jueves, 26 de marzo de 2015

Pedro Reyes, el infinito estrecho - David Torres

Pedro Reyes, el infinito estrecho - David Torres

“El cielo es infinito, pero muy estrecho” decía una vez Pedro Reyes en un soliloquio delirante en el que contaba que, tras su propia defunción, se iba al cielo y se encontraba a Dios tejiendo un pullover y a un tío suyo que se había muerto de asco. La frase, como tantas de las suyas, era una genialidad, un descubrimiento, una iluminación, electricidad hecha risa, pura matemática del absurdo donde dos y dos sumaban lo que a él le diera la gana. Por ejemplo, una vaca. Con Pedro Reyes descubrimos que el surrealismo no era únicamente una cosa rara que se estudiaba en los libros y que daba trabajo a pintores, escritores y cineastas, sino una cierta forma de mirar el mundo que a la postre resultaba mucho más saludable, divertida y exacta que los tristes ojos de rumiante con que lo miramos todos los días. Oír una cualquiera de esas historias disparatadas que parecían ocurrírsele según abría la boca (y que en realidad estaban medidas al milímetro) era un paréntesis de felicidad, un orgasmo de inteligencia, sexo sin condón pero con los pantalones puestos.
Fue uno de los pocos cómicos capaces de enfrentarse cara a cara al público, a calva descubierta, a bigote limpio, sin un compañero, sin un acordeón, sin un traje de payaso, sin un repertorio de chistes. En El club de la comedia, la ácida película de Scorsese sobre el arte de hacer reír, Robert DeNiro tenía un largo monólogo inicial en el que tenía que luchar contra el público hostil y malhumorado de una sala de fiestas, y años después confesó que era la escena más dura que jamás había hecho. Un cómico en solitario es un kamikaze del espectáculo, un francotirador de carcajadas, un saxofonista sin saxo; no puede escudarse detrás de un instrumento, ni de un guión de comedia, ni de un muñeco de madera: él es a la vez marioneta y ventrilocuo, piano y pianista, escenógrafo y escenario. Por eso muchas veces parecía que se volviera loco, se desmadraba, se ponía unas chaquetas disléxicas, se mordía la lengua para amagar un puñetazo y empezaba a dar alaridos demenciales. La suya era una locura controlada, amable, inofensiva, aunque al terminar el número muchos entre el público saliéramos apretándonos el bajo vientre de la risa, dolorido como si nos acabaran de dar una paliza.
Tenía pinta de científico chalado, de poeta romántico, la calva desmelenada, el bigote filósofo, una gárgola de acento andaluz que practicaba un humor gótico, una poesía desaforada y violenta en la que se mezclaban el cine mudo, el teatro pánico, el circo, la greguería, el kung-fu de pasillo, la voltereta mental y el exorcismo. Todavía recuerdo la última vez que lo vi sobre un escenario, en una edición de La Risa del Bilbao, la tormenta de carcajadas con que arrasó la sala, y luego, al acabar, la tranquilidad con que salió a tomarse unas copas con nosotros, como si junto con el traje se hubiera despojado de la piel del loco que le había poseído durante casi hora y media.

Una vez se enamoró de una vaca en una conferencia esotérica por culpa de una mirada que le golpeó en plena nuca: “la energía ni se crea ni se destruye, pero siempre me da a mí”. Este número de zoofilia radical acababa con el enamorado intentando ligar a saltos con una mosca. Anoche se nos marchó a traición, con esa brusquedad suya que era también timidez, educación, ganas de no molestar, se fue del brazo de la nada, rumbo a un cielo infinito pero seguramente demasiado estrecho.

viernes, 20 de marzo de 2015

Je suis Jean Charlie de Borbón - David Torres

Je suis Jean Charlie de Borbón - David Torres

Nadie hace más por ampliar los límites de la libertad de expresión que un censor. El último, Bartomeu Marí, director del MACBA, ha prohibido la exposición de una escultura para no ofender al célebre monarca campechano, sin caer en la cuenta de que, al prohibirla, le ha proporcionado una difusión urbi et orbi. Hot Couture 4 Transport, un mamotreto horrendo cuya encarnación física habrían visto aproximadamente trescientas personas, ayer se convirtió en una Gioconda planetaria en versión viral. No se sabe si la cancelación y su repentina fama mundial le habrán hecho más daño al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, a la institución de la Corona, o al arte escultórico en general.
Ines Doujak ha conseguido lo que ya parecía casi imposible en la escena del arte contemporáneo: un gran escándalo. Se puede ofender a Alá, pero al rey Juan Carlos no, lo cual da una interesante perspectiva teológica sobre la monarquía española. Hace sólo unos días, la inefable Ana Botella consiguió una publicidad inesperada para Soziedad Alkoholika al vetar un concierto del grupo porque podía escandalizarse el personal. Lo hizo en aras de las buenas costumbres, no por el daño infligido a la música, lo cual hubiese sido una decisión igual de injusta aunque menos arbitraria. Más ofende a las musas Julio Iglesias y le dan medallas.
Marí tenía una excusa a mano bien sencilla, estética y nada política, para prohibir la visión pública de la obra de Doujak: que su estatua es más fea que pegar a un padre el Día del Padre. O sea, hoy. Sin embargo, esta polémica decisión anularía de inmediato buena parte de las galerías del MACBA, del MOMA, del Reina Sofía y cancelaría ARCO por los siglos de los siglos. No, a Doujak la censuran por ser en exceso explícita, por confesar directamente el motivo de su inspiración: un retrato, una alegoría que refleja las relaciones entre “La bestia y el soberano”. El conjunto escultórico representa una sodomización en trío perpetrada encima de unos cascos bélicos; la primera figura está a cuatro patas ramoneando unas acelgas, la segunda, arrodillada detrás de él y dándole bien por saco, lleva un casco quizá de minero; y la tercera, de pie, cerrando el círculo, consiste en una especie de perro lobo o de lobo perro, vete a saber.

Al primer golpe de vista (es difícil echarle dos), y sin haber leído el texto de la noticia, la figura receptiva y ramoneante me pareció vagamente inspirada no en el rey Juan Carlos, sino en Manuel Torreiglesias, el presentador de Saber vivir. Contemplada desde esta perspectiva, la escultura (o lo que sea) parece un anuncio del programa, una invitación a la vida sana: haz el amor, no la guerra. Y también: come mucha verdura y folla mucho, puedes hacer las dos cosas a la vez, e incluso practicar la zoofilia, si te apetece y, sobre todo, si le apetece al perro. No obstante, al teledirigir burdamente los ojos del espectador para que vean lo que ella quiere que vean, Doujak se ha cargado la ambigüedad, uno de los principios fundamentales en la recepción de cualquier obra de arte. Recuerdo que una vez, plantado delante de un monigote retorcido muy parecido a una boñiga al óleo, un joven se echó a reír a carcajadas y el pintor, allí presente, le reconvino porque no se había fijado en el título de la pintura: “Auschwitz”. El joven, secándose las lágrimas de la risa, respondió: “Perdona, hombre, pero la culpa es tuya. Haberlo pintado bien”.

miércoles, 18 de marzo de 2015

El escritor y periodista José Luis Alvite era un pensador desde los márgenes - Israel Sanmartín

El escritor y periodista José Luis Alvite era un pensador desde los márgenes - Israel Sanmartín

Desde allí intentaba construir pensamiento en la distancia de lo oficial y de lo común. Pero esa distancia no era un lugar sino un espacio imaginartidad y de provincianismo.
Estamos a dos meses de la muerte de José Luis Alvite, un pensador desde los márgenes, donde el margen no es un espacio físico sino una distancia. Una distancia que se construye a partir de un estado filosófico cionaresco, ificado por so que construía Alvite en relación a esos dos elementos. Es la novela de Eduardo Blanco Amor, A Esmorga. Una obra importante dentro de lo que se ha cimentado como canon de la literatura gallega. La novela es la historia de tres personajes que podríamos considerar outsiders y sus aventuras y desventuras durante tres días (curiosamente triunfa ahora en el cine). El ambiente claustrofóbico y extremo de la novela tiene un fin “abierto” y apocalíptico o de Alvite lo podemos buscar en Ciorán, en ese reducto de pensamiento optimista dentro de los relatos más pesimistas que podemos elaborar. Todo en esa búsqueda de vientos para navegar en sentido contrario y en esa máxima cioranesca de que “la vida no tiene sentido por eso hay que vivirla”. Por supuesto, que toda la visión antropológica heideggeriana de “ser hacia la muerte” está en Alvite en un sentido existencial y no desde un punto de vista político, como han mostrado algunos filósofos del siglo XX. 
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Blanco Amor, Ciorán y Heidegger son lasrelato oficial de los acontecimientos reales. Su etapa en el periódico compostelano la continua en otro diario histórico gallego, La Voz de Galicia. Allí convivió en una redacción encabezada localmente primero por Álvarez Pousa y después por el excepcional  Xosé López Morgan. Alvite formaba parte de un grupo de periodistas con mucho talento y oficio (Ignacio Carballo, Lois Blanco, Manuel Beceiro, Luis Villamor, Concha Pino, Fernando Varela o Quique Alvarellos) entre los cuales estaba Nacho Mirás Fole (quien ahora triunfa con El peor momento de mi vida), a quién nombró su sucesor antes de fallecer. En esa casa escribió sobre personajes y lugares de la ciudad de Santiago, enseñándole a sus lectores cómo alejarse de la comodidad burguesa de una ciudad de provincias, de cómo pensar y comprender Compostela desde otra mirada y de cómo prevenirse contra la coerción estructural de todos aquellos que quieren ejercer de notables en un espacio tan “blancoamorista”. La entrevista y la columna fueron sus medios naturales. Por ellas desfilaban todo tipo de personajes que convertía en reflexiones y pensamientos sus diálogos. Más que entrevistas periodísticas eran diálogos filosóficos y existencialistas con sus entrevistados. Sus columnas eran puro pensamiento sartreano. Esta etapa en el diario coruñés se truncó en 1995 cuando el propio Alvite reconocía que una “mano negra” lo había llevado al ostracismo. Ante esas tinieblas, Alvite se dirige a presentar su dimisión al por entonces director del diario de La Voz de Galicia, José Luis Gómez, quien sería decisivo para su lanzamiento a nivel nacional. José Luis Gómez, que era además antiguo compañero de Alvite en El Correo Gallego y sobre todo amigo, se queda estupefacto ante la situación y le dice que espere.
De la mano de José Luis Gómez y con Emilio Rey de editor, unas semanas después empezó a publicar su artículo en la contraportada de Diario 16, que era un barco a la deriva que daba sus últimos coletazos bajo capital gallego, pero que sirvieron a Alvite para ser conocido más allá de Ponferrada. Del diario fundado por el histórico Juan Tomás de Salas desembarcó en aquel vibrante, heterodoxo, literario y transgresor La Razón de Luis María Ansón, donde se mantuvo hasta su muerte. Eso lo fue compaginando con colaboraciones exquisitas en Faro de Vigo y otros diarios del Grupo Prensa Ibérica editados en Galicia. Esto lo acompañó con la presencia en el programa radiofónico de Carlos Herrera en Onda Cero.
En ese momento su obra tomó otra dimensión, sobre todo en el “espacio de recepción”, puesto que el público se multiplicó y muchos lectores pudieron apreciar sus construcciones literarias. En ese momento, Alvite ya no es sólo el escritor. Su “espacio de enunciación” como autor también se ve influido por la recepción de sus lectores  y por la construcción autoral de sus nuevos críticos madrileños. Su obra continuó siendo muy reflexiva y con las características vinculadas a Blanco Amor, a Ciorán o a Heidegger, pero ahora necesitaba una coartada para amplificar sus relatos y dotarlos de una dimensión más universal. Esa fue una de las razones por las que creó el Savoy. Alvite encontró el callejón perfecto para escaparse de las intrigantes de “palleiro” y de los navajeros de corbata. Madrid le había dado el éxito. Un triunfo que lo vinculó al Savoy, a partir del cual se ha identificado un autor de la tiniebla nocturna y de un ambiente supuestamente newyorkino que no es más que Compostela. Y allí anidan unos personajes imaginarios que podrían ser identificables. Alvite, en realidad, sólo ampliaba la dimensión del relato. Esas columnas del Savoy las acompañaba con otras de reflexión mucho más brillantes y con algunas  más flojas vinculadas al mundo de la política.
En el universo de Alvite lo real y lo maravilloso forman parte de su construcción de la realidad
La política era un tema que no le quedaba bien a Alvite. Era un pensador de lo existencial, de la sensibilidad, de las relaciones personales, del sentido del mundo; pero no era un exégeta de la ideología. Era un tema demasiado mundano y que discurría por carreteras demasiado transitadas para Alvite.  La ruta, la salida, la carretera, era el sofá de Alvite, donde él se encontraba en casa. Desde allí, mostraba su desafecto a lo rutinario y a lo repetitivo. Buscaba aliviar su existencia en el viaje, el cual había empezado años atrás y del que no pudo volver. Cuando alguien inicia una fuga, aunque quiera no puede volver atrás. Sus salidas reales o imaginarias; solo o con compañía, son claves para entender su pensamiento. El viaje o la salida podían tener carácter real o maravilloso, aunque ambos se entrelazaban.
En el universo de Alvite lo real y lo maravilloso forman parte de su construcción de la realidad.  Una noche en la que no pasaba nada era deconstruída por Alvite como un momento maravilloso. Porque lo maravilloso lo utilizaba Alvite para evadirse de la realidad, que le molestaba y le incomodaba, y para completar su mundo, al que le sobraba lo real, la estandarización, la funcionarización y la burocratización de la vida. En esa dupla real/maravilloso, Alvite desordenaba el tiempo. Hacía planes para el pasado, soñaba el presente y hacía detritus con el futuro. Esos pasajes maravillosos vinculados a su escatología, a sus apareamientos o a sus referencias a los actos generadores con mujeres de diversa condición, estaban construidos desde la náusea sartreana, y estaban metodológicamente realizados desde el inconsciente narrativo lacaniano. Alvite escribía como un surrealista, dando rienda suelta a su inconsciente; dejando que se empoderara de sí mismo. En ese ejercicio, Alvite lograba su autoconciencia, se reconocía a sí mismo. El sol que brillaba en esos pasajes lo iluminaban y lograba la calma. Y encendían así su postura contracorriente, permitiéndole relacionarse con quien él quería sin la cara B del día siguiente. 
El Savoy no es un lugar imaginario sino un espacio fruto de la inventio y la negociación entre Alvite, sus lectores y sus críticos
Los pasajes reales/maravillosos y su pensamiento heideggariano, cioranesco y blancoamorista le llevan a construir un pensamiento propio teleológico, donde todo parece predispuesto hacia un fin. Un final que podría ser el de la propia vida, el de la noche, el del encuentro con un personaje o el de sus reflexiones. Esta actitud le llevaba a vivir siempre al margen pero sin confundir la realidad con el espacio físico. Sabiendo que hay esperanza pero que sólo se encuentra en un espacio imaginario en continua construcción y sin identidad. Su pensamiento transitaba de las palabras a las ideas y de las ideas a los imaginarios, pero nunca aterrizaba en espacios concretos, y si había alguno ese era la Compostela que había convertido en Savoy. El orden imaginario de Alvite se sostiene por sí mismo, determina su pensamiento y dota con variedad de significados a un mismo suceso. De tal forma, la realidad de Alvite es una consecuencia de su imaginario y no al revés.  En el pensamiento de Alvite se unen destino, autobiografía, relato y concepción autoral. Construye una noción del pensamiento a partir de los límites de la escritura, que es cinematográfica en el sentido de que siempre busca situarse, aunque sea de forma imaginaria.
La otra cuestión en José Luis Alvite es la metáfora, que significa literalmente “transferencia”. Alvite describía sus pensamientos en términos de semejanzas, aunque también utilizaba metonimias, tomando la parte por el todo; y sobre todo de ironías, mediante las que caracterizaba entidades negando en el nivel figurativo lo que se afirmaba en el literal. Estas herramientas literarias las ha estudiado Hayden White como tramas del discurso. La metáfora es representativa (resultado de lo real y lo imaginario), la metonimia responde a una matriz reduccionista y la ironía a un sentido negativo. Algunos han identificado la metáfora y el Savoy como principales descriptores del alvitismo. Pero el Savoy no es un lugar imaginario sino un espacio fruto de la inventio y la negociación entre Alvite, sus lectores y sus críticos. Y no tiene nada de relevante en su pensamiento. En cuento a la metáfora, no es un recurso literario estético, sino una herramienta profundamente teórica que le sirve para articular su pensamiento, que siguiendo los preceptos de White, lo catalogarían como un autor con un grado de implicación ideológica radical.
No lo han sabido apreciar en Galicia...
José Luis Alvite era un pensador desde los márgenes, y desde allí intentaba construir pensamiento en la distancia de lo oficial y de lo común. Pero esa distancia no era un lugar sino un espacio imaginario carente de identidad y de provincianismo. Y eso no lo han sabido apreciar en Galicia, puesto que como muchos otros ha tenido que marcharse para triunfar. En la distancia podía operar con la marginalidad, con las metáforas y con lo maravilloso y real a su antojo. Era su laboratorio y la fuente de su pensamiento. Dejamos un último episodio para las mujeres, que ocuparon parte importante en las reflexiones de Alvite. De sus enseñanzas se puede extraer la distancia de los sanedrines, de los notables de pueblo, del provincianismo. Y de convivir con el fracaso y con la lucidez de no tener nada, ni, por supuesto, futuro. 
Por tanto, pensador desde los márgenes que refleja la periferia con tres influencias fundamentales (Blanco Amor, Ciorán y Heidegger) y con dos elementos escriturales definidos: lo real y lo maravilloso y las metáforas. Todo eso conforma lo que hemos denominado pensamiento desde los márgenes, que es una distancia más que un espacio y que definen la escritura de Alvite durante años en sus diferentes formatos y siempre desde la prensa.
Para finalizar, Alvite, solía escribir que otros se dedicaban a escribir novelas y él a vivirla. También hablaba que había que aprender a madurar en diferido o a hacer planes para el pasado. Hoy sabemos que sus amigos le seguirán guardando su silla de montar para cuando decida volver. Seguramente estarán todos esperando atentos mientras se demacra en su cara el arrecife de la vejez. En ese momento sentirán en sus miradas cómo aplauden sus tripas. 

José Luis, como siempre, esta noche  llueve en Compostela y los farolillos de la Calderería se pierden en la niebla con el olor de las castañas. Estoy solo, como siempre; y en el “Monte de la mierda”, como acostumbro. Ahora sólo miro el miriñaque del ensanche en la varicela de la noche encendida. Y como escribiste tú una vez, tengo esa sensación de las calles mojadas y de la niebla que me hace soñar que no amanecerá nunca. En ese tiempo eterno, José Luis, maldita sea, te juro que jamás se me perderá nada al sur de la carrera del Conde…

"Sírvanos Ud. mismo” - Antonio Burgos

"Sírvanos Ud. mismo” - Antonio Burgos

Con el autoservicio suplimos a los empleados despedidos en las gasolineras
Como todavía me huelen las manos a gasoil, porque anoche le llené el deposito a mi Ford de pedales, no puedo estar más de acuerdo con una octavilla digital que he recibido, con la foto de un señor echando él mismo gasolina a su coche en una llamada "estación de servicio". ¿Servicio de qué? No nos sirven nada: nos tenemos que servir nosotros. Y de esto va la octavilla. Dice: "¿Por qué trabajar gratis en las gasolineras echando tú mismo el combustible? ¿Tienes el carnet de manipulador de productos inflamables? ¿Y si mientras te sirves ocurre un accidente? ¿Y si te derramas combustible sobre la ropa o el calzado, quién te lo paga? Despidieron a los empleados y ahora su trabajo se lo haces tú gratis y con riesgo. Mientras pueda repostaré en gasolineras con empleados en los surtidores. Cuantos más seamos, antes ayudaremos a crear puestos de trabajo. Pásalo."
Claro que lo paso. ¡Choque usted esos cinco! Esto es lo que nos ha traído aquello hace lustros tan deslumbrante del "Autoservicio". Así se llamaron los primeros supermercados que llevaron a la ruina a tantas pequeñas tiendas de comestibles de los bravíos, al Ultramarinos de Manolo, servicial al máximo, que hasta te fiaba si andabas chungo de billetes. Aquellos primeros y triunfales "autoservicioS" abiertos en pleno franquismo por la muy autárquica Comisaría de Abastecimientos y Transportes han terminado convirtiéndonos a todos en empleados de negocios ajenos que encima pagamos por serlo. El cliente ya no sólo paga, sino que, sirviéndose él mismo, le amortiza puestos de trabajo al dueño. Todos contribuimos doblemente al esplendor y gloria de su cuenta de resultados: apoquinando y haciendo el trabajo del empleado que se ahorran.
Las gasolineras han convertido a los automovilistas en sus empleados. ¿Pero dónde me dejan las grandes superficies? Encontrar un empleado en ellas para preguntar dónde están las conservas es más difícil que lograr que Susana no te interrumpa en los debates. Tú mismo te las tienes que aviar para saber dónde está cada paquete de aquellas lentejas que Manolo el del Ultramarinos te despachaba con tanto estilito y agrado, incluso con cominito de propina. Tú mismo debes empujar el carrito, tras haberlo obtenido depositando en su ranura la fianza de un euro, porque no se fían de ti y se creen que te lo vas a llevar a tu casa, qué tíos.... Tú mismo debes luego en la línea de cajas sacar del carro articulo por articulo y ponérselos a la niña de los códigos de barra para pagarlos. Y antes, claro, tú mismo te has tenido que pesar la fruta, saber que los plátanos son la tecla 59. Incluso han inventado las cajas automáticas de pago, en las que ya hasta han eliminado a la señorita que te cobra y eres tú mismo el que te tienes que pelear con el puñetero código de barras de la caja grande de jabón de la lavadora, con lo que pesa la dichosa caja grande de jabón de la lavadora...

¿Las gasolineras sólo, las grandes superficies sólo? ¿Y en las hamburgueserías de comida rápida, dónde me las dejan, que has de hacer de camarero de ti mismo y, una vez acabada la cena, retirar la bandeja y botar la basurita al zafacón, que dicen en Puerto Rico? ¿Y en esa cadena de cafés americanos, donde has de guardar cola para hacer de camarero de ti mismo? ¿Y en Ikea, donde no sólo te tienes tú solito que montar la mesa o la silla en tu casa, sino que bajar antes su pesadísimo paquete desde aquella estantería, altísima, y subirlo al carro, y arrastrarlo, y pasarlo por caja? ¡Hasta en los puestos de chuches nos tenemos que despachar nosotros mismos las gominolas! ¿No va a haber cinco millones de perados, con la de puestos de trabajo que hemos destruido dándonos nosotros mismos "un esmerado servicio"? Al paso que vamos, del "sírvase usted mismo" al "sírvanos usted mismo a nosotros y así nos ahorramos el sueldo de un empleado", llegará el día en que le tengamos que ordeñar la vaca al señor Pascual para poder comprarle un cartón de leche...                             

lunes, 16 de marzo de 2015

Ranking golfo de la corrupción andaluza - Javier Carballo

Ranking golfo de la corrupción andaluza - Javier Carballo

Diez episodios de corrupción delirante, desvergonzada, cínica y siempre, en todo momento, desesperante, indignante. Los diez ejemplos más golfos de los grandes casos de corrupción

La corrupción, como la energía, se transforma constantemente y en ese proceso de expansión continua adquiere una normalidad y un desparpajo que la eleva a situaciones difícilmente imaginables. Además, este es un asunto de fácil demostración porque siempre lleva aparejada la misma reacción. Se cuenta el hecho y aparece la misma pregunta, la misma expresión, la misma perplejidad: ¿un congreso de UGT que regalan bolas chinas para sindicalistas? ¿Pero cómo se van a formar los parados en el zoo? ¿Un mirador de ballenas sin ballenas? ¿Pero cómo es posible…? Así, uno a uno hasta llegar a elaborar el ranking más golfo de la corrupción en Andalucía.
Diez episodios de corrupción delirante, desvergonzada, cínica y siempre, en todo momento, desesperante, indignante. Los diez ejemplos más golfos de los grandes casos de corrupción de Andalucía (los ERE, Invercaria, los cursos de formación, las facturas falsas de UGT…) que aún se investigan en los tribunales de Justicia y que suponen, en su conjunto, varias décadas de descontrol absoluto del dinero público.

1. Una cabalgata de Reyes Magos, modelo de Desarrollo Sostenible
Si algún día llegó un documento justificativo de la inversión a la Comisión Europea, el epígrafe podría hasta llenar de orgullo a los responsables europeos de los fondos de inversión. En Doñana, la mayor reserva natural de Europa, se estaba colaborando de forma efectiva en algo esencial para preservar la actividad económica en la zona, tan limitada por las restricciones medioambientes. ¿Cómo no ayudar con proyectos económicos sostenibles a los habitantes del entorno del parque? Y eso es lo que rezaba el epígrafe: Fondos para la formación en el Consorcio de Formación Medioambiental para el Desarrollo Sostenible (Formades). Pero no era esa, exactamente, la realidad. Cuando se empezó a investigar el verdadero uso de los cursos de Formación en toda Andalucía, apareció una partida de 6.555 euros para la Cabalgata de Reyes Magos de Almonte y El Rocío, que es una pedanía de Almonte, en 2009. Repitamos el año: 2009, es decir dos años después de iniciada la crisis. La gerente de la entidad que repartía los fondos, la socialista Ana María Orihuela, se vistió de rey Melchor y cargó todos los gastos al Consorcio. Caramelos, regalos, desayunos… Cuando la Junta de Andalucía se puso a repasar todas las cuentas, encontró hasta 40.078 euros destinados a impartir cursos de formación que se habían gastado en “atenciones protocolarias” similares a la cabalgata de Reyes Magos.
2. La coca legendaria de la fiesta de los ERE
Ninguna de las series sobre corrupción política que tan de moda se pusieron hace unos años, ni las españolas ni las estadounidenses, llegaron a imaginar en el guion una escena como las que se desarrollaban Sevilla, en el entorno del entonces director general de Trabajo, Francisco Javier Guerrero. Se lo contó a los agentes de la Guardia Civil un tipo llamado Gregorio Martínez, que había recibido subvenciones públicas del llamado ‘fondo de reptiles’ para una empresa vinícola. La sorpresa fue que Gregorio confesó que había hecho de camello en varias ocasiones para las fiestas habituales que se montaba el director general. La primera vez fue  para adquirir diez gramos de cocaína. Gregorio se montó en el coche oficial del director general de Trabajo y su chófer lo llevó hasta las 3.000 Viviendas, el suburbio más famoso de Sevilla. Compró los diez gramos y le pagaron un billete de quinientos. Así, hasta cuatro veces, llevaba la droga a distintos sitios, un restaurante, un hotel de lujo, una sala de fiestas, y siempre le pagaban con billetes de 500 euros.


El exdirector general de Trabajo, Francisco Javier Guerrero (d) y su abogado. (Efe)
3. Unas bolas chinas para sindicalistas
Fue en el Congreso, celebrado en Jerez de la Frontera, en el que la Federación Andaluza de Servicios Públicos iba a elegir a su nueva directiva. A la llegada al hotel en el que estaba convocada la cita, los delegados, en torno a cien personas, recibieron un regalo sorpresa. Junto al maletín habitual de los congresos, con cuadernos, bolígrafos y lápices, un pequeño obsequio, una bolas chinas. “Es por un tema, fundamentalmente, de género. En UGT también nos preocupamos por nuestras afiliadas”, explicaron entonces. Y se extendieron sobre los beneficios terapéuticos de las bolas chinas, recomendadas por ginecólogos para evitar pérdidas de orina, y del reparo de muchas mujeres a la hora de comprarlas. La cuestión es que aquella noticia de las bolas chinas, que sólo trascendió por lo llamativo del obsequio solidario, no hacía presagiar todavía el escándalo que iba a estallar en UGT cuando se descubrió la existencia de una ‘bolsa’ o ‘bote’ oculto en la contabilidad que se nutría de los fondos públicos provenientes de facturas falsas y que se empleaban en toda clase de actividades organizadas por el sindicato, desde una comida en la Feria de Sevilla o maletines de piel (falsificados en Asia, por cierto) para los congresos. El informe final que ha entregado la Guardia Civil estima que el sindicato llegó a embolsarse 1.986.277 euros con facturas falsas que “habrían permitido a UGT-A utilizar fondos procedentes de subvenciones públicas para formación profesional para el empleo a destinos distintos a los que debían haberse aplicado”.
4. Trajes de flamenca, empresa de capital riesgo
¿Qué es el capital riesgo? Si existe un concepto en economía íntimamente ligado a la creatividad empresarial, a la exploración de nuevos mercados o a la innovación tecnológica, ese es el capital riesgo. ¿Trajes de flamenca en Andalucía, capital riesgo? Pues sí. A la diseñadora flamenca Juana Martín le concedieron 850.000 euros para confeccionar trajes de flamenca aunque, según confesó ante la juez Mercedes Alaya, ni siquiera sabía que existía la empresa de capital riesgo de la Junta de Andalucía, Invercaria, la que se lo concedía. De hecho, los primeros 120.000 euros se los concedieron antes incluso de que se constituyese la empresa de prêt-à-porter. Con el dinero, montó un taller en Marruecos (sí, en Marruecos, con el paro que hay en Andalucía) y en cinco años tuvo que cerrar el negocio por las pérdidas generadas. En su declaración, la diseñadora sí reconoció que regaló trajes de flamenca a “diversas personalidades políticas”, se supone que con cargo a las generosas subvenciones que recibía. Pero no son los únicos trajes de flamenca que aparecen vinculados a casos de corrupción. En el Ayuntamiento de Los Palacios, la portavoz socialista también acabó admitiendo que había cargado a la Tesorería municipal tres trajes de flamenca. Cuando la oposición denunció el caso, ella dijo que se trataba de “una persecución política”.
5. La dichosa ética de los funcionarios
Por los cálculos que realizó el Partido Popular en su día la sociedad de capital riesgo de Invercaria manejó unos 65 millones de euros, de los que, “en torno a 50 millones, quedaron fuera de cualquier norma que calculase el procedimiento sobre cómo invertir el dinero público”, según el coordinador del Área Económica del PP andaluz, Rafael Carmona. Decía la página web de la Junta andaluza que la misión de Invercaria era “contribuir al fortalecimiento del tejido empresarial y al cambio de modelo productivo de nuestra región”, pero con el ejemplo anterior de los trajes de flamenca queda todo dicho. De todas formas, lo mejor del caso Invercaria es la conversación que un funcionario, que se negaba a falsificar informes, le graba a la directora de Invercaria. ¿Puede haber mayor descaro y desparpajo? Pasen y vean. Este es un pequeño resumen:
-Funcionario: Yo te tengo que ser honrado. Yo te hago un informe y te digo: ‘Con fecha tal, elaboro un informe y hago un Plan de Negocios de esta empresa y con estos datos’. Y te lo paso así. Ahora, si tú me dices: ‘No, hazlo con fecha 2007’. ¡Laura!, ¿cómo voy a hacer eso?
-Directora: Bueno, vale, Cristóbal. Entonces, ¿qué me estas diciendo? ¿Que no vas a hacer los... los...?
-Funcionario: Escúchame: yo no puedo hacer un informe que no es cierto. Yo te hago y te pongo la verdad. Y tú decides si merece la pena o no.
-Directora: Bueno, Cristóbal, entonces no me vales como trabajador de Invercaria. Si me comprometiera con la ética, no estaría trabajando en esta organización.

