martes, 26 de junio de 2018

Contraseña - Juan José Millás

Contraseña - Juan José Millás

Si te empeñas en encontrar significados en todo lo que ocurre, acabas paranoico
Salí de casa a media tarde para diluir mis preocupaciones en un gin-tonic clandestino. Ya en la cafetería, quise ir al baño, pero estaba cerrado. El camarero me informó de que al lado de la puerta había un teclado numérico en el que debía marcar el 3101 para que se abriera. Me hizo gracia porque yo nací un 31 de enero. Bueno, más que hacerme gracia, me inquietó un poco. No me gustó, en fin, la asociación, pero tampoco quise darle demasiada importancia. Si te empeñas en encontrar significados en todo lo que ocurre, acabas paranoico. Regresé al aseo y en efecto, descubrí el teclado, que se parecía al de una caja fuerte. La caja fuerte de la mierda, pensé. La puerta, de metal, reforzaba esa idea de dispositivo de seguridad inverso, pues no era para evitar que se robaran los excrementos, sino para impedir que se depositaran. Imaginé que en ese instante se acababa el mundo y que dentro de 1.000 años unos espeleólogos forzaban la puerta y en vez de descubrir el cuerpo momificado de un faraón, se encontraban con un retrete sucio del siglo XXI. ¿Por qué esas medidas de seguridad?, se preguntarían.

El caso es que me dan miedo las puertas que se abren y cierran con mecanismos electrónicos. La idea de quedarme encerrado me horroriza, así que no entré, pero le proporcioné la clave a un indigente que había en la calle. La 3101, le dije mientras me dirigía al bar de al lado sin haberme tomado el gin-tonic, pues entre unas cosas y otras el hielo se había derretido y sabía mal. Los aseos del nuevo establecimiento no tenían contraseña secreta y estaban más o menos limpios, de modo que accedí a ellos sin problema, hice un pis preventivo (en realidad no tenía ganas, pero nunca se sabe) y pedí otro gin-tonic que me supo a gloria.

viernes, 22 de junio de 2018

En primera persona - Antonio Burgos

En primera persona - Antonio Burgos

Sánchez rompió a hablar como Belén Esteban, repitiendo lo de «en primera persona», que es el nuevo pronombre
No le pusieron la alfombra roja de los Oscar o los Goya... o del Circo Mundial, que también hay que decirlo. La que tendían a toda prisa dos empleados circenses vestidos como el que enseña el pizarrón de los kilos de los toros en la plaza de Las Ventas, y que volvían a retirar a tal velocidad que quedó como comparación popular:
-No me invites a otra copa más, que yo me lío antes que la alfombra de un circo.
No, no le tendieron la alfombra roja de las grandes bienvenidas cinematográficas. Pusieron a sus pies otra alfombra, cual una servil y aduladora Televisión Española en hora de máxima audiencia, entrevistado no precisamente por dos perros de presa, sino por agradadores del medio público, no por gente peligrosa de los privados. Y en cuanto a alfombra, alfombra, lo que se dice alfombra, ¿cuál mejor que una maravillosa de nudo español de la Real Fábrica de Tapices? Todo en un ambiente como de anticipado mensaje de Navidad. Faltaba un árbol con bombillitas al fondo, porque prontito va a poner un Nacimiento quien tomó posesión de su cargo de presidente del Gobierno con un taurino «dejadme solo» ante la Constitución, sin Crucifijo ni Biblia.
Hablo, como habrán adivinado, de la primera ascensión de Sánchez a los cielos de TVE ante los ciudadanos (y ciudadanas, por supuesto) que no habían tenido ocasión de escucharle el «esta boca es mía» desde que le mandó el camión de mudanzas a Rajoy a esa misma Moncloa en la que aparecía campechanamente sentado en el Salón de Columnas, en un sillón como de sala de espera de médico privado caro, caro, caro.
Me tragué enterita la entrevista con Sánchez, y saqué una conclusión: la inutilidad de la mayoría absoluta que le dieron los españoles a Rajoy, la más desaprovechada de la historia de la democracia. Sin mayoría de ninguna clase, con una ochentena de diputados, a golpe de decreto-ley, Sánchez ha llegado y pum, pum, pum, como si tuviera mayoría absoluta. Ha hecho antes de sus 100 primeros días todo lo que Rajoy no se atrevió en dos mandatos: decir «aquí estoy» yo. Tras dar 9 millones de euros a los sindicatos para callarles la boca y que no haya más manifestaciones de jubilados, ha ido al grano de la barra libre de la sanidad universal, a la subida de las pensiones, a acoger demagógicamente al Aquarius cuando a las costas de Andalucía llegan a miles los inmigrantes en patera sin que se monte el numerito de bienvenida que se organizó en Valencia... Con una birria de minoría parlamentaria, Sánchez ha borrado del mapa a Ciudadanos; de modo que cuando sale Inés Arrimadas por televisión, en vez de decir «a esta es a la que voy a votar», se pregunta uno: «¿Pero Ciudadanos existe todavía?». Ah, y anunció Sánchez en el besahuevos de TVE algo que nos quita el sueño a los españoles, eso sí que es un problemazo de verdad: que Franco está todavía enterrado en el Valle de los Caídos. Sus muertos, lo que le gusta a esta gente un cadáver para arriba y para abajo, de rojos o de nacionales, con tal de que nos olvidemos de lo fundamental, que es que Europa cada vez nos echa menos cuenta y que se está empezando a derrochar el dinero público que veremos a ver la deuda que dejó Rajoy dónde va a llegar.

