miércoles, 28 de agosto de 2013

Fulanas de agua - José Luis Alvite

Fulanas de agua - José Luis Alvite

"Una luz que no desmiente tus ojos y mesa para dos, eso es jazz, muchacho", me dijo Ernie en el 'Savoy' aquella madrugada en la que comprendí que en la primavera de los tipos como nosotros las flores habían muerto cerradas. Cenábamos con Fiona Worley, una vieja cantante de 'blues' en cuyo rostro empezaba a amontonársele el bajo vientre. Fue Fiona quien años antes me había dicho que "la vejez es seguramente el único disparo sin orificio de entrada". "Es natural envejecer. Lo único que tiene remedio son los modales de la edad. Serás feliz si descubres lo elegante que resulta hacer frases de Truman Capote aprovechando que te sube a la boca, como grisú, el flato de tu cadáver". A Fiona Worley los tragos de 'bourbon' le sonaban en la garganta como si mease en una ocarina.
Suave luz amordazada y mesa para dos, esa es la receta de Ernie Loquasto para sobrellevar de madrugada la soledad con los dedos de alguien echando sobre el piano, como estraperlo, dos cucharadas de la sangre pasmada de Oscar Peterson. Aquella madrugