viernes, 22 de enero de 2021

El ganchillo y el punto - Juan José Millás

 El ganchillo y el punto - Juan José Millás


Cuando veo el telediario, me viene a la memoria la Torre de Babel. No importa lo bien ordenadas que estén las noticias ni el esfuerzo del equipo de redacción por lanzar un hilo conductor que vaya desde la primera hasta la última. Tampoco la excelente presencia de sus presentadores (o presentadoras: déficits del genérico). Los políticos que van y vienen de un lado a otro de la pantalla hablan todos el mismo idioma, pero no se entienden. Ni se entienden ni los entendemos. He aquí una curiosa versión del relato bíblico.

Todo el mundo está de acuerdo en el significado de las palabras que salen de sus bocas. Pero cuando llegan a los oídos del otro se han convertido misteriosamente en sánscrito. Utilizamos el mismo alfabeto, el mismo diccionario y la misma gramática, pero algo ocurre en el breve recorrido que va del emisor al receptor para que nuestro desconcierto sea idéntico al de los constructores de la famosa torre con la que Dios temió que los habitantes de aquel lugar llegaran al mismísimo cielo.

No nos entendemos.

Y eso que nosotros no pretendemos alcanzar el cielo. Aspiramos solo a reducir las muertes provocadas por la pandemia y a aminorar los problemas creados por las desigualdades brutales que hemos creado concienzudamente a lo largo de los últimos años. Hemos puesto en la construcción de la desigualdad el mismo empeño obsesivo con el que alguien lleva a cabo una labor de ganchillo. El ganchillo, al contrario que el punto, es una forma de caligrafía que exige una atención desmesurada. Si la manufactura de estos dos tejidos pudiera compararse con las drogas, diríamos que el ganchillo es al punto lo que la heroína al hachís.

Hemos construido un orden económico que se nos cae ahora encima con la furia de unas lluvias torrenciales combinadas con vientos huracanados. Todo ello a base de hablar el mismo idioma que nos separa y sin necesidad de dios alguno que confundiera nuestras lenguas. Permanezco atónito frente a un telediario español en el que las noticias parecen emitirse en chino y en el que sus protagonistas políticos resultan perfectos marcianos para la mayoría de los contribuyentes que los hemos votado de buena fe.

miércoles, 20 de enero de 2021

Enfrentarse al sanchismo - Alberto Estella

 Enfrentarse al sanchismo - Alberto Estella


Hay presidente y se apellida Mañueco. Semeja al pequeño David frente al corpulento Goliat. ¿Pero dónde va ese insensato castellano y leonés -se preguntaron muchos-, desafiando al poderoso Gobierno social-comunista? ¡Atreverse a adelantar dos horas el toque de queda!, salirse del rebaño autonómico, afrontando las futuras represalias del sanchismo; gobernar siendo del Partido Popular de modo impopular, pensando en preservar las vidas de su Comunidad; confiar en la Justicia acatando de antemano el fallo sobre el recurso gubernativo; desoír al adversario Tudanca de que regrese a “la cordura” (su necia cordura); ignorar al delegado del Gobierno para que vuelva “a la casilla de salida”, o sea, al redil de las ovejas. Insólito. Valiente. ¿Habrá vuelto de la tumba el comunero charro Maldonado, jugándose la cabeza en campos de Villalar? Hay presidente, pero ¡ay, presidente!, jugarte el prometedor futuro con ese órdago de “nosotros a las 20 horas”, y los demás como bueyes, a las 22, porque entre la salud y el dinero -¿verdad, Alfonso? -, lo primero es lo primero.

Nadie en estos terribles momentos quiere ver las UCIS congestionadas. Menos oficiar funerales, ni preguntar por quién doblan las campanas. Ni coger la trompeta para estremecer con un toque de silencio sepulcral por el amigo muerto (como Montgomery Clift en una inolvidable escena en “De aquí a la eternidad”). Hay ochenta mil razones que ya están en la eternidad -¡queremos vivir, coño!-, por no haber tomado todas las medidas que la ciencia y el sentido común pedían, por antipáticas, impopulares -pero eficaces-, que resultaran. Una de ellas, esos ciento veinte minutos de adelanto. Madrugar dos horas a los sumisos, obedientes, caguetas, es lo que diferencia a un político de un cobarde o un secuaz.

Otros muchos presidentes, incluso del PSOE, ya le han imitado y quieren cambios en la normativa gubernamental de alarma, especialmente la competencia para acordar la hora del toque de queda. Tenemos presidente. Mañueco ya ha ganado, suceda lo que suceda hoy en esa comisión de diecisiete comunidades huérfanas, o con el recurso ante el Supremo. Iván Redondo y Tezanos deben aconsejar al arrogante Sánchez que se rinda. Hay que evitar otro confinamiento.

jueves, 14 de enero de 2021

Yo soy Bárcenas y mi mujer también - David Torres

 Yo soy Bárcenas y mi mujer también - David Torres

Bárcenas lleva amenazando con tirar de la manta aproximadamente desde el día en que lo enchironaron y a estas alturas ya nadie le hace mucho caso: ni Esperanza Aguirre, ni Mariano Rajoy, ni el PP en bloque, ni la manta, ni, desde luego, los jueces, que emplean con él una paciencia infinita y agropecuaria, como si en su vida hubiera entregado un sobre. Empieza a hartar incluso a la prensa, que oye la enésima advertencia de tirón de manta y prepara el enésimo titular que va a quedarse en agua de borrajas. Recuerda el cuento aquel de que viene el lobo pero sin venir y sin lobo, todo cuento, una canción que suena ya rancia y repetitiva, los 40 principales de Bárcenas. Dan ganas de ponerse chulo, como Mr. Blonde en Reservoir Dogs, y preguntarle a Bárcenas: "¿Vas a ladrar todo el día, perrito, o vas a morder?"

Para tomarse en serio una amenaza hay que plantar la pasta encima de la mesa, igual que en el póker Texas Hold’em sin límite o que aquel día que enviaron a un cura con una pistola a la casa de Bárcenas, un cura falso con una pistola que no pegaba ni un tiro, pero que llevaba encima una amenaza de verdad: ponte a cantar y verás lo que le ocurre a tu familia. Tonterías las justas con esta gente, que después te encuentran suicidado con una escopeta de caza, muerta de un infarto de miocardio o caído en un barranco con una moto, así hasta completar la quiniela de catorce cadáveres de la trama Gürtel. Mucho antes del coronavirus, la podredumbre del PP empezó a hacer estragos entre los afectados y para esta plaga todavía no se conoce cura ni vacuna ni mascarilla ni protección, excepto cerrar muy fuerte la boca.

Con la trama Gürtel bien podía rodarse un spin-off de aquel curioso programa, Mil maneras de morir, en que la gente iba palmando de formas absurdas, rocambolescas e inverosímiles: un joven que se ponía a dar saltos en la cama y se precipitaba desde el piso noventa de un rascacielos o una mujer que se atragantaba con el tanga comestible de su novia. Mi favorita, no obstante, sigue siendo la del tipo que quería vengarse de su ex, acudía de invitado a su boda, intentaba que el camarero pusiera un laxante para vacas en la copa de ella, el camarero se lo echaba en su propia copa mientras él estaba distraído, le entraban unos retortijones terribles en medio del discurso, iba corriendo al servicio, lo encontraba cerrado, salía a la calle desesperado, no veía más que un bidón en mitad del campo, se subía al bidón a modo de orinal gigante, descargaba entre retortijones espantosos, se escurría dentro del bidón, el bidón empezaba a rodar cuesta abajo y él acababa aplastado bajo las ruedas de un camión y lleno de mierda y sangre hasta las cejas. Casi parecía un avance de la trama Gürtel.

Bárcenas está intentando jugar de farol al estilo de la URSS contra EE UU durante las cuatro décadas de la Guerra Fría, amagando con desatar un infierno nuclear a la primera de cambio cuando en realidad los rusos apenas llevaban una pareja de cuatros. En ajedrez hay un principio que asegura que la amenaza es peor que la ejecución de la amenaza, pero después de siete gatillazos ni la manta ya da más de sí, ni el ultimátum puede tomarse en serio. Ladra, chucho, que no te escucho. A Bárcenas sólo le queda aguantar a la sombra mientras espera un indulto caído del cielo, en cuanto sus colegas recuperen el poder, y entonces repetir aquella frase de La vida de Brian, cuando los romanos empiezan a preguntar entre los crucificados: "Yo soy Bárcenas y mi mujer también".