Pero sobre todo lo que más me sorprendió de Sánchez es que rompió a hablar como Belén Esteban, repitiendo una y otra vez lo de «en primera persona», que es el nuevo pronombre que sustituye al «yo» en tertulianés vulgar. Perdí la cuenta de la de veces que dijo que iba a hacer algo o que sabía algo «en primera persona». Él. Y de convocar elecciones, ni mijita. Este agota el mandato y va por la mayoría absoluta. Actúa como si ya la tuviera. ¡Igualito que el timorato Rajoy que nos ha llevado a esto!

sábado, 16 de junio de 2018

Camino de Santa Pola - Fernando Ónega

Camino de Santa Pola - Fernando Ónega

No es todavía la retirada definitiva. Sigue siendo presidente del PP hasta el 21 de julio, cuando otra persona -permítanme decir que Alberto Núñez Feijoo- asuma la sucesión. Pero ya no veremos más a Mariano Rajoy Brey en su escaño del Congreso de los Diputados. Ayer renunció a su acta. No es una renuncia cualquiera. Es el cierre de una de las más largas páginas personales de la política española. El próximo 20 de octubre se cumplirán 37 años de su elección como diputado en el Parlamento de Galicia.
Desde entonces hasta hoy se ha dedicado a la función pública en su integridad. Lo ha sido todo: diputado, concejal, presidente de Diputación, varias veces ministro y presidente. Es una vocación política firme, hasta el punto de pedir la excedencia como registrador de la propiedad, profesión a la que ahora retorna. La historia le juzgará, como a todos los presidentes. Y le anotará defectos y virtudes.
Pero, diga lo que diga la historia, Mariano Rajoy Brey es un personaje fundamental en los 40 años de democracia española. Conservador convencido, supo marcar la frontera entre la derecha europeísta y la extrema derecha, que existe en su partido. Mantuvo una fuerza política unida, lo cual es meritorio en un conservadurismo que siempre se distinguió por su capacidad de intriga y disgregación.
En su currículo figurarán muchos valores, siempre situados entre la realidad demostrable y la leyenda mágica. Creo que pertenece a la leyenda su proverbial intuición para medir los tiempos. Y creo que se ajusta a la realidad su calma para adoptar decisiones: la más notable, haber aguantado impasible para evitar que España fuese intervenida. Y ganó.