6. Trama de facturas falsas para pagar el burdel
Las tramas de facturas falsas son consustanciales a muchos de los casos de corrupción conocidos, pero lo que resulta absolutamente novedoso es que en una institución se organice una trama de facturas falsas para poder financiar las fiestas en un burdel. Y todo porque, como confesaba uno de los integrantes de la trama en una de las grabaciones policiales, “a mí es que me da apuro gastar mi dinero en estas cosas”. Y como le daba apuro, lo cogían de las arcas públicas. Según la investigación policial, durante la alcaldía del socialista Luis Moreno Castro, que también fue senador, se creó la trama en la que participaban su secretario personal, Rafael Santano, y otro trabajador de confianza, Juan Díaz Pérez, además de un empresario a través del que se camuflaban los pagos. El burdel al que se habían aficionado era un club de Marbella, el Milady Palace. En las grabaciones de la Policía, se oye cómo llamaban al burdel poco antes de viajar: "¿Cómo está por ahí el ambiente? ¿Hay buenas tías? ¿Pero está ahí una brasileña, una alta que estaba, que está muuu buena". 

Las tramas de facturas falsas son consustanciales a muchos de los casos de corrupción, pero resulta novedoso que se organice  para  financiar las fiestas en un burdel
7. Nuevo concepto contable: dos más dos son mil
La contabilidad no se reduce siempre a un cálculo matemático de sumas, restas y multiplicaciones. En ocasiones, nos encontramos con que la contabilidad se expande, cobra vida, y desmiente sin pudor alguno aquellos conceptos que teníamos más arraigados. ¿Cuánto son dos más dos? Cualquiera diría que son cuatro, así, rotundamente, pero los casos de corrupción de Andalucía han incorporado un abanico de respuestas. Diez más diez no tienen por qué ser veinte, pueden ser mil. Eso es lo que ocurrió con una de las facturas falsas de UGT. Compraron algún material para el IX Congreso de este sindicato en Andalucía, celebrado en 2009, y le pasaron la factura a la Junta de Andalucía, dentro de los programas de colaboración entre ambos. En la factura original decía que habían comprado 10 pendrives, 10 cuelgabolsos, 10 estuches marcapáginas, 10 mochilas plegables y 10 cuadernos, acaso para los cargos de la mesa del Congreso, pero en la factura que llegó a la Junta aparecían 7.000 unidades de cada cosa. En total, una factura de 421 euros pasó a 91.000. No es único caso: la propia Intervención General del Estado detectó en uno de sus informes, cuando analizó el fraude de los ERE, que en una de las facturas se había añadido un par de ceros, acaso por error, pero el caso es que nadie se dio cuenta. Y allí donde tenían que haber pagado 130.000 euros, se pagaron 13.000.000 euros.
8. Un mirador de ballenas donde no pasan ballenas
¿Qué hace un ayuntamiento subvencionando un mirador de ballenas en alta mar si resulta que no es competencia del ayuntamiento; que ese ayuntamiento es de interior, no de costa; y que por si fuera poco el mar del que se habla está en otro país, en otro continente? Pero, además, ¿qué hace un ayuntamiento financiando un mirador de ballenas por donde no pasan las ballenas? Por increíble que parezca, todo esto se dio cita en uno de los escándalos más surrealistas que se han denunciado en Andalucía en los últimos años. En este caso, por fortuna, cuando se realizó el anuncio y se fueron atando cabos, algunos de los cuales llevaban hasta los intereses turísticos de Gustavo Cisneros, amigo de Felipe González, la polémica acabó frustrando la inversión. Pero este caso, que se iba a realizar con fondos de cooperación, sirvió como aperitivo de los escándalos que se conocerían después vinculados a la cooperación internacional. Con lo escasos que suelen ser esos fondos, con la demanda inmensa de miserias que hay que atender, en las cuentas andaluzas aparecían de pronto, por ejemplo, cuatro millones de euros para “elaboración de diagnósticos generales de diferentes países”. Hubo años en los que UGT y CCOO recibían más dinero con cargo a esos fondos que países como Ecuador, Malí o Mauritania. Y los sindicatos andaluces gastaban el dinero en jornadas como esta, que costó más de 600.000 euros: ‘Jornadas sobre Cooperación Sindical al Desarrollo: Andalucía-América Latina; Sindicato, Globalización y Trabajo Decente’.


La jueza, Mercedes Alaya. (Efe)
9. Objeto de una sociedad, “la felicidad humana”
Del escándalo de Ias fundaciones de la Junta de Andalucía lo mejor, con mucha diferencia sobre el resto, lo más original de todo, es el desahogo con el que un día se redactaron los estatutos de una fundación y alguien preguntó: ¿Objeto social? Y dijeron: “La felicidad humana”, ahí, con un par de narices. Pues esa fundación, que se presentó en Andalucía con todos los perejiles internacionales imaginables (Kofi Annan, Bob Geldolf, Rigoberta Menchú…) existió en Andalucía y se llamaba Fundación para la Innovación para el Bienestar Ciudadano (FIBIC). La pompa de su puesta de largo fue proporcional al fiasco del proyecto que se presentó en 2007 –principios de la crisis, que en la España de Zapatero se negaba) y acabó disolviéndose en 2011. Por el camino, pusieron en marcha, en Málaga, un Centro para la Innovación del Bienestar Ciudadano. Como el principio, el final también tenía que ser apoteósico. En agosto de 2012 le concedieron a ese centro una subvención de más de quince millones de euros, pero se pasaron por alto el ‘detalle’ de que ni la Fundación ni el Centro existían ya porque el propio Gobierno andaluz las había disuelto con los recortes de la crisis.
10. Delphi y no va más

La pregunta que nadie acierta a responder es cuánto dinero ha gastado la Junta de Andalucía tras el cierre, en 2007, de la factoría que la multinacional Delphi tenía en Puerto Real (Cádiz). Es incalculable, decenas y decenas de millones de euros. Mucho más fácil es responder a la pregunta que viene después: ¿Y para qué ha servido el dinero? Para nada, absolutamente para nada. Y no es un juicio de valor, es la propia realidad, constatable, y el testimonio expresado por quienes han hecho un seguimiento del plan de recolocación que puso en marcha la Junta de Andalucía para atender a los 1.500 trabajadores de Delphi y que, en algunos casos, todavía sigue pagándose. “Nadie podrá encontrar a un solo extrabajador de Delphi que haya encontrado un puesto de trabajo gracias a la formación que recibió tras el cierre. Los cursos de formación eran una estafa”, han acabado admitiendo alguno de los propios firmantes de aquel plan. Tanta estafa que están siendo investigados por la Justicia y han colocado en el disparadero a un exconsejero andaluz, Ángel Ojeda. Por lo que se ha conocido, Delphi es el no va más del ranking golfo. Cursos de formación a trabajadores que consistían en visitas a bodegas del marco de Jerez, pasar una mañana en el zoológico, escribir en un folio con tinta de limón y agua y ver el resultado al acercar la hoja a una fuente de calor, comprobar cómo se hincha un globo colocado en el cuello de una botella de refresco al agitarse el envase, y mejorar el idioma inglés con la visión de películas como El increíble Hulk.

La intimidad, para el que la compra - Ánxel Vence

La intimidad, para el que la compra - Ánxel Vence

Los frailes sueltos de entrepierna solían advertir a sus fieles que hicieran lo que ellos decían, pero en modo alguno imitasen lo que en realidad hacían. Algo muy parecido sucede ahora con los empresarios y altos gerifaltes de las redes sociales que han abolido la intimidad de los demás, aunque ellos protejan la suya con gran celo.
Cuenta en efecto el New York Times que un creciente número de ejecutivos de Facebook, Google y Twitter -por poner tres ejemplos notorios- exigen ya la firma de acuerdos de confidencialidad a cualquier trabajador contratado para hacer chapuzas en sus domicilios. Muchos de ellos son gente desconocida para el gran público, pero aun así quieren garantizarse el derecho a la intimidad que, paradójicamente, les niegan a los clientes de sus empresas.
Las firmas antes mentadas, y muchas otras del ramo, basan precisamente su negocio en recabar datos personales de los usuarios que, seducidos por la gratuidad del servicio, no ponen apenas reparos en proporcionárselos. Se conoce que algunos o bastantes de los adictos al Facebook desconocen la recomendación de Michail Bletsas, el responsable de Medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Advierte Bletsas que "cuando a usted le ofrecen algo gratis, debe saber que usted será el producto". El pago se hace con los detalles de nuestro "perfil", tan útil para que los vendedores nos coloquen su género.
Lejos de atender este sabio aviso a navegantes, muchos internautas se lo cuentan todo al Big Brother de la Red. Dónde viven, cuál es su fecha y lugar de nacimiento, qué hacen en cada momento del día, los sitios a los que van con su novia o novio, sus preferencias personales y hasta las marcas que les gustan. Al principio, los más sociables publicaban incluso su número de teléfono, si bien la experiencia -a menudo incómoda- ha acabado por disuadirlos de caer en esos excesos de sociabilidad.
Toda esta exposición de intimidades al público es, sin duda, el sueño de cualquier comerciante deseoso de fichar a los posibles compradores de su mercancía. El "Hermano Mayor", que vigilaba cada uno de los actos de sus súbditos en el mundo de pesadilla imaginado por George Orwell en "1984", está en vías de hacerse realidad. Y, lo que es más notable, con la graciosa colaboración de quienes se someten voluntariamente al saqueo de su vida privada.
Tanto éxito de audiencia han tenido las redes virtuales que sus promotores ya se animan a justificar la necesidad de que la gente pierda el pudor y se desnude de prendas ante el público, como si Internet fuese un gigantesco reality show de la tele. Por ejemplo, Mark Zuckerberg, el inventor de Facebook, no dudó en sentenciar que "la intimidad ya no existe" cuando años atrás animaba a los usuarios de su red a modificar los perfiles para compartir aún más datos personales.
Ahora se ha sabido que ni el fraile Zuckerberg ni sus colegas del convento tecnológico aplican a su propia vida lo que predican para la de los demás. No solo ocultan celosamente los detalles de su intimidad -empezando por la más elemental del domicilio-, sino que imponen al fontanero y al electricista una cláusula de secreto para evitar que luego cuenten en Facebook cómo es y donde está la mansión del magnate.

No queda sino volver a Orwell. El mismo que en "Rebelión en la granja" estableció aquello de que "todos somos iguales, pero unos más iguales que otros".

domingo, 8 de marzo de 2015

Yo, Leonor - María José Navarro

Yo, Leonor - María José Navarro

Bueno, pues por lo visto hago la Comunión en mayo. A ver, que yo no me voy a quejar por el mes, porque en febrero no pega y noviembre tampoco. Pero ¿es necesario coincidir con la plebe en todo? Ojo, que es que me he enterado por el «Hola» que ni vestido blanco largo como una novia ni nada. Ni manga de farol, ni encajes, ni vuelo en la falda tipo plafón. Que me van a poner una corbata, oigan, hagan algo. Llamen a un guardia, lo que sea. Qué será lo siguiente. ¿Ir vestida de franciscano? ¿Con sandalia de San Pedro? Hombre, por Dios, con lo que ha sido esta Casa Real. Y encima entre semana. Que igual esta gente que está en un plan que ni los japoneses me planta la cosa un lunes. Ni fiesta ni ni ni ni ni un convite, ni un dispendio, ni un gasto superfluo. Que seguro que luego me montan una merienda de pan Bimbo con la corteza dura y fuagrás barato y unos gusanitos y corre que te pillo. Ahí, con un banco por familia en la iglesia y vas que chutas. Y el fotógrafo, el mismo para todos, hala, como un fotomatón, como una ristra de ajos. Me van a quitar la vida, de verdá. Luego dirán Vds, pero ni unos entremeses variados, ni una trucha a la Navarra de segundo. Lo que no sé es si van a venir los primos esos rubios que tengo no sé dónde. Que se lo he dicho a mi madre. «Esa gente más que de banco es de banquillo». No ha caído bien el comentario, para qué les voy a decir otra cosa.

viernes, 6 de marzo de 2015

Ríanse y dispónganse a temblar - Fernando Ónega

Ríanse y dispónganse a temblar - Fernando Ónega

Como recordaréis los mayores del lugar, la mítica revista La Codorniz tenía una sección titulada Tiemble después de haber reído. Su contenido respondía más o menos a su enunciado. Lo traigo a colación porque esta noche comenzaron formalmente las campañas electorales de este año enloquecido y me temo que su desarrollo responderá al mandato de empezar a reír para temblar cuando termine el recuento de votos. Pero vamos por partes.
Por lo que se empieza a escuchar, va a ser divertido el festival de ofertas y promesas. Está empezando a aflorar el agobiante talento de nuestras lumbreras. Izquierda Unida acaba de descubrir lo más buscado por los políticos y economistas del mundo: la forma de acabar con el paro o, por lo menos, de aliviarlo. Es tan sencilla como esta: se coge a un millón de parados (ya veremos con qué criterios de selección) y se les coloca en un millón de puestos públicos. No hay por qué estimular a las empresas ni por qué favorecer la inversión: todos funcionarios o empleados públicos y se acabó el problema. Merece el premio a la imaginación creadora. ¿Cómo se pagan? Con más impuestos, supongo.
Tampoco estuvo mal Podemos que, fiel a sus bases, dio con la fórmula de satisfacer una de las mayores demandas sociales: regalar la luz y el agua corriente a los okupas. Como se sabe, es lo más solicitado por el conjunto de contribuyentes, porque hay que terminar con la pobreza energética. De la promesa de Podemos se infiere que el mayor porcentaje de esa pobreza no se da en familias castigadas por el paro, sino en los individuos que se instalan en una casa que no es de su propiedad. Lo menos que puede hacer el Estado, según la altruista visión de Podemos, es facilitarles luz y agua. Si después necesitan gas, supongo que se estudiará. Merecen el segundo premio como oferta o promesa de lo que Rajoy llamaría agenda social.
Y temblaremos el día de las urnas si se dan algunas de estas dos circunstancias: primera, que gane las elecciones alguien que se ha comprometido a esos mágicos avances. Izquierda Unida nos metería en la aventura sensacional de agrandar las Administraciones públicas hasta extremos indecibles. Los de Podemos alentarían la ocupación de locales y viviendas, porque sería la forma más cómoda de vivir gratis y con protección del Estado.

Y la segunda, que se confirmen las encuestas, empezando por la del CIS que anuncia los resultados de Andalucía: pasaremos del bipartidismo al enjambre; parlamentos difícilmente gobernables; fuerzas políticas nuevas, pero crecidas, lo que agrandaría su tentación populista; pactos contra natura y pago de precios imprevisibles para garantizar la estabilidad. Creo que vamos a echar en falta las mayorías absolutas.