miércoles, 6 de enero de 2021

Carné de “Podemas” o sanchista - M. Vicente

 Carné de “Podemas” o sanchista - M. Vicente


Hay que ser de izquierdas para que la sociedad en general te perdone la vida.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, del que no se puede decir que tenga un brillante expediente en la gestión de la pandemia, se va en medio del caos más absoluto por la tercera ola y por la desastrosa organización de la campaña de vacunación que el Ministerio debería de haber coordinado, tal y como “vendió” Pedro Sánchez en una de sus últimas apariciones dominicales. Sin embargo, el presidente ha preferido echar mano del tirón mediático que tiene el filósofo gracias a la pandemia y convertirlo en candidato del PSOE en las elecciones catalanas. Una vez más ha querido anteponer los intereses del partido social-sanchista a los de los españoles, pero no pasa nada porque es de izquierdas. Ni una sola crítica al vergonzoso aprovechamiento mediático de una desgracia y de una pésima gestión. Hemos tenido 17 gestiones distintas, 17 Navidades diferentes y nos encaminamos a contar con 17 organizaciones vacunales. El ministro, cuya única misión es coordinar a las comunidades autónomas, ni está en esto ni se le espera. Ahora sabemos, después de 10 meses de penurias, que su objetivo ha sido hacerse un nombre como candidato, aunque él y el embustero de Sánchez lo negaran.

Otro que ha conseguido inmunidad es el director general de Participación del Gobierno de La Rioja, Mario Herrera, miembro del partido del vicepresidente Pablo Iglesias. El pasado 1 de enero sufrió un accidente, casualmente la madrugada de Nochevieja con el toque de queda ya en vigor. Vamos, que el pobre empotró su coche de alta gama contra un árbol mal plantado y salió corriendo. Por supuesto ni avisó al 112 ni a la Guardia Civil y huyó dejando su flamante BMW abandonado en medio de la calzada.

El desgraciado alegó, después de estar varias horas mudo y desaparecido, que tuvo una emergencia sanitaria con un amigo al que le mordió un perro. Sin embargo, no hay ninguna prueba de que ni él ni el acompañante hayan visitado un centro sanitario. Con total desfachatez ha dicho que fue cuestión de mala suerte. Cinco días después sigue “tan afectado” que no ha sido capaz de aportar ninguna prueba que justifique su poca ejemplaridad como alto cargo público.

Les resumo: el individuo como es podemita y sabía que no le iba a pasar nada, se saltó el estado de alarma y empotró su potente y carísimo coche en un árbol porque presuntamente estaba borracho como una cuba, tanto que salió corriendo antes de que explotara el alcoholímetro y no le importó dejar el vehículo en mitad de una vía pública. ¿Y qué han dicho “Unidas Podemas” o Pablo Iglesias? Pues nada, la organización morada ha trasladado al indecente asesor su alivio al saber que ha salido ileso de ese desgraciado accidente que no ha tenido consecuencias ni para su salud ni para la de su acompañante.

A día de hoy, ni el partido morado ni el asesor han dado explicaciones. Hay que ser de izquierdas para que puedas saltarte las normas a la torera y que no te pase absolutamente nada.

Ni siquiera ha tenido prácticamente consecuencias en la sociedad. Si hubiera sido de centro-derecha, casi, casi se habría tenido que exiliar para poder vivir y por supuesto, los responsables políticos de su partido habrían tenido que pedir perdón varias veces.

Ya ni hablo del hecho de que el irresponsable asesor morado tenga un coche de alta gama o de que su líder espiritual viva en un pedazo de chalé a los pies de la sierra de Madrid custodiado por la Guardia Civil y que haya colocado a su mujer como ministra sin oficio ni beneficio. Cuestiones terrenales que la izquierda trata de criminalizar cuando las posee alguien de derechas, pero que en sus manos parecen simples derechos.

Este dossier que jalona a los miembros del Podemos o del PSOE-sanchista les permite mantenerse en el Gobierno sin erosión alguna, porque ser de izquierdas les da inmunidad para la desfachatez o para la mentira.