Su último gran mérito ha sido la recuperación económica. Sus últimos grandes deméritos, no haber podido combatir la desigualdad social, no haber percibido a tiempo la gravedad del problema de Cataluña y no haber sabido borrar la imagen de corrupción dentro de su partido. Y creo que su gran fallo, haberse rodeado de un grupo de políticos duros, que hicieron del PP un partido antipático para el resto de los partidos. La moción de censura que le derribó es consecuencia de esa antipatía. Se votó contra el PP, no a favor del PSOE. En la hora de la penúltima despedida, este cronista le dice adiós con alguna emoción. Hubo mucho Rajoy en nuestra vida. Y hubo mucha España en la vida de Rajoy. Perdemos un valor político, al margen de ideologías. Me costó trabajo verlo salir de La Moncloa. Hoy me cuesta imaginarlo en una oficina de registrador. Ahora bien: del escaño no lo echa nadie; se marcha por propia voluntad. Y confieso que no sé poner un adjetivo. Dudo entre aburrido, decepcionado, desengañado y voy a decirlo: quizá un poco asqueado.

Cuando solo caben gestos - Carlos Herrera

Cuando solo caben gestos - Carlos Herrera

¿Sabe el Gobierno de Sánchez hacia dónde va, más allá del buenísmo gestual?
Vale, ha dimitido Huerta (o ha sido invitado a dimitir). Ha sido nombrado Guirao, que es exactamente el polo opuesto, el yan del yin o el yin del yan. Se ha producido una crisis espectacular en la selección española de fútbol a cuenta del fichaje de Lopetegui por Florentino. Y Urdangarin va a entrar en la cárcel para alivio de la Institución Monárquica. En principio todo está bajo control. El ministro inadecuado ha dejado el cargo y el nombramiento del nuevo da a entender que la primera idea era incorrecta. El cuñado del Rey va a pasar a la sombra unos cuantos meses ( no es Pedro Pacheco, con lo cual en poco tiempo tendrá a su alcance beneficios penitenciarios merced a la buena conducta que sin duda exhibirá), y lo del fútbol ya veremos en lo que acaba: igual les da a los muchachos de la selección por jugar de filigrana y nos callan la boca a todos los que creemos que la inestabilidad despista mucho a los futbolistas. Vale, digo. Pero, ¿qué futuro aguarda a un Gobierno que, sustentado en 84 diputados, pretende ser la reinvención de Adán? La ministra de la cosa energética decía ufana y suficiente en Bruselas ante un estupefacto Arias Cañete: «España ha vuelto». No sabíamos que España se hubiera ido a ninguna parte, ni que una individua de relevancia media pudiera significar la vuelta de España a parte alguna, pero la propia y desahogada alocución muestra la falta de complejos de un gobierno que cree que tiene más sustento del que en realidad señala el reparto de escaños. Una vez acabado el efecto pirotécnico del nombramiento de ministros por goteo, toca meter gol, ponerse a gobernar más allá de los gestos de bondad inevitable e infinita que puedan mostrar los mediáticos ministros. El barco Aquarius como ejemplo. El Gobierno de España, a falta de envergadura legislativa, va a necesitar no pocos casos como el de la tragedia de los inmigrantes subsaharianos para mantenerse en la apariencia de operatividad. El barco de la ONG francesa ha sido una oportunidad perfecta para mostrar, además de humanidad, iniciativa política europea y cierto exhibicionismo bondadoso no exento de artera intención. Todo lo que puede esperarse de este Gobierno cabe dentro de gestos como el relativo a la acogida de estas seiscientas personas amontonadas en un par de barcos. No esperen desarrollos legislativos porque no hay base suficiente para iniciativa alguna: 84 da para lo que da, y todos los demás no están por favorecerle empresa alguna (este puede ser el Gobierno al que también se le caiga algún ministro por menudencias varias). Pero a lo que iba: en los próximos días viviremos informativamente involucrados en la suerte de seiscientos y pico refugiados que van a llegar a puerto español: hombres y mujeres a los que habrá que atender, alimentar, acondicionar y acoger familiarmente, a los que habrá que ofrecerles la oportunidad de defenderse en nuestro medio, convertirse en seres libres y poseedores de plenos derechos. Nada que objetar. Pero este Gobierno de mercadotecnia gestual, ¿tiene previsto qué pasará con el próximo barco que llegue a nuestros puertos? ¿Sabe lo que va a argumentar cuando le afeen el mantenimiento de las concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla? ¿cómo diferenciará el derecho a ser refugiados de unos y la expulsión de otros?.

