sábado, 16 de abril de 2022

Viernes Santo, sin curas ni trenes - César Lumbreras

+Viernes Santo, sin curas ni trenes - César Lumbreras


Mi primera intención era abordar hoy de lo Renfe, sus trenes y el maltrato a Salamanca. Sin embargo, lo he descartado por dos razones principales. La primera, que estoy escribiendo en la tarde del Jueves Santo, jornada en la que la Iglesia Católica celebra el día del Amor Fraterno, y el artículo iba a tener de todo, menos “amor” y “fraterno”; así que no procedía. El segundo de los motivos que me han llevado a desistir de mi intención inicial es que hay muchos viernes al año para realizar la crítica correspondiente por la actitud de la citada empresa y del Ministerio de Transportes, mientras que Viernes Santo solo hay uno. Así que no viene mal realizar un sacrificio en esta jornada, lo mismo que las cofradías que hacen sus estaciones de penitencia, casi, casi, a la misma velocidad que los trenes lentos que unen, es un decir, Salamanca con Madrid por Ávila. Toca hoy un poco de contención y un mucho de ayuno y abstinencia en la crítica, que un día al año no hace daño, y sumirse en los recuerdos de los Viernes Santos de otros tiempos.

He sido, y sigo siéndolo, un amante fiel de todos los productos del marrano “colorao”, desde el chorizo, al salchichón, pasando por el jamón. Pues bien, el Viernes Santo me entraban unas ganas enormes de tomar unos huevos fritos con algún embutido o chacina y, claro, simplemente mencionar ese deseo ya era motivo de escándalo familiar, con respuestas del tipo: “sinvergüenza, hoy, Viernes Santo, ayunan hasta los judíos”. Yo solía responder que eso era lo normal, porque habían matado a Jesucristo, lo que generalmente empeoraba las cosas. El asunto tenía su miga y cierta justificación, porque esto solía suceder a eso de las diez de la mañana, tres horas largas después de que los monaguillos nos hubiésemos levantado para participar en el primer acto religioso del día: el viacrucis. Se realizaba por las calles del pueblo y también casi a la misma velocidad que el ya citado “tren lento”; previamente, habíamos hecho el mismo recorrido a una marcha más rápida, eso sí, convocando a los fieles mediante el sonido de las carracas, ya que no se podían utilizar las campanas. Claro, después del madrugón, de la doble caminata por las calles con sus correspondientes paradas, del frio correspondiente y del sermón con el que finalizaba el Viacrucis, lo que pedía el cuerpo era un buen almuerzo a base de huevos fritos y embutidos, pero no podía ser, porque tocaba ayuno y abstinencia. Hoy son pocos los viacrucis que se ofician a primera hora de la mañana, entre otras razones porque no hay curas suficientes en la mayor parte de los pueblos y, los que todavía resisten, no pueden multiplicarse. Lo de los trenes quizás tenga solución y depende de que haya voluntad política. Lo de los curas y los viacrucis, me temo que no.

P.D: Dedicado al amigo Manolo Muiños, que resiste.

martes, 5 de abril de 2022

Soy Yolanda - Rosa Belmonte

 Soy Yolanda - Rosa Belmonte


Lo de la vicepresidenta Díaz con el Papa es como lo de Georgina con sus amigos en el ‘reality’

Tamara Falcó también ha ido a ver al Papa. Su segunda vez por el doculoquesea de Netflix (el otro fue una mata que no ‘echó’). Llevó al Papa una Virgen de la Alegría, que está de moda entre la gente bien. Tamara vestía una camisa con lazo, como Yolanda Díaz, la ministra del extraño prestigio. Esta, cuando fue a ver al Papa, iba como mal disfrazada de Marguerite Yourcenar al ingresar en L’Academie Française.

