domingo, 28 de febrero de 2021

Señor, qué cruz - Santiago Juanes

 Señor, qué cruz - Santiago Juanes


Si alguien puede ponerle banda sonora a nuestra entrada en los felices veinte post pandémicos es “Lulu and the rockets” con su cantante, Clara Martín y su encantador aire “vintage”. Un nuevo tiempo en el que ya podremos prescindir de vivir como si no hubiera Semana Santa, ni gimnasios, barras en los bares y mesas en los restaurantes, ni centros comerciales, por ejemplo, como acaba de sugerir nuestro Gobierno regional, que en lógica consecuencia prepara un decreto suprimiendo las vacaciones y el carácter festivo del Jueves y Viernes Santo. Espero que ese decreto no elimine las torrijas. Vivir pensando en mañana es más aburrido que hacerlo como si no hubiera un mañana, que a veces pensamos que no lo habrá. Nada como swing y rock and roll para oficiar esa entrada en los nuevos felices veinte, y una buena sesión de soul con Victoria Mesonero -“No cantes Victoria”- para el momento de quemar las mascarillas en un auto de fe público en la Plaza Mayor y pasar de pantalla. Y a partir de ese momento, vivir lo que venga con el pellizco flamenco y gitano de nuestra Begoña Salazar, voz de las Migas, y olvidar lo que habremos dejado atrás, que es mucho e inolvidable. Canciones para después de una pandemia, podría decir nuestro Basilio Martín Patino, que tuvo entre sus discípulos a Chema de la Peña (imprescindible su 23-F) y formando parte de su cadena de valor a Mariela Artiles, la directora del documental que esta noche emite la “2” de nuestra Carmen Martín Gaite, y que nos recomienda en su Twitter el libro de David González Couso “El rastro del verano” como itinerario para leer a la escritora de “Entre visillos”. Ahora que el alcalde, Carlos García Carbayo, ha vuelto al tajo tras pasar la enfermedad, debería considerar el que la Plaza Mayor tuviese un medallón de nuestra escritora para inaugurar la verdadera normalidad y de paso incrementar el tono femenino de nuestro medallero. En su caso, también feminista. Lo que Alberto Estella escribió ayer de ella aquí debería ser suficiente para acreditar méritos. El relieve deberá tener muy en cuenta la melena y la boina de nuestra escritora, esa boina que uno vio cómo la agitaba mientras cantaba eufórica “Salamanca la blanca” el día que recibió el reconocimiento de la Institución Cultural “Alfonso X”, del inolvidable José Luis de Celis. Estuve en su entierro en la Sierra de Madrid, supongo que con su inseparable boina, en una tarde de verano luminosa y muy triste.

A Carmen, las salmantinas “Estrugenuinas” le hubiesen parecido divertidas y necesarias. La suya sí que es música para un 8-M, música “chirll-out” (no lo voy a traducir, pero póngase en lo peor) la que hacen las hermanas Ángeles y Carolina Álvarez, María Gómez y Elena Nieto, protagonistas esta semana del programa rodado en Salamanca por Ariel Roth, que ya no es aquel “tequila” que vino a volver del revés el pabellón de La Alamedilla en los años ochenta. No entraré en detalles, pero en aquel vestuario del grupo iban las botellas de mano en mano, que unas eran de fans y otras de ellos. Eran los ochenta.

Ariel ha derivado en un buen cronista musical y un extraordinario guitarrista Con él estuvieron nuestras “Estro” y su “chirll out” en el programa salmantino que veremos esta semana, casi coincidiendo con la llegada de las orondas esculturas chinas de Xu Honfei y el inicio de un pórtico cultural de la Semana Santa venido a menos, porque, insisto, hay que hacer como si no hubiera Semana Santa, que es un tiempo de potajes, bacalao y torrijas, que culmina en la estación de los hornazos. La pregunta al portavoz de la Junta si cree que después de la Semana Santa empezamos a vivir como si no hubiera verano. Señor, qué cruz.

miércoles, 24 de febrero de 2021

Aniversario ambivalente - José María Carrascal

Aniversario ambivalente - José María Carrascal


Convendría, además, recordar la máxima romana «Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla»