Hasta la presente, y solo llevamos una semana, un niño nacido hace quince días habría conocido a dos presidentes de gobierno, dos seleccionadores nacionales, dos entrenadores del Real Madrid y tres ministros de cultura; y al paso que vamos no es descartable que caiga alguno más. Son tiempos convulsos e inestables, de una insoportable levedad. La pregunta, evidentemente, es: ¿sabe el Gobierno de Sánchez hacia dónde va, más allá del buenísmo gestual?

martes, 12 de junio de 2018

Es horrible ser inválido, pero hay que luchar”

“Es horrible ser inválido, pero hay que luchar”

Javier era conductor de autocar cuando empezó a fallar la vista, las piernas... Por primera vez oyó la palabra esclerosis
DICE que es un privile­giado. Su vista se esfu­ ma, se desplaza en silla
de ruedas y tiene reconocida una minusvalía del 96%. Pero insiste en que se siente privilegiado. “Tengo amigos, que es importan­ te, una familia que es lo mejor que existe y creo que la asisten­ cia médica que recibimos es muy buena. No todos los enfermos de esclerosis pueden decir lo mis­ mo”, afirma Ángel Javier.
Su relación con una enferme­ dad de la que nunca había oído hablar arranca hace 14 años. Era conductor de autocares y le apa­ sionaba su trabajo, pero empezó a percatarse de que su vista se borraba. “A la esclerosis la lla­ man la enfermedad de las mil ca­ ras porque a cada persona le afecta de una manera diferente”. Tras un “tortuoso” proceso de diagnóstico —aseguran que este paso ha cambiado mucho, para mejor—le hablaron de esclerosis múltiple. “No sabía nada. Buscas en internet y es un fallo porque vez cosas que son ciertas y otras muchas que son mentira”.
Los especialistas le dijeron que terminaría perdiendo la vis­ ta, así que se afilió a la ONCE. Fi­nalmente no se ha quedado ciego, pero hace ocho años aparecieron
Ángel Javier todavía puede caminar “No me fallan las fuerzas, lo que me falla es el equi­librio”, aclara—, pero el cansan­cio es enorme y para desplazarse depende de la silla de ruedas. El suyo es un caso de vitalismo. Ge­rardo Alonso, presidente de AS­DEM, asegura que “muchos enfermos de esclerosis caen en de­ presión y evitan venir a la aso­ ciación para no ver a otros enfermos que están peor, porque es como un reflejo dejó que te es­ pera”. Ángel sabe que lo que le espera también será peor, porque su esclerosis es progresiva, y con brotes, pero aún así opta por son­ reír: “Yo creo que a mí esta enfer­medad me ha hecho más lucha­dor. Antes no lo era tanto. Tene­mos una dificultad enorme, pero no es imposible. Me esfuerzo y trato de caminar, aunque las piernas no quieran. Tenemos tra­tamientos para controlar los bro­tes. Cada caso es diferente, pero hay que pelear”.
Ahora valora mucho más ca­ da minuto con su familia, cada charla con amigos o sus ratos de lectura. La esclerosis le robó la sensibilidad de las manos y no pu­do aprender braille, pero siempre encuentra una voz humana o del ordenador para leerlo cada mañana.
Mañana, jornada de cuestación en 9 puntos de la ciudad
La Asociación Salmantina de Esclerosis Múltiple organiza mañana una jornada de cuesta­ción para recaudar fondos que destinarán a sus programas de ayuda. Se habilitarán desde las 10:00 mesas informativas y huchas en Plaza Mayor, plaza del Liceo, avenida Portugal, Gran Vía, paseo de Canalejas, puerta Zamora, María Auxiliadora y ave­ nida Villamayor. “El propósito es visibilizar la enfermedad y recau­dar fondos que son necesarios”, explica Leticia Pedráz.