El último delirio de la izquierda extrema - Carlos Herrera

El último delirio de la izquierda extrema - Carlos Herrera

Se coge a un millón de parados y se les coloca en nuevas funciones creadas a propósito
¿CÓMO no habíamos caído antes? ¿Cómo se nos pudo pasar por alto una solución tan brillante para darle un mordisco ciclópeo al problema del paro? La fórmula, una vez más, la da el comunismo de manual: contratamos un millón de parados para limpiar los bosques o llevar las bolsas de la compra a las jubiladas. Subimos los impuestos paralelamente y con ese dinero pagamos el trabajo que les adjudicamos a los afortunados, sea el que sea, resulte productivo para la economía nacional o no.
La ocurrencia la ha espetado con toda seriedad y formalidad el príncipe neonato de Izquierda Unida, Alberto Garzón. Se coge a un millón de parados y se les coloca en nuevas funciones creadas a propósito. Aunque, claro está, surgen dudas. Primera: ¿por qué solo a un millón y no a millón y medio? Segunda: ¿cómo se elige a los afortunados?, ¿por qué Fulanito sí y Menganito no? Tercera: ¿de forma temporal o con carácter indefinido? Ítem más, ¿por qué no de forma rotatoria y que así puedan beneficiarse los cuatro millones y pico de parados?
Los comunismos clásicos que condenaron a decenas de países del mundo a la tristeza, la miseria y el terror (y que aún siguen pertinaces en diversos rincones del globo) consideraron que el trabajo no debía observar dos elementos que parecen imprescindibles para hacer progresar las sociedades libres: productividad y competitividad. Los comunismos consideraron que los trabajos podían crearse de forma artificial, fueran o no útiles para el crecimiento. Así llenaron sus ciudades de ascensoristas: en cada elevador una persona. ¿Adónde va? Al sexto. ¿A ver a doña Paula? Claro, claro. Y así se coloca a un tipo subiendo y bajando pisos ocho horas con un sueldo a cargo de la colectividad. Poco importa que ese trabajo no sea necesario, ya que los que suben al ascensor le pueden dar perfectamente al botón por sí mismos, porque, en rigor, tienes a una persona trabajando, aunque su trabajo no sirva para nada. Pero te debe un sueldo. Que pagamos con nuestros impuestos todos los que, por cierto, jamás subiremos en ese ascensor, o que pagaremos a la larga mediante la creación del correspondiente déficit solo amortiguado con nueva deuda.
Esta izquierda carpetovetónica y anquilosada aún no comprende que el trabajo lo crean los empresarios y que los gobiernos tienen exclusivamente la misión de no estorbar, de establecer las condiciones necesarias para que la creación sea posible y de impedir situaciones cercanas a la esclavitud. Por supuesto, también garantizar la igualdad de oportunidades y tratar de que la riqueza se distribuya razonablemente sin expoliar a nadie. Pero estos garzones que parecen viejos trasnochados sin haber cumplido los treinta años viven en la ensoñación de lo que la historia se ha empeñado en desmentir una y otra vez de forma contumaz: el marxismo-leninismo, independientemente de su componente represivo y criminal, jamás ha hecho despegar a una sola sociedad de las muchas que han tenido la desgracia de sufrirlo. Que la solución al paro en España sea contratar a los parados a cargo de los Presupuestos Generales del Estado demuestra cuál es el grado de simpleza del resto de sus ocurrencias, esas que tanto se parecen a las que garantizó Syriza en Grecia y que ahora no puede cumplir, basadas, como sabemos, en prometer delirios y pagarlos con el dinero de los demás. Completada con la intención de Podemos de garantizar agua y luz a los okupas y prohibir cualquier tipo de desahucios, contemplamos un panorama programático de la izquierda extrema que produce, cuando menos, turbación.

Una empresa que ofrece trabajos improductivos, como contar, por ejemplo, las veces que se ponen rojos los semáforos de la Castellana, no prospera. La que ofrece algo que el mercado lo considera útil sí lo hace. Aquí y en Venezuela. Tome nota el fenómeno.

El miilagro andaluz - José María Carrascal

El miilagro andaluz - José María Carrascal

Una subvención por aquí, otra por allá, un pellizco por este lado, una trampilla por el otro, y las cosas terminan arreglándose
CADA vez que oigo a Rajoy decir en Andalucía que va a dar trabajo a todos los andaluces muevo la cabeza. Otro tanto me ocurre con su hombre allí, Juan Manuel Moreno, al que se le nota la bisoñez. Pues se habrán fijado en que la señora que hoy la rige, doña Susana Díaz, habla de todo menos de empleo. Ella promete «defender los intereses de los andaluces», sin olvidar nunca añadir «obtenidos bajo los gobiernos socialistas». Es como se ganan allí las elecciones. Ya recuerdan: «¿En qué trabaja tu padre, niño? En el paro».
Siento cierto embarazo al hablar de esa parte de España que no conozco a fondo, habiendo en ABC quienes tan bien la conocen, Ignacio Camacho el primero. Pero ha sido precisamente su columna de ayer la que me sugirió esta, e incluso ir más lejos. Dice Ignacio que «el fraude y la deshonestidad política están amortizados en Andalucía como factores de decisión electoral». Yo añadiría: y el altísimo desempleo.
Que en Andalucía se ha impuesto un determinado régimen entendiendo por tal no sólo una forma de gobierno, sino también una forma de vida resulta irrefutable y viene avalado por la continuidad del mismo. El régimen podría calificarse de algo parecido al «estado de bienestar perfecto». El Estado y, en su representación, la Comunidad Autónoma o Junta deben proveer de todos los servicios a todos los ciudadanos, es decir, facilitarles la felicidad, no importan su clase o condición, sean asalariados o empresarios, vivan en la ciudad o en el campo, tengan un empleo o estén parados. Y, al parecer, la cosa ha funcionado perfectamente durante más de tres décadas. Sólo así se explica que, siendo Andalucía la región de España con más paro, haya sido la que menos conflictos laborales ha tenido. Pues los asaltos a los mercados y fincas con piscina de Sánchez Godillo y su sindicato de trabajadores tienen más pinta de excursión jocosa de cincuentones que de protesta de hambrientos. Desde luego, nada que ver con lo de Casas Viejas durante la República.
Pero, me preguntarán ustedes, ¿cómo se financia todo eso? Pues a base de ese bendito ingenio andaluz: una subvención por aquí, otra por allá, un pellizco por este lado, una trampilla por el otro, y las cosas terminan arreglándose. A fin de cuentas, ya dicen que Andalucía es la tierra de María Santísima. «Aquí me decía un empresario cordobés nadie tiene un duro, pero todos vivimos como millonarios». Y otro, sevillano, me explicaba con aire compungido: «Si alguien viene a pedirme unas peonadas para sacar luego unos mesecillos de subsidio del paro, ¿cómo voy a negárselas?».