 ya sabe que nunca más va a estar solo. Las veces que he coincidido con Pablo Iglesias en la radio, y todavía no estaba en el Gobierno, llevaba un séquito que ni el rey de Siam. El de Yolanda Díaz, del que ayer informaba Javier Chicote en ABC, es de chiste, de ‘sketch’, si no fuera por la falta de transparencia y el dinero público que no es de nadie. Bueno, de los que se lo gastan en ir al Vaticano en Falcon. Yolanda me ha recordado a Georgina, la novia de Cristiano, con sus amigos en ‘Soy Georgina’. Me ha recordado más a la parodia de Victoria Martín en su Instagram: «Me encanta estar con mis amigos. Nos llamamos ‘Las queridas’. Me gusta mucho que estén conmigo para no olvidarme de dónde vengo. Es verdad que antes de quedar, antes de que entren en mi casa, les pego siempre unos manguerazos porque, si no, Cris no me deja que se sienten en el sofá. Lo que más me gusta de estar con ellos es… ver sus caras de envidia cada vez que hago cosas y tengo cosas que ellos no tienen. Mi amiga Mamen, por ejemplo, que el otro día me la llevé en el ‘jet’. Ella iba con su vestido del Bershka. Esto me hace muchísima gracia. Porque ella me dice ‘Te quiero’, pero sus ojos dicen ‘Puta, puta, puta’».

Mi favorito del séquito ‘yolandal’ es Carlos Corrochano, «politólogo asesor de la vicepresidencia». ¿Qué necesitas para ir a ver al Papa? Un politólogo. Se apellida Corrochano, como el gran crítico taurino de ABC, autor de ‘La edad de plata del toreo’. Menuda edad nos está tocando en la política. Corrochano, que sucedió a Dulzuras, empezó a hacer críticas de conjunto, no toro a toro. Como decía Cossío, sabía «ver el suceso, a veces el detalle o matiz característico que ha de servirle de tema de su crónica».

Hay otra cosa de Victoria haciendo de Georgina que también me recuerda a la ministra del extraño prestigio. Son esos detalles o matices. «Me encantan mis fans, el apoyo de ellos es lo que me hace seguir adelante en mis objetivos de no hacer absolutamente nada». Anda, una actualización de Pla: «Era un gandul profundísimo, insondable, que había llegado a encontrar la manera de aparentar que estaba siempre atareado». Pero, tirando de otra Yolanda, Ramos, como Noemí Argüelles en ‘Paquita Salas’, cuidado con las palabras que decimos a la balalá, que esta señora se levanta a las cinco.

lunes, 4 de abril de 2022

Descansa en paz, amigo - Isabel Bernardo Fernández

Descansa en paz, amigo - Isabel Bernardo Fernández


A Alberto Estella. In memoriam

Estaba a punto de cumplir tres cuartos de siglo cuando Alberto Estella se decidió a trepar por su árbol genealógico y desempolvar notas y carpetas, para dejar testimonio escrito de sus Raíces en una publicación no venal, y regalársela a aquella “Estellada” de hermanos, sobrinos y familia que había convocado en la finca “Esteban Isidro”, a mediados de septiembre de 2015.

Todo por eso de eludir a los que, según Sancho, “roen los huesos y deslindan los linajes”. Todo por eso de que los más jóvenes de la familia y sus descendientes supieran por su propia boca quiénes eran, antes de que ladraran los fariseos y detectives de ese poema de León Felipe al que Estella cita, por haber corrido de niño, como él, las calles de Sequeros.

Porque si algo ha quedado en la memoria de los que conocieron a don Alberto como columnista GACETA, ha sido ese carácter agreste de su provenir batueco, con el que ha sabido defender su apellido y pensamiento ante propios y extraños, con una pluma certera, brillantísima y envidiable.

Duelo en “la calle del desengaño”. Oscuridad en “el farol”. Don Alberto Estella, ha partido hacia las verdes praderas de los salmos y no nos pide lágrimas, sino amistad y oración por su eterno descanso. Allá arriba ya solo el padre orgulloso, el abuelo tierno, el hombre sensible, el amigo cercano; el cristiano del nazareno de San Julián y del Cristo de Cabrera, dos de sus mejores y más asiduos confidentes. Allá arriba el vuelo, siempre el vuelo, para que los que seguimos abajo podamos seguir soñándolo.

“Te hemos echado de menos, Alberto”, le escribí hace pocas semanas, al no haber podido asistir a una comida en Vegallana a la que le habíamos invitado. “Me estoy acostumbrando a no estar, para cuando deje de estar”, tecleó ipso facto. ¡Ah, querido Alberto, larga e inmensa es la sombra que has dejado en nuestra casa, por siempre la tuya! Ya te iremos contando cómo va la primavera y, en tus oídos de niebla, yo te pondré un poema y Toto los zumbos más galantes de las vacas. Al fin y al cabo, es lo que tú viniste a pedir a los tuyos al concluir tus Raíces con una cita de Marcel Proust: “La mejor parte de nuestra memoria está fuera de nosotros, en un soplo de lluvia, en el olor a cerrado de una habitación...”. Así te recordaremos, Alberto, en lo mejor de la memoria. Aunque ahora estemos confundidos y no sepamos aún por dónde empezar. Son muchos los momentos y los espacios que has dejado abiertos de par en par, y, quizás, tengamos mucho miedo a no encontrarte. Con admiración, con amistad, con respeto, descansa en paz, amigo.

