólo pudo prometerle que en el mejor de los casos, podría ver el interior de sus propios ojos. En el 'cast' quiso Ernie a una actriz exuberante, "ya sabes, una de esas chicas que te ahorran muebles". Un gángster de Trenton le ofreció a su fulana y Ernie la contrató sin prueba alguna. No era Ingrid Bergman pero, como es cribió Chester Newman en el ‘Clarion', "Jane Brackett reunía los requisitos que exigía Ernie para ser la chica de su cine oscuro: las tetas le tapaban el cuerpo". Fue terrible. Se repetía cada escena, incluso aquellas en las que salía en una silla de ruedas. La muy idiota era tan corta que incluso pronunciaba las tachaduras del guión. Fue una película ciertamente 'negra'. Y claustrofóbica. Fue como rodarla con una maleta. ¡Joder!, los exteriores se filmaron en una estación del Metro.Fue la primera y la última película que produjo Ernie Loquasto con su inesperada fortuna de los años cincuenta. 'El relámpago gris' la dirigió Jerry Hogan, un tipo de tercera división cuyas tres únicas películas con la Warner habían sido estrenadas en un desguace de coches. Un cortometraje suyo sobre el Holocausto fue considerado dibujos animados hasta que cayó en el olvido. Cuando Ernie le contrató en el 56, Hogan estaba acabado e incluso su madre le confundía con otro. La última oferta que le hicieron antes de aquel año, fue una buena suma de dinero para que no dirigiese 'El halcón maltés'. 'El relámpago negro' no fue un éxito de taquilla, ni de público, ni de crítica, pero Ernie cumplió su sueño de filmar cine auténticamente 'negro'. La secuencia más luminosa del filme es la de la partida de póker. La atmósfera estaba tan cargada y la luz era tan escasa, que los jugadores le prendían fuego a los naipes para verlos. El papel de Jane Brackett hubo de reducirlo considerablemente porque la fulana de aquel gángster de Trenton tenía problemas con los diálogos. Incluso ensayaba varias veces los espacios en blanco. Para justificar su silencio en muchas escenas de la película, el guionista decidió que Jane apareciese comiendo. Pero a Jane eso le pareció fuera de lugar. "No haré esas escenas con comida. No es elegante comer con la boca llena", dijo. El papel protagonista masculino se lo dieron a Jay Silverstein, un tipo muy veterano, actor en desuso, debilitado por la edad y por la mala vida. Pero era lo único disponible al alcance del presupuesto de 'El relámpago gris'. Ernie lo intentó con Sinatra pero nada más leer el guión, Frankie le pidió 100. 000 dólares por salir dos minutos de espaldas. 'El relámpago gris' se estrenó un día de semana a finales del 57 en un viejo cine con murciélagos. Fue un fracaso. Ernie recaudó lo justo para pagarla a la taquillera. El crítico del 'Clarion' le dedicó un comentario lacónico y sugerente: "Salí de la sala con la sensación de que habríamos visto la película si se apartasen los actores".