De ahí que tenga mis dudas de que Rajoy y Moreno acierten con una campaña electoral que prometa el pleno empleo por aquellas tierras. Lo que los andaluces parecen querer es lo que el peregrino a Lourdes del chiste: quedarse como están. Que es lo que promete la señá Susana.

jueves, 5 de marzo de 2015

La igualdad de los pitos - Ánxel Vence

La igualdad de los pitos - Ánxel Vence

Ahora que corren tiempos de desigualdad económica cada vez mayor, confortará saber que no ocurre lo mismo en cuestión de penes. Todos los pitos son iguales, según ha descubierto un grupo de investigadores británicos que se ocupó de comparar tamaños en diversos países del mundo. Su conclusión es que el 85 por ciento de los falos sometidos a tan delicada pesquisa están más o menos dentro del promedio de 13,24 centímetros en erección y 9,16 en posición de descanso.
El estudio sobre más de 15.000 vergas publicado en la revista de urología "BJUI" constata la existencia de miembros muy respetables que exceden los 16 centímetros de longitud; pero lo cierto es que apenas suponen un 5 por ciento del total. También son minoría los gusanillos por debajo de los 11 centímetros, que la investigación reduce a poco más de un diez por ciento. Descontados esos pequeños porcentajes, no queda sino concluir que la igualdad reina en los asuntos de entrepierna que a menudo son motivo de exagerada preocupación para los varones.
Disipar tal inquietud fue precisamente el motivo que llevó a los científicos a indagar en esta temática solo en apariencia alejada de los intereses académicos. Lo que los urólogos querían saber es si tiene o no fundamento real el llamado "síndrome del pene pequeño" que angustia -por lo general, sin motivo- a no pocos caballeros, víctimas de esa variante de la hipocondría. El resultado no deja lugar a dudas y acaso ayude a curar las aprensiones de quienes sufren por la sospecha de padecer una minusvalía genital.
Además de eso, es de esperar que la investigación -con sus felices e igualitarios datos- termine de una vez por todas con la murga de las empresas que ofrecen el milagro de la multiplicación del tamaño de los penes en internet. Cualquier poseedor de una dirección de correo electrónico sabrá por experiencia lo pesados que pueden llegar a ser estos feriantes que proponen a los incautos el alargamiento de la verga. Unos prometen dos centímetros de estirón, otros cuatro: y los más audaces llegan a garantizarle al cliente del producto una trompa más grande que la de un senegalés o la del mismísimo Rasputín.
Lo cierto es que el tan mentado estudio ha echado por tierra, entre otros, el mito del africano dotado de tres piernas. Sostienen en efecto los investigadores que no hay apenas diferencia de tamaño entre el aparato de los negros y el de los blancos (o caucásicos, como los llaman en la tele). Del mismo modo que resulta falaz la idea de que los chinos y, en general, los asiáticos, estén peor armados en la bragadura que el resto de la población del mundo.
Cuestión distinta es el caso de Grigori Rasputin, el monje brujo y lascivo que gobernaba sin más poder que el de sus atributos en la corte del zar Nicolás II. El zar ostentaba el cetro, pero el bastón de mando lo llevaba en sus 28,5 centímetros de envergadura genital el mentado Rasputín, cuyo miembro se exhibe -para comprobación de incrédulos- en un museo erótico de San Petersburgo.

Se trata, naturalmente, de una excepción que no hace sino confirmar la regla. Los científicos británicos, raros incluso a la hora de elegir lo que investigan, acaban de dictaminar para consuelo de posibles afligidos que en ciertas materias sobra discutir quién la tiene más larga. Pobres o ricos, guapos o feos, en lo fundamental todos nacemos iguales.

Los familiares de etarras - Teresa Jiménez-Becerril

Los familiares de etarras - Teresa Jiménez-Becerril

Nagore López de Luzuriaga, sobrina de dos terroristas de ETA, dijo en una radio pública vasca que sus tíos, dos terroristas de ETA, dos grandísimas personas, según ella, nunca buscaron el beneficio personal sino el colectivo, al margen de que cada uno pueda entender o no ciertos tipos de lucha (según este familiar, sus tíos son personas muy respetables, somos nosotros los que no entendemos ese tipo de lucha).
Pues no, señora mía, yo no entiendo, que alguien de la misma calaña que su tío, se atraviese España de punta a punta para pegarle un tiro al teniente alcalde de la ciudad de Sevilla y otro a su mujer, dejando huérfanos a tres niños de corta edad. Mira por donde ese hombre era mi hermano, Alberto Jiménez-Becerril y su mujer, mi cuñada, Ascensión García. Tampoco entiendo que compañeros de esa lucha etarra que usted dice que no comprendemos secuestren y asesinen cruelmente a Miguel Ángel Blanco. Y así hasta mas de 800 víctimas. Y no hay causa que justifique esos asesinatos selectivos. Y es precisamente esa ausencia de responsabilidad por parte no solo de los terroristas sino de sus familiares la que hace imposible el diálogo. Si los familiares no fuesen parte del entramado de ETA,sino tuviesen los mismos fines que los presos de ETA, ayudarían, influyendo en sus hijos, padres o hermanos, para que se arrepintieran, colaborarán con la Justicia esclareciendo los más de 300 crímenes aun sin resolver y entregarán las armas.
Pero ellos comparten ideología y como hemos visto claro en las palabras de Nagore, la sobrina de los etarras, que acabo de citar, comparten también método, al que ella llama, lucha a secas y ETA suele denominar, lucha armada. Ese colectivo que ustedes representan es la voz de ETA, que precisamente no se alza para pedir perdón sino para reafirmar que la trayectoria de terror ha sido la correcta. ¿Cómo no se avergüenzan de venir aquí a hablar de Derechos Humanos sin condenar las matanzas de ETA, que ha sembrado durante décadas de muertos y heridos, un país democrático como España, obligando a exiliarse por miedo a la extorsión, al secuestro y al asesinato a miles de ciudadanos que no compartían las ideas totalitarias de la organización terrorista ETA?
Por tanto, si ustedes señores, que representan los intereses de los terroristas, no quieren hacer tantos kilómetros, convenzan a los suyos, para que empiecen a reconocer el daño causado y luego ya veremos. Quizás yo pueda ayudarles un poco. «Mientras se quejan de que tienen que estar varias horas en la carretera para poder ver a sus familiares, podrían pensar en lo que mi madre daría por poder atravesar el mundo entero para volver a abrazar a su hijo. Por desgracia aún no existen carreteras que la lleven al cielo, les juro que si existieran mi madre ya la habría recorrido», no se trata de venganza, ni de ojo por ojo, se trata de ponerse en la piel de las víctimas, algo que ni los asesinos de ETA, ni sus familiares han hecho jamás. Todo lo contrario; si matas a un muchacho como mi hermano, a su mujer y dejas a tres niños huérfanos, eres recibido por familiares y vecinos como un héroe. Pones un coche bomba en una casa cuartel y matas a niños inocentes y brindan por ti en el pueblo donde naciste y se manifiestan para que salgas de la cárcel.
¿Que harían si se tratara de un violador y pedófilo asesino? ¿Serían capaces de reconocer la maldad en su mente y en sus actos, aunque fuese su hijo? ¿O seguirían afirmando que apoyan ese tipo de lucha y continuarían a justificar lo injustificable?
Tendría muchas preguntas por hacerles a los familiares de presos de ETA, pero temo que por lo que he leído y visto, mucho me va a costar, que reconozcan que para pedir hay que dar, y ETA no nos ha dado nada, más bien, a muchos, nos lo ha quitado todo. Y hasta que ustedes, que no son culpables de los asesinatos cometidos por sus familiares y amigos etarras, pero sí lo son de no horrorizarse ante ellos y de no influir para que se arrepientan y entreguen las armas, renieguen de ETA, no están en condiciones de exigir nada y menos de denunciar con mentiras en el Parlamento Europeo o donde quiera que sea, al Estado español. Suena a broma pesada escuchar de sus bocas que en España se violan los Derechos Humanos, cuando los únicos que han violado el más sagrado de los Derechos, el de la vida, han sido sus hijos, padres, madres, hermanas, hermanos, con sus balas y bombas.
En su tejado está la pelota, la próxima vez que tengan la suerte de poder visitar a los suyos en la cárcel, conversen con ellos con la verdad, la razón y la piedad por delante. A ver si hay suerte y la próxima visita que hagan a este Parlamento sea para recocer la culpa, pedir perdón y comunicarnos que ETA ha entregado las armas y está colaborando con la Justicia.

Teresa Jiménez-Becerril es eurodiputada del PP en el Parlamento Europeo.