Don Estella - Manuel Muiños

Don Estella - Manuel Muiños


Permítanme, pues no puedo por menos, dedicar esta columna al que tantos años hizo maravillas entre los columnistas de este periódico, don Alberto Estella. Nadie podrá negar la pluma grácil, culta y hábil, irónica, sarcástica y, a veces, cáustica que atrapaba a quienes caíamos en la tentación de iniciar la lectura de sus crónicas. Una pluma a veces clara, concreta y concisa, de tiralíneas, y otras cortante y tajante, cual hábil bisturí. Sin duda alguna su presencia no pasaba desapercibida, sus comentarios, pensamientos y planteamientos tampoco. No dejaba indiferente y su capacidad para provocar y generar sentimientos era más que evidente. Descanse en paz Alberto Estella Goitre y viva para siempre en el corazón y en el recuerdo de quienes pudimos conocerlo y sentirlo de cerca. Esa fue precisamente una de sus últimas peticiones poco antes de entrar en el dulce sueño que le llevaría a la vida eterna en la que creía: “Me voy tranquilo, recuérdame siempre amigo Manolo y mucho ánimo en tu labor, no olvides que la Iglesia necesita...” (la censura me impide continuar con sus palabras para no herir sensibilidades, no tengo la valentía de don Alberto). Dicho esto, amigo Alberto, los que aquí quedamos haremos lo que podamos, intentaremos mantener el listón sabiendo que no alcanzaremos tu nivel. A buen seguro echaremos de menos tus columnas, más en estos tiempos convulsos en los que con la política y la guerra tendrías temática para opinar de forma clara, elocuente, conmovedora y contundente. Porque no me negarás Alberto, que la cosa está de “echa pan y moja”. Algunos eléctricos con los combustibles y otros quemados con las eléctricas, mientras todos temblando con unos y otros, atentos a la jugada y temerosos con la incertidumbre de la que se nos puede venir encima. No está el horno para más bollos, tenemos de sobra, pero ya verás como viene algún listo y lo mejora. En fin, que entre pitos y flautas, la guerra y las otras guerras continúan y curiosamente hoy más que nunca se hace realidad, incluso yo diría que viral, aquel dicho de todos conocido: “A río revuelto, ganancia de pescadores”.

Sí Alberto sí, como te lo cuento, la pobreza genera riqueza para muchos desalmados, delincuentes de guante blanco. Trileros de la solidaridad que por arte de magia o de “bóbilis, bóbilis” le dan la vuelta a la tortilla y hacen negocio con el dolor y el sufrimiento humano. Bueno, que no queda otra que poner sobre el papel, en la medida de lo posible, el día a día de la vida tratando de ponernos colorados para recapacitar y recolocar lo que se pueda entre todos. No te digo más, si puedes dales un toque ahí arriba, a ver si entre todos hacemos algo. Por cierto, para mi gusto tu despedida un tanto inmerecida, me pareció poco el incienso, aunque tú no lo necesitaras. Hasta siempre.

La Historia pasa a la historia - Pablo Montes

 La Historia pasa a la historia - Pablo Montes


Caminando por las cumbres de la salmantina Sierra de las Quilamas resuenan los ecos de las apasionantes leyendas que surgieron fruto de la sabiduría e imaginación popular. Cuentan que en la Cueva de la Mora se esconde parte del tesoro de Alarico, ocultado allí por el último rey godo, don Rodrigo. Se dice también que, en el pico del Castillo, las piedras que permanecen formando una especie de muralla, son los restos de la fortaleza en la que se ocultó este monarca, el que puso fin al reino visigodo de Toledo y dio paso, con su derrota en la batalla de Guadalete, a la dominación musulmana. Una invasión que, según reza la fábula, tuvo su mecha en las vejaciones de Rodrigo a Florinda, la hija del conde ceutí don Julián. Éste, furioso por semejante afrenta, permitió el paso de los hombres de Táriq ibn Ziyad a la península a través del estrecho de Gibraltar.