Hay fechas ilustres, que honran la historia de una nación. Como las hay deplorables, que la denigran. El 7 de marzo de 1467, cuando se firmaron las capitulaciones de boda de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, pertenece a las primeras al sentar las bases de una nación que poco después tendría el primer imperio en el que no se ponía el sol. Mientras la de cualquiera de nuestras guerras civiles señalaban la irremediable decadencia. Hay, sin embargo, fechas que combinan ambas cosas. El 23 de febrero de 1981 sin ir más lejos, cuyo cuarenta aniversario acabamos de, no me atrevo a decir celebrar, por lo que tuvo de deplorable, pero tampoco puede calificarse de lastimosa, porque al final

 no se cumplieron los peores designios y España pudo continuar su andadura hacia la democracia que acababa de emprender.

Los actos estuvieron acorde con esa tónica de recuerdo de los enormes riesgos corridos y de alivio por haber salido indemnes. Quiero decir, sin jolgorio ni gimoteo. Todo muy escueto, muy medido, muy meditado, pero sin olvidar ninguna de las piezas importantes. Aparte de que el país, con una pandemia que retrocede, pero está lejos de ser vencida, y de una situación económica que invita a todo menos a tirar cohetes, tiene asuntos tan graves como un problema territorial que cuestiona su integridad y unas diferencias brutales entre sus ciudadanos. Que ocho partidos no asistieran a la ceremonia advierte del ánimo, o más bien acrimonia que reina entre ellos, incluidos los afines ideológicamente. Con decir que los dos que forman gobierno encuentran cada día un nuevo asunto sobre el que discrepar, está dicho todo.

La atención estaba centrada en las palabras del Rey. Concretamente, en si aludía a su padre y de qué forma lo enfocaba. Felipe VI se mantuvo fiel a la línea que nos tiene acostumbrados: claro y preciso, Además del obligado llamamiento a la unidad, recordó que la democracia es una flor delicada que hay que cuidar y defender. Lo que le dio pie a recordar que fue la firmeza y determinación de Don Juan Carlos I lo que permitió, hace cuarenta años, el triunfo de la democracia. Seguro que a alguno no le ha gustado. Que hubiesen preferido que se refiriera a los últimos episodios de su reinado, incluida la salida del país y buscar refugio en otro donde todo tiene que serle extraño.

Pero lo que se conmemoraba este 23 de febrero era lo que ocurrió hace cuatro décadas y hace falta ser muy olvidadizo o resentido para obviar que Don Juan Carlos trajo la democracia a España y aquella noche, la salvó. Convendría, además, recordar la máxima romana «Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla».

jueves, 18 de febrero de 2021

El virus: algunos datos - Joaquín Leguina

 El virus: algunos datos - Joaquín Leguina


Quien esto escribe, amable lector, es (por oposición) Estadístico Superior del Estado y algo sabe del manejo de datos. Y desde esa pequeña autoridad le digo que los datos diarios de contagios no sirven estadísticamente para nada. En primer lugar, porque esa cifra depende del número de pruebas que se haga. De hecho, lo relevante no es que una enfermedad sea contagiosa sino que sea grave, pero se suele tomar como referencia el número de contagios diarios aunque la mayoría de los contagiados no tengan síntomas, santificando así a los PCR. ¿Qué probabilidad hay de que una persona elegida al azar entre la población esté perfectamente sana habiendo dado positivo en un PCR?

La cifra de falsos positivos está entre el 45% y el 85% de los testados, pues no es lo mismo la probabilidad de tener gripe si se tiene dolor de cabeza que la probabilidad de que duela la cabeza si se tiene gripe. Por lo tanto, insisto, la validez de esos positivos es, desde el punto de vista estadístico, más bien escasa. Por eso hace unos días la OMS aclaraba que los ensayos de PCR sólo están indicados “como ayuda para el diagnóstico”, por lo que deben combinarse con “observaciones clínicas, el historial del paciente, el estado confirmado de cualquier contacto y la información epidemiológica”.

En otras palabras: las únicas cifras inapelables son las de fallecimientos. También las tasas de ocupación de camas en las UCI tienen su importancia. Es a través de los fallecimientos como se llega a la conclusión más relevante: la variable que mejor explica esa sobremortalidad es la edad (una vez contagiado, a más edad mayor probabilidad de morir de Covid-19) y por lo tanto debería ser la edad la que marque el orden en que se vayan poniendo las vacunas.

El número de muertes a causa de la pandemia durante el año 2020 fue de más de 80.000 por encima de lo esperado (proyectando el número de muertes en 2018-2019 a 2020) y sumando las que van a ocurrir en 2021 se superarán las 100.000 muertes antes de que las vacunas acaben con la plaga. Pero es que una buena parte de esas muertes de más no son producidas directamente por el virus sino por la desatención sanitaria que el virus ha producido en enfermos con otras patologías. Escuché (en la radio) a una mujer que ha montado una asociación para protestar por la muerte a su hermana de 45 años a causa de un cáncer (imposible de diagnosticar por teléfono) y fue por teléfono como se le realizaron las consultas médicas a la fallecida.

Una más de las muchas tragedias, efecto secundario del maldito virus.

jueves, 11 de febrero de 2021

Vacúneme usted a ese obispo - David Torres

 Vacúneme usted a ese obispo - David Torres


Puesto que los primeros serán los últimos en el reino de los cielos, obispos, arzobispos y sacerdotes se han puesto a vacunarse como locos, saltándose los turnos correspondientes en el sistema sanitario para ceder su puesto en las filas celestiales a los agraciados que van a ir mucho más pronto que ellos, tosiendo y con los pulmones hechos un Cristo. No cabe mayor muestra de sacrificio y humildad que canjear una silla a la vera de Dios Padre por los siglos de los siglos a cambio de unos cuantos años más de achaques en este valle de lágrimas. Sin embargo, no deja de ser una operación arriesgada, ya que desde una perspectiva mundana, lo que parece realmente es que a estos ministros de la iglesia la vida eterna les importa tres pimientos y lo que pretenden es quedarse un rato más a disfrutar del pan, el vino y lo que venga.

Sí, muchos mal pensados creen que las altas instancias del clero están tirando por la borda todas las enseñanzas y doctrinas cristianas, como si en vez de una vacuna fuesen a recibir un jamón. Cuando de lo que se trata es precisamente de lo contrario, igual que esos banqueros y millonarios que no paran de ir a misa, rezando de rodillas y dándose golpes en el pecho, sin soltar ni un céntimo, acumulando riquezas y pecados uno detrás de otro, con católica abnegación, para que las ingentes masas de pobres sigan siendo pobres como ratas y que les abran de par en par las puertas de los cielos.

La modestia de estos siervos de Dios llega al extremo de quitarse la tiara y hacerse pasar por un peatón con sotana, como el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, que fingió que era un capellán en el registro de la Consejería de Salud para no distraer al personal. Anda que no es humildad, disfrazarse de capellán pudiendo haberse vacunado de obispo. Otro tanto hizo la plana mayor de la diócesis (su secretario personal, Maximiliano Caballero; el arzobispo emérito de Burgos, Franciso Gil Hellín; el canónigo de la catedral, Tomás Cascales; y el obispo auxiliar, Sebastián Chico), que acompañó al obispo en el mal trago como un solo hombre, un solo brazo y una sola casulla. Después comentaron que en ningún momento pensaron estar actuando mal y que creían que había vacunas suficientes. Dicho de otra manera: Dios proveerá.

En los primeros días de la pandemia se observó a ciertos mariscales del clero llamando a la oración, mientras que algunos sacerdotes se atrevían a luchar contra el coronavirus a fuerza de hisopos, bendiciendo poblaciones enteras montados en un coche o un helicóptero. En esto, como en tantas otras cosas, España señala al mundo el camino, demostrando que seguimos siendo la reserva espiritual de Occidente. Hay un par de medicamentos en pruebas, uno de ellos un antiviral made in Spain, que prometen una terapia exitosa contra la enfermedad, pero lo verdaderamente español es rezar mucho y confiar en los santos, que para eso tuvimos un ministro del Interior que condecoraba a la Virgen y usaba a su ángel de la guarda para que le ayudara a aparcar el coche. A Agustín de Foxá le preguntaron una vez por dónde andaba un ministro de Exteriores que era beato hasta extremos recalcitrantes. "Se habrá ido de curas", respondió. Al César lo que es del César y a Dios también lo que es del César.

