miércoles, 4 de diciembre de 2013

Oveja marrón - José Luis Alvite

Oveja marrón - José Luis Alvite

Al padre de Larry el pianista le acusaron de asesinato en el 74 y le ejecutaron diez años más tarde. Fue un juicio sin garantías. A Larry Feldman Senior le presentaron a su abogado de oficio al final del juicio. El muy hijo de puta miró al viejo Larry de arriba abajo y le dijo: “Muchacho, lamento haberte conocido con motivo de nuestra despedida”. Los últimos años de Larry Feldman en prisión fueron desoladores. Tenía terribles dolores de estómago. El médico de la prisión le diagnosticó cáncer. En pocos meses, fue como si a Larry Feldman se lo hubiesen comido por dentro los topos. En una carta que le dirigió a su hijo, escribió: "Vivo una terrible lucha entre dos maneras de morir: el cáncer y la silla eléctrica. Maldita sea, a veces por las noches sueño que corro desesperadamente entre dos tipos que me quieren matar. Podría alejarme de uno pero corro el riesgo de adelantar al otro". A Feldman lo ejecutaron en la silla eléctrica en el 84. Cada aniversario Larry toca al piano la foto de su padre. El año pasado me dijo: "El gobernador del Estado desoyó varias peticiones de clemencia. Y cuando electrocutaron a mi padre, aquel hijo de mala madre me dijo que él únicamente se había limitado a echarle una mano al cáncer". En la silla eléctrica al viejo Feldman se le incendiaron los ojos y las ingles. En el periódico local escribieron que era la quinta vez que al alcaide se le quemaba la maldita barbacoa. A Larry Feldman senior hubo que apagarlo con un extintor. Con tanta espuma parecía una oveja marrón. Dice Larry que al cabo de tanto tiempo en prisión, su padre sólo aspiraba a caminarcien metros en línea recta. No es una broma. Seguramente ni siquiera es un sarcasmo. Pero anoche mismo Larry se retiró a un rincón con el recibo de la luz de casa. Y lo miró largo rato. Y no me lo vais a creer, pero le vi emocionarse como si el recibo de la luz fuese carta de su padre.