Un manifiesto con un decálogo de reivindicaciones Gerardo Alonso, presidente de ASDEM, leerá a las 20:00 de mañana un manifiesto pidiendo más apoyo gubernamental para la investigación y visualización de la enfermedad. Reconocimiento del 33% de discapacidad desde el diagnóstico, compromiso empresarial para la contrata­ción, menos recortes en subven­ciones, o acceso a tratamientos los brazos, las manos... Es un problema pero hay que luchar”.

domingo, 10 de junio de 2018

Ángel Javier Martín, enfermo de esclerosis múltiple: “La dificultad es enorme pero no imposible. Tenemos que luchar” - Salamanca24hora

Ángel Javier Martín, enfermo de esclerosis múltiple: “La dificultad es enorme pero no imposible. Tenemos que luchar” - Salamanca24hora

Ángel Javier Martín Vicente era conductor de autobuses, un trabajo que le apasionaba. Un día comenzó a notar problemas de visión que, con el paso de las semanas, se fueron acrecentando. Apenas podía ver, por lo que la búsqueda del diagnóstico fue tortuosa tanto para él como para su familia, y se alargó bastante tiempo. El nombre fue claro y rotundo: esclerosis múltiple. Una enfermedad que le cambió la vida.
Casi quince años después, Ángel Javier sigue batallando. No se rinde, pese a que los síntomas pasaron de los ojos a la movilidad. Postrado en una silla de ruedas, este jueves participará activamente en la cuestación que la Asociación Salmantina de Esclerósis Múltiple realizará en la ciudad para visibilizar la enfermedad y mostrarle a los salmantinos los problemas diarios que sufren tanto quienes la padecen como los que la viven muy de cerca en sus familiares o amigos. 
"Se la conoce de forma común como la enfermedad de la 1.000 caras, porque a cada persona le afecta en los primeros compases de una manera distinta", explica Ángel Javier. "En mi caso fue la vista, pero lo más habitual y lo que suele provocar que los enfermos acudamos al médico por primera vez son las dificultades en las piernas, manos y brazos. En mi caso, el primer diagnóstico señaló que iba a perder la vista. Quince años después puedo ver, pero tengo un 96% de minusvalía que me impide realizar tareas comunes. La dificultad es enorme, pero no imposible. Los enfermos de esclerosis tenemos que luchar porque no nos queda otra. Aún así, yo me considero afortunado", afirma con optimismo.
Y lo dice porque, como señalan desde la asociación, la mayoría de las personas que acuden a su sede en busca de ayuda residen en la ciudad; pero hay muchos enfermos que habitan en zonas rurales y no pueden recibir la asistencia necesaria. Ángel afirma que la asociación es una de las mejores cosas que le han pasado desde que comenzó su íntima relación con la esclerosis múltiple. "Llevo en la asociación seis años y estoy muy contento, porque aquí he podido conocer a otras personas afectadas por la esclerosis múltiple que comprenden todo por lo que estoy pasando, que te ofrecen un apoyo entusiasta y que te escuchan", dice.

Por ellos, por personas tan valientes como Ángel, los voluntarios de ASDEM saldrán este jueves, 7 de junio, con sus huchas a las calles de Salamanca. Para que, en el futuro, la sociedad pueda saber más de una enfermedad tan caprichosa como la esclerosis múltiple, que afecta a las personas cuando acaban de empezar sus proyectos vitales.