El Gobierno de coalición de la Rioja sigue gozando a día de hoy de buena salud e imagino que imponiendo sanciones a quien se salte las normas siempre y cuando no sea de “Unidas Podamos” o social-sanchistas.

martes, 5 de enero de 2021

El Tribunal Supremo de Facebook - Gerardo Pérez Sánchez

 El Tribunal Supremo de Facebook - Gerardo Pérez Sánchez


El Consejo Asesor de Contenidos de Facebook, cuyo nombre oficial es “Oversight Board”, se puso en marcha a mediados de octubre. Popularmente denominado “Tribunal Supremo de Facebook”, su misión consiste en revisar y establecer los criterios objetivos por los que el gigante tecnológico decide eliminar contenidos publicados en sus redes sociales. Está compuesto por cuarenta miembros de todo el mundo, procedentes de diversos sectores y a cargo de variados perfiles, que podrán seleccionar los casos sometidos posteriormente a revisión y ratificar o revertir las decisiones que se adopten.

El citado Consejo ofrece a los usuarios una vía de recurso o impugnación contra las decisiones de Facebook o Instagram sobre el borrado de las publicaciones. Inicialmente, los afectados pueden solicitar que la propia red social revise sus decisiones y, si no se sienten conformes con la respuesta final, iniciar un proceso de apelación ante dicho Consejo. El criterio de admisión de esas apelaciones es discrecional, por no decir arbitrario, dado que el número de solicitudes desborda con notoria claridad el volumen de asuntos capaces de ser tramitados por el órgano de referencia.

Por indicar cifras concretas, tras abrirse este servicio hace apenas dos meses, el “tribunal” en cuestión ya ha recibido más de 20.000 casos, resultando más que evidente la imposibilidad de atender todas esas reclamaciones, por lo que se pretende dar prioridad a los casos que afecten a numerosos usuarios a nivel mundial, que se alcen fundamentales para el discurso público o que planteen interrogantes importantes sobre las políticas de Facebook.

Una vez admitidos a trámite, el “Oversight Board” les asignará un panel de miembros que llevarán a cabo la revisión detallada en función de la información recibida, tanto de la persona que ha presentado la apelación como de la propia empresa. Posteriormente, adoptarán una decisión vinculante (lo que significa que Facebook deberá implementarla) y el Consejo redactará una explicación acerca de su decisión que estará disponible públicamente en su sitio web.

De las más de veinte mil reclamaciones, este Consejo eligió estos seis primeros casos:

1.- Facebook eliminó una publicación en Brasil en la que se veían ocho imágenes que describen los síntomas del cáncer de mama en las que se apreciaban pezones femeninos cubiertos y descubiertos. La red social las borró al considerar que infringían su política sobre desnudos y actividad sexual de adultos.

2.- Facebook eliminó una publicación de un usuario con una captura de pantalla de dos tuits de Mahathir bin Mohamad, primer ministro de Malasia desde mayo de 2018 hasta febrero de 2020, en los que aseguraba que “los musulmanes tienen derecho a estar enfadados y matar a millones de franceses por las masacres del pasado”. La plataforma alegó que tal publicación infringe su política sobre discurso del odio o incitación al odio.

3.- Facebook eliminó la publicación de dos fotos del niño Aylan Kurdi, el menor fallecido que yacía en la orilla de una playa turca tras el fallido intento de su familia de llegar a Grecia. Junto a estas dos fotografías, el post preguntaba en idioma birmano por qué no existen represalias contra el trato que da China a los musulmanes de la etnia uirgur. La red social explicó que esta supresión se debía a que el contenido infringía su política sobre discurso del odio o incitación al odio.

4.- Facebook eliminó un post sobre una cita atribuida supuestamente a Joseph Goebbels, ministro de Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich en la Alemania nazi, sobre la irrelevancia de la verdad y la necesidad de apelar a las emociones y a los instintos en lugar de al intelecto. La empresa alegó que infringía su política sobre personas y organizaciones peligrosas y no permitía la presencia en Facebook de ninguna organización o persona que cometiera actos violentos o cuyos objetivos lo fueran.

5.- Facebook también eliminó fotos en las que se veían iglesias de Bakú, capital de Azerbaiyán, con un texto en el que se aseguraba que esta ciudad fue fundada por el pueblo armenio, y se preguntaba por el destino de estos templos. El usuario afirmaba que en Armenia (de mayoría cristiana) se están restaurando mezquitas, mientras que en Azerbaiyán (de mayoría musulmana) se están destruyendo iglesias, y que él se posiciona en contra del “ataque azerbaiyano” y el “vandalismo”. La red social suprimió esta publicación alegando que infringía su política sobre el discurso del odio o incitación al odio.