sábado, 6 de febrero de 2021

Shock en Galapagar - Luis Ventoso


¿Qué pasaría en la villaserrana si se aplicasen las nuevas leyes de Podemos?

 viendo «Los Bridgerton». «Pero hombre, ¿cómo ves estas tonterías?». Iglesias se reincorpora de un respingo: «Pues es muy formativo. Explica perfectamente la lucha de clases». Irene se descalza para ponerse cómoda. Pablo apaga el Netflix y se le acerca con gesto serio: «Tengo que decirte algo importante». Irene arquea las cejas. Pablo carraspea, duda... Por fin arranca: «Irene, tras pensármelo bien, creo que en realidad soy una tía. Mañana voy a ir al registro a darme de alta como mujer. Vete buscándome una taquilla en el vestuario de tu club de pilates, que me apuntaré con vosotras. Seré... ¡una más!». Irene le arrea un chillido que hace temblar los muros de Galapagar: «Déjate de gilipolleces, ¿vale?, ¡que hoy no estoy de humor!».

Escena 2. Irene y Pablo se retiran a su alcoba-suite, en una de las alas de su villa. Al entrar, se encuentran a dos chavales con aretes en la nariz, cresta y camiseta desteñida tumbados en su cama fumándose unos petas. También tienen unas birras, y un can pulgoso, que deambula por la alfombra mordisqueando una pelota de tenis. «¡Pero qué coño hacéis aquí! Ahora mismo llamo a los picoletos de la garita y os vais a la puta calle!», brama Iglesias, el moño temblándole de ira. Los de la piltra ni se inmutan: «No puedes echarnos, colega, ¡somos okupas! Hemos entrado sin violencia, saltando el muro, y no tenemos otra vivienda a donde ir. Así que de acuerdo a la ley, aquí estaremos mientras dure el estado de alarma».

Inverosímil, por supuesto. Pero cierto. El jueves se aprobó el real decreto-ley 1/2021 de «Protección de los consumidores y usuarios», obra del Ministro de Consumo, el dirigente comunista Alberto Garzón. Prohíbe desahuciar a los okupas que entren sin violencia y carezcan de otra «solución habitacional». En paralelo, la ministra Irene Montero lucha por sacar adelante su «ley Trans», que instauraría la «autodeterminación de género», estableciendo que cualquier persona pueda cambiar de sexo simplemente con declararlo (la norma permitiría, por ejemplo, que Irene Montero, madre de tres hijos, pasase a ser considerada legalmente un gachó solo con manifestar tal deseo). Ya lo sé: hace solo tres años no nos habríamos creído que en breve viviríamos en un país donde su Gobierno apedrea el sentido común. Pero aquí estamos. Y casi callados. Gracias, Sánchez.

jueves, 4 de febrero de 2021

La palanca - Ignacio Ruiz-Quintano

 La palanca - Ignacio Ruiz-Quintano


El sanchismo quiere apalancar el cambio en Cataluña a sabiendas de que Sánchez va a estar en La Moncloa hasta que San Juan baje el dedo

-Lo llaman «buzoneo masivo universal». Les gusta la palabra «universal» porque es auto-explicativa. A mí, no. Yo lo llamo «buzoneo masivo». ¡50 millones de sobres con papeletas! Un bochorno para nuestro país, pues nunca sabrás quién ganó. «Eso lo detectarán los ordenadores», te dicen… ¿Los ordenadores?

 las primarias de su partido, y luego la vicepresidenta más «votada» de la historia) llame palanca al buzoneo es una pista. Se ve que a Kamala en las primarias sólo le votaron algunos vivos, pero en las presidenciales se llevó el voto de los extras del «Thriller» de Michael Jackson y hasta el de los Founding Fathers, cuyos nietos, ay, han descubierto la democracia del Pacto del Pardo, resumida por el rey moribundo en versión de don Claudio Sánchez-Albornoz:

-Cristinita, guarda el c…, y de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas.

«Deplorable», guarda el rifle (¡y la Constitución!), y de los Clinton a los Obama y de los Obama a los Clinton (¡o, si acaso, a los Bush!). Y de Romero Robledo, el ordenador con el algoritmo que «detecta» las veces que has votado.