A partir de ahora será mucho más complicado que un alumno de la ESO sepa quién fue don Rodrigo. Ni tan siquiera se tratará (ahora se toca de puntillas) lo que significó el paso de los godos por la península. Porque por mucho que nos cuenten milongas y películas, no fueron los Reyes Católicos los que acuñaron el concepto de una España unida. Ese honor hay que apuntárselo al rey godo Leovigildo, capaz conseguir la unidad política de Hispania. En cualquier país decente con una historia tan apasionante como la que tiene el nuestro, ese episodio jamás se podría pasar por alto en un centro escolar. Sin embargo, en España se oculta completamente. Imposible de entender lo que viene después. Imposible comprender cómo se desmorona el Imperio Romano y cómo, tras los godos, llegan los musulmanes. Imposible interpretar cómo se gesta la Reconquista. Y, por supuesto, imposible suponer que Isabel y Fernando toman su concepto de patria del que ya existía durante el reino visigodo.

La ministra de Educación, Pilar Alegría, conocida popularmente como ‘Pili Juergas’, ha asestado una puñalada trapera a la memoria de España. Porque esa sí que es la auténtica memoria histórica. La que todos y cada uno de los alumnos de Secundaria deberían saber y comprender. Y no hablo de retener sin más la lista de los reyes godos como hicieron nuestros padres. Me refiero a entender que ese periodo de la historia es vital para comprender lo que viene después. Sin embargo, lejos de recuperar esos conceptos básicos, el proyecto de real decreto de la ESO que el Consejo de Ministros aprobó la pasada semana da un preocupante y casi delictivo paso atrás. La Historia deja de explicarse de manera cronológica, para pasar a impartirse por bloques temáticos. El objetivo es hacer un cóctel amargo para volver locos a los estudiantes y que se planten en el Bachillerato sin tener ni pajolera idea de dónde venimos. Absolutamente demencial.

LA GACETA se hacía eco hace unos días de la indignación de los docentes por este insulto a la inteligencia. Soledad Tena, coordinadora del grado en Historia de la Universidad de Salamanca y profesora del área de Historia Medieval, lo dejaba claro con una frase lapidaria: “No tiene sentido mezclar los esclavos de Egipto con los obreros de las fábricas de la revolución industrial”. Esa es la tragedia a la que nos vamos a enfrentar. Y eso sin mencionar la desaparición de la Filosofía, una asignatura clave si se imparte de una forma didáctica, amena y divulgativa.

Una sociedad que no conoce su propia historia está condenada al fracaso a todos los niveles. Si nuestros antepasados convirtieron la Sierra de las Quilamas en un lugar de leyendas vinculadas a don Rodrigo es porque tenían muy claro quién era este monarca. Y los que vinieron después, consiguieron interesarse por ese periodo tirando del hilo del mito. Pero para eso hace falta que en los colegios e institutos se ponga una semilla que la ‘banda de Sánchez’ se quiere cargar a base de mucho estiércol y poca simiente.

Mi amigo de Salamanca -: Juan Manuel de Prada

 Mi amigo de Salamanca -: Juan Manuel de Prada


De mis Tenía una cultura oceánica y una curiosidad de niño zangolotino estudiantiles en Salamanca guardo dos recuerdos imborrables: la luz rubia de la primavera, en idilio con la piedra de Villamayor, y la estampa altiricona y señorial de mi amigo Alberto Estella paseando por sus calles.

 coñón, con esa forma privilegiada de humor que, a la vez que se burla, se compadece de las miserias ajenas y, sobre todo, de las propias. Siempre andaba haciendo mofa de sí mismo, de sus manías, de sus achaques, de sus logros y de sus fracasos. Tenía una cultura oceánica y una curiosidad de niño zangolotino, siempre dispuesta a bautizar el mundo. Y, aunque era requerido en todo patronato o consejo que se preciase, siempre le quedaba tiempopara el alborozo de los libros y de la amistad.

Desde los años noventa, nunca dejó de bendecirme con su amistad. Saludaba la aparición de mis libros desde su tribuna en ‘La Gaceta de Salamanca’, donde escribía unos artículos sabrosos de prosa, anécdotas y evocaciones; y en más de una ocasión me invitó a presentarlos en el Casino de Salamanca, donde ejercía como presidente mercedario y ecuménico, para después invitarme a cenar (no he conocido a nadie con mejor gusto gastronómico que el suyo). En estos últimos años, después de fumarse millones de cigarrillos, se había pillado un «guapo enfisema» (así se refería, burlón, a su enfermedad) y me contaba con gracia incomparable que le tocaba acometer las calles que antes creía llanas como si fuesen el ascenso al Tourmalet, echando los bofes y con ‘paradiñas de recuperación’, disimulando por coquetería ante los escaparates. Y llevaba consigo una bombonita de oxígeno, a la que llamaba Greta y presentaba como «su novia más fiel», porque le había prometido acompañarlo «hasta que la muerte nos separe».

Hablé con Alberto Estella por última vez cuando me llamó para comunicarme pesaroso la muerte de Amelia Castresana, mi profesora de Derecho Romano y amor platónico de los dieciocho años. Algo magullado por la muerte de la amiga, Alberto Estella me confió entonces que a él también le había llegado ‘la hoja roja’, en alusión al libro de Delibes (y al librillo de papel de fumar, que así avisa de que se acaba). Yo le dije entonces que no dijera tonterías, que aún tenía que invitarme a muchas cenas suculentas; y él, siempre rápido en la réplica cálida e irónica, me preguntó: «¿Cuenta como invitación el banquete celestial?». Ya estará disfrutando de él a carrillos llenos, mientras hace reír a los ángeles. Descansa en paz, amado e inolvidable amigo.

Más daño al Bachillerato - Editorial ABC

 Más daño al Bachillerato - Editorial ABC


A través del programa ideológico del Gobierno, las aulas se convertirán en ‘iglesias laicas’ para usar las asignaturas como instrumentos para moldear la conducta del alumno de que ABC avanzase días atrás las imposiciones del Gobierno en el nuevo currículo de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), con toda su dosis de sectarismo y adoctrinamiento, conforme a la nueva ‘religión’ de la izquierda, ahora es el turno del Bachillerato, donde no solo no se corrige esta tendencia, sino que se aumenta. ABC desgrana hoy en exclusiva las partes esenciales del nuevo Bachillerato, que demuestran que lo que menos importa al Gobierno es la educación de los jóvenes en libertad de criterio, competitividad en las aulas, o en mérito y capacidad. Solo se busca una uniformidad del alumnado sin asomo de exigencia, y una suerte de lobotomización intelectual masiva en la que lo único útil es el ensalzamiento de la izquierda como única ideología aceptable.

Apenas queda nada del aprendizaje real de contenidos, la memorización o la preparación objetiva de los jóvenes en virtud de la capacidad de cada cual. El Bachillerato, el más flojo y menos exigente de nuestra historia, queda así subsumido en una nebulosa de conceptos cuyo currículo huye de lo estrictamente académico para confluir en un modelo surrealista de enseñanza ajeno a la realidad.

El Gobierno da vía libre a realizar el Bachillerato en tres años por primera vez desde que se instauró, y además se permite aprobar esta decisiva fase educativa con suspensos, lo cual es inédito. Se borra de los libros la historia de España anterior a 1812, pero a cambio se introduce el estudio de los llamados ‘Objetivos de Desarrollo Sostenible’. Todo, en el más puro lenguaje del sanchismo. La ecología y el feminismo se insertan en Historia de la Filosofía, y la nadería del ‘lenguaje inclusivo’ fomentado por Irene Montero desde Igualdad se estudiará en Lengua. Como vienen denunciando diversos colectivos del ámbito educativo, las aulas se convertirán en ‘iglesias laicas’ para usar las asignaturas como instrumentos para moldear la conducta del alumno. La educación se configura como una ingeniería social en la que solo una tendencia ideológica, una visión monocolor de la vida, se convierte en referencia de la bondad social mientras se criminaliza la contraria.

Los títulos se expedirán así a mansalva, haya aprendido el alumno o no. Cuando apruebe, habrá sido gracias a esta especie de catecismo curricular que permite una promoción generalizada. Todos los contenidos están trufados de la misma idea con que el Gobierno aprobó la asignatura Valores Cívicos y Éticos en la ESO. El espíritu consiste en impregnar todo de orientaciones ‘éticas’ sobre un objetivo superior, que es la protección del ‘bien común’. Eso sí, no define qué es ese bien común. Solo que se alcanza si el alumno sigue a rajatabla el guion que impone el progresismo, porque lo conservador es regresivo. Está claro que no quieren alumnos, sino un ejército de autómatas felices sin estudiar y sometidos a toda esa impronta retórica del consumo responsable, la sostenibilidad, la alimentación saludable, las identidades colectivas, la ecología social, el ecofeminismo solidario... Palabrería hueca y contaminante para que el alumno vincule inconscientemente la alimentación saludable con la izquierda, como si la derecha promoviese solo comida dañina. Todo se basa en una cierta visión redentora, buenista y artificial de la realidad frente a la dureza que caracteriza al estudio, o frente al concepto de autoridad del profesor, que queda arrumbado en beneficio de una cosmovisión sanchista de la realidad. Nunca como ahora se hizo tanto daño a la educación.

domingo, 3 de abril de 2022

La música suena bien - Julián Ballestero

 

La música suena bien - Julián Ballestero 


ESCRIBO estas líneas todavía consternado por la muerte de nuestro colaborador Alberto Estella, un hombre íntegro, con una pluma excelsa, un modelo para todos los que nos dedicamos a comentar la actualidad. Pero la actualidad manda y en España hemos vivido este fin de semana un acontecimiento que puede marcar la historia de nuestro país en los próximos años. El congreso del PP que ha elegido a Alberto Núñez Feijóo como presidente debería significar el principio del fin de ese sanchismo que como una losa ha sepultado nuestras esperanzas en los tres últimos años.

La música interpretada por el gallego en el momento de su entronización suena bien. Suena a la recuperación de las esencias de una derecha moderada, centrada, constitucional, europea y alejada del histrionismo y los continuos bandazos a los que Pablo Casado la sometió durante su nefasta presidencia. Si algo cabe reprocharle a Feijóo en su estreno al frente del PP es que haya concedido protagonismo y benevolencia a partes iguales a quienes no se merecían sino el olvido, y no tanto por sus errores, sino por el empeño cainita en destruir a los compañeros de partido. Quienes han sido víctimas de la inquina de Casado y García Egea, comenzando por Isabel Díaz Ayuso y siguiendo por Alfonso Fernández Mañueco, hubieran merecido un gesto de mínima censura a quienes han estado a punto de hundir la nave de la formación. A Mañueco ni siquiera le ha tenido en cuenta a la hora de conformar su equipo cuando ha colocado a Antonio Silván y Pilar del Olmo en su Ejecutiva, dos representantes del viejo herrerismo, sobre todo el primero.

Lo cierto es que el ex presidente de la Xunta gallega aterriza en el PP con una clara voluntad de concordia y eso, al parecer, vale también para los enemigos internos. Feijóo se declara contrario a la polarización de la política y a la agresión verbal y el insulto. Su estrategia sería perfectamente válida si enfrente no tuviera a un Pedro Sánchez que solo negocia y dialoga con sus amigos comunistas, golpistas y proetarras. Con un presidente del Gobierno empeñado en funcionar a golpe de decreto, que ha demostrado no tener el mínimo interés en pactar ninguna de las medidas aplicadas en los tiempos críticos que vivimos y cuyas únicas divisas son las mentiras y la propaganda, no solo no se puede pactar, sino que es imperiosamente necesario marcar distancias y ofrecer una alternativa sólida y creíble ante tanto despropósito.

El nuevo líder del PP tendrá que resistir la presión para someterse a pactos ‘de Estado’ a la que será sometido en los próximos meses por parte de Sánchez y su coro mediático. Cometería un error incomprensible si se deja engañar por los cantos de sirena del pasajero del Falcon. Para poder pactar con el inquilino de La Moncloa tendría que sufrir una conversión radical, al estilo de Pablo cuando cayó del caballo. Se podría negociar y llegar a acuerdos con otro presidente que tuviera un mínimo de decencia y sentido de Estado. Pero ya no sería Sánchez.

Dejando a un lado esas tentaciones, el proyecto de Feijóo llega con buena música, como un líder maduro, con un rumbo claro, alejado de los experimentos preadolescentes de su antecesor. El gallego ha demostrado nada más llegar a la presidencia del PP que no hace falta vituperar al contrario para marcar diferencias con Vox. Con tan solo demostrar su apoyo a una España autonomista, en la que se respeta la diversidad lingüística y la igualdad entre hombres y mujeres, ya dejó clara la distancia con los postulados de Abascal. Si fuera inteligente, y al gallego la inteligencia como el valor se le supone, no rompería los puentes con Vox. Para desalojar a Sánchez de La Moncloa y reconducir a España a la senda de la cordura, el PP tendrá que pactar con los verdes, porque, salvo revolución imprevisible, las mayorías absolutas han pasado a la historia. La música suena bien. Ahora a ver cómo baila.

Como si lo estuviese viendo - Santiago Juanes

 Como si lo estuviese viendo - Santiago Juanes


PUEDO imaginarme a Quevedo (nadie mejor que él) en las puertas de la Gloria recibiendo a Alberto Estella. ¿Viene para quedarse o como las otras veces? Pues pase, pase, que le estábamos esperando y además hay gente aquí que tiene muchas ganas de conocerle, desde Cervantes o Unamuno, a Julio Camba, Juan Barco o Wenceslao Fernández Flórez, articulistas famosos, pero sobre todo hay alguien que ha preguntado por usted varias veces, ya lo sabrá, Adolfo Suárez, creo que allí está, con Jesús Esperabé de Arteaga.

Supongo que a estas alturas su tocayo, Alberto de Churriguera, le habrá dado un achuchón y las gracias por aquella cita con el 250º aniversario de su Plaza Mayor, y habrán corrido a saludarle algunos del medallero placero, tan leídos por Alberto, quien se habrá llevado una sorpresa al ver en la Gloria a más de uno que esperaba en otro lugar bien distinto. La Gloria debe ser un lugar lleno de sorpresas. Cuando me aseguraron que Alberto Estella había fallecido solo pude contestar que eso era una exageración, que no puede morir alguien con su biografía, memoria, pluma y una huella imborrable en espacios salmantinos como los juzgados en los que tantas horas echó; la Plaza Mayor, con aquella fiesta de su 250º aniversario, o el Casino de Salamanca, que volvió a establecer en la vida social y cultural salmantina, pero también en el campo charro, del que tanto escribió en estas páginas y habló en todos los foros, y donde tanta paz e inspiración encontró. Huella imborrable en la Cultura de esta provincia, de la que ya forman parte sus artículos en estas páginas o su labor en el Centro de Estudios Salmantinos, del que fue secretario. Ya digo, una exageración. Tengo para mí que en cualquier momento me cruzaré con él y pegaremos la hebra un rato de las cosas de Salamanca. Su Salamanca. Nuestra Salamanca. También puedo imaginarme la cara de sorpresa de Alberto cuando se haya encontrado con Celia Sánchez. Tú, qué haces aquí. Tampoco me creo lo de Celia. Otra exageración. No digo que sea mentira, simplemente una exageración. Seguro que también me la encuentro por el barrio, en la farmacia o la cafetería de Pedro, en alguna obra de teatro o cubriendo una noticia con esa boina que era un homenaje a Carmen Martín Gaite, como su sonrisa.

Ha sido una semana extraña, en la que la proximidad de la Semana Santa se ha dejado sentir de forma cada vez más intensa con sus pregones, conciertos, preparativos y presentaciones de revistas. Ángel Ferreira leyó el pregón del Cincuenta Aniversario de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz, recordando los malos años de la Semana Santa de Salamanca, con un presente incierto y un futuro negro, a diferencia de la actual, aunque ya veremos las cicatrices que ha dejado la pandemia. Fue un pregón emocionante con pocas fechas y muchos nombres propios, el llamado factor humano citado el otro día en la presentación de la revista Cristhus. Esta tarde llega el “Poeta (Ramiro Merino) ante la Cruz”, que quizá responda a la pregunta de Antonio Praena, otro poeta, de si se puede o no ser poeta ante la cruz. Y pasado mañana el Pregón, con mayúscula, que este año imparte Francisco Gómez, periodista, narrador de nuestras procesiones desde la tele. Da vértigo su reto porque ¿qué se puede decir de la Semana Santa, de la Pasión, cuando tanto se ha dicho? Dentro de una semana estaremos metidos en harina, entre ramos, con la sensación de que alguien nos ha robado el mes de abril, y no solo por la inesperada ola de frío.

Estella, que escribía como los ángeles, aunque fuese el mismo demonio según los destinatarios de su ironía, tendrá día en el periódico de la Gloria, defenderá en sus tribunales causas imposibles y montará tertulia o casino, ya veremos. Es como si lo estuviese viendo.