6.- El último caso fue remitido al Consejo por el propio Facebook. Un usuario publicó un vídeo sobre un presunto escándalo de la agencia francesa responsable de la regulación de los productos sanitarios, en el que se aseguraba la denegación de la autorización del uso de la hidroxicloroquina y la azitromicina contra el COVID-19, pero se permitía el envío de correos electrónicos promocionales sobre el Remdesivir. Logró cerca de 50.000 reproducciones y fue compartido alrededor mil veces. Facebook decidió eliminar el contenido porque infringe su política de publicaciones alegando que “si bien entendemos que las personas suelen expresar desprecio o desacuerdo mediante amenazas o apelaciones a la violencia sin intenciones serias, eliminamos el lenguaje que incita a cometer actos graves de violencia o los hace posibles”.

A mi juicio, sería deseable que cada uno de nosotros reflexionara sobre cuál sería nuestra decisión si formásemos parte de ese “Tribunal Supremo de Facebook” para, de ese modo, tener conciencia de qué modelo de sociedad queremos, qué tipo de redes sociales deseamos y qué espacio pretendemos dejar a la libertad de expresión en una sociedad democrática.

*Doctor en Derecho. Profesor de Derecho Constitucional de la ULL

sábado, 2 de enero de 2021

Caja Duero e Isidro Fainé - Juan Carlos García Regalado

 Caja Duero e Isidro Fainé - Juan Carlos García Regalado


Se preguntarán muchos de ustedes qué tienen que ver la extinta Caja Duero con Isidro Fainé, o lo que es lo mismo, con CaixaBank: nada y todo. Por desgracia, nada, porque nuestra desvalijada Caja de Ahorros escenifica la España mediocre, cacique; aquella España de asambleas y consejos de administración de locos y corruptos en los que igual se sentaba un concejal parásito del PP, un típico jeta sociata, un paleto periodista, un sindicalista millonario a su propio servicio, un empresario sin empresa, y hasta un catedrático sin alma ni vergüenza. Si Unamuno levantara la cabeza... Y por desgracia todo porque Caja Duero llegó a ser una pequeña “Caixa” en su rincón castellano y con un Fainé de apellido cosmopolita y burgués en la figura de Sebastián Battaner, cuya obra fue arruinada por un ejército de sinvergüenzas iletrados de Salamanca y Valladolid (y León, si incluimos a aquella compañera de viaje llamada “Caja España”).

Hoy ya nadie se acuerda de Caja Duero, ni de “La Caja”, ni de su Obra Social, así de tontos amnésicos somos los salmantinos, orgullosos como nadie de perder y languidecer. Y tenemos que dar gracias que los restos del naufragio y la juerga los rescatara Unicaja...

Veo a Isidro Fainé, el hombre que, desde un humilde origen campesino, llevó a la Caja de Ahorros de Barcelona al gran banco que es CaixaBank, y ahora, a sus casi 80 años, a convertirlo en el primer banco de España tras diseñar y ejecutar su fusión con Bankia. Y suma y sigue, pues Fainé no se retira... con casi el doble de edad que muchos prejubilados españoles. Y ello, por suerte para CaixaBank, pero también -y sobre todo- para España, pues nuestro país necesita gente activa como Fainé, como el cardiólogo Valentín Fuster, o como Amancio Ortega, personas que en lugar de ruina, y Caja Duero fue arruinada miserablemente por depredadores de pueblo, crean con su esfuerzo, con su capacidad de servicio y dedicación no sólo riqueza, sino progreso, consenso, bienestar, y equilibro social.

España necesita de Fainés, de la experiencia de los Fainés del 42, como Isidro, y de los nuevos Fainés del 92; personas no sólo formadas, sino educadas y construidas en la mesura y en el interés global por encima del personal o de empresa. Como destaca el propio Fainé, la enseñanza más importante que le transmitió su padre fue que la vida es servicio, la visión que no tuvo la última Caja Duero, que entendió la entidad como servicio... propio en guayabera, acabando en unos pocos años con todo aquello que beneficiaba a la comunidad, con la propia entidad, y sin que nadie diera con sus huesos en la cárcel.