El sanchismo quiere apalancar el cambio en Cataluña a sabiendas de que Sánchez va a estar en La Moncloa hasta que San Juan baje el dedo, o, para que los laicos lo entiendan, hasta que nos salga pelo con los crecepelos que oferta Iván Redondo, una vez aceptado por Casado el papel de Sazatornil (sin la gracia de Saza) de la MUD a la española vendiendo consensos como porteros automáticos, versión pijota («¡no se lo van a creer en Keeper!») del «Grand-être» comteano.

-Cujus regio…

lunes, 1 de febrero de 2021

Paseos de Cangas - Antonio Solage Lemos

 Paseos de Cangas - Antonio Solage Lemos


Que Cangas es un bonito pueblo no pueden 

negarlo ni sus detractores y no me refiero solo al centro: la Alameda Vella con su palco, el puerto y la orillamar, la iglesia, la plaza de abastos y la Alameda Nova con su capilla, pues por encima de todo Cangas posee dos joyas de las que sentirse orgullosos, sus magníficos paseos marítimos a ambos lados del pueblo.

El de Salgueirón, que partiendo de Piedra Alta se dirige a la fábrica de Massó y pasando por la antigua Ballenera llega hasta Areamilla (pasando el túnel podemos prolongarlo por el precioso entorno que nos llevará hasta Limens, Nerga, Barra y Cabo Home).

El otro, el paseo marítimo de Rodeira es urbano, más modesto, bastante más corto y menos espectacular, pero es el motivo de esta carta. Podemos empezarlo en el dique de Abrigo, seguir en Orillamar y Ojea y lo largo de la playa de Rodeira llegar hasta la playa de los Alemanes.

En el dique de Abrigo se construyeron, en contra de la opinión de muchos, unas casetas de marineros metálicas, demasiado altas y bastante feas que, además de privarnos de la vista de la ría, en los días de temporal del suroeste sus rejillas empiezan a silbar de manera ofensiva y van incrementando su desagradable sonido a medida que el viento aumenta en intensidad. Como este problema tiene difícil solución vamos a dejarlo como algo sin remedio.

Pero a donde quiero llegar es a la parte del paseo de la playa que va desde el aparcamiento de Casa de la Cultura hasta el inicio de la pasarela de madera, en la escuela de windsurf, detrás del cuartel de la guardia civil.

Este tramo de unos 150 metros tiene una línea de árboles que, además de su belleza, ofrecen su sombra a los paseantes y bañistas que se sientan en sus bancos para disfrutar de la vista e intentar protegerse de la canícula en verano.

Todos hemos sido testigos de cómo poco a poco los árboles centrales han ido desapareciendo, justo en el tramo de 60 o 70 metros que está enfrente de los tres magníficos chalets paralelos a la playa. Qué casualidad.

En una ocasión fui testigo de cómo, con nocturnidad y alevosía, una viejecita vaciaba una olla de agua hirviendo en la base de uno de los árboles jóvenes. Al intentar llamar su atención salió corriendo.

Me quedó claro que la causa de que estos árboles fueran desapareciendo justo en este mencionado tramo era que estorbaban, pues impedían la vista privilegiada de la ría a los egoístas propietarios y usuarios de los chalés.

Comenté el hecho con diferentes autoridades, desde el Seprona de la Guardia Civil hasta las municipales y la respuesta fue que, o no podían hacer nada sin pruebas como una grabación de vídeo del delito o, directamente, pasaron del tema.

Y así nos quedamos compuestos y sin árboles ni sombra en verano, porque unos desalmados sin escrúpulos no quieren perder sus privilegios. No les van a tapar la magnífica vista unos simples árboles y menos cuando pueden liquidarlos tan fácil e impunemente pues, al parecer, a nadie le importa.

En fin, lo que esta carta pretende es protestar contra este desatino y pedir al Concello que le ponga fin. Que vuelva a plantar los árboles y demuestre que es un gobierno progresista que no admite cacicadas dignas de tiempos pretéritos y advertir seriamente a los causantes del arboricidio para que permitan sin trucos el desarrollo de los nuevos.

Así lograremos que esta parte del paseo vuelva a lucir en toda su hermosura (y si la línea de árboles se extendiera desde el río de As Pontes hasta el otro río al final de la playa aún mejor).