jueves, 5 de diciembre de 2013

El desplegable - José Luis Alvite

El desplegable - José Luis Alvite
Un tipo le preguntó de madrugada a Ernie cómo le gustaban las mujeres. Ernie le miró y dijo: "Sobre todo, amigo mío, me gustan vivas". Y no se trataba de una broma para quitarse de encima a uno de esos imbéciles que hacen preguntas así. ¿Cómo le gustan las mujeres a un hombre? Si eres niño, la que te gusta es tu madre y aceptas volverte loco por una mujer veinte o treinta años mayor que tú, porque no está a tu alcance tener una madre de tu edad. A los quince años empiezas a distinguir entre el cuerpo y los valores, entre Jane Fonda y doña Emilia Pardo Bazán, es decir, entre la carne y las ideas. Es la eterna disyuntiva entre el fondo y la forma, entre la oración y la lengua, entre el aforismo y el chupón del cuello. A un sector del feminismo le molesta que los hombres busquen sensaciones sexuales en las mujeres, ¡como si lo razonable fuese excitarse con el podio del Tour de Francia! Y tienen algo de razón porque con una mujer puedes compartir la tertulia, un viaje en moto, el cupón de los ciegos y el colegio electoral. Y asistir juntos a la próxima conferencia de Lázaro Carreter o debatir las tesis monetarias de Alan Greenspan. Pero siempre estará latente la tentación, el instinto, en definitiva, el sexo. Seríamos sinceros si reconociésemos que lo primero que nos atrae de una mujer no es su biblioteca ni su expediente escolar, sobre todo si de lo que se trata es de compartir el futuro y fundar una familia. Personalmente a mí doña Emilia Pardo Bazán me gustó siempre razonablemente, sobre todo para leer sus libros en cama con Jane Fonda. Un viejo editor que frecuenta el 'Savoy' dice que la Biblia tendría más difusión si incluyese un crucigrama. A lo mejor es que Dios se propaga mejor mezclado con Ocón de Oro. Mi mayor fascinación por el recogimiento religioso la sentí aquella mañana que anoté la dirección de una niña en las páginas del catecismo. Y ahora que ya no soy un crío, reconozco que me gusta Ana María Matute aunque en sus libros el viejo editor del'Savoy' seguro que habría incluido un desplegable de Kim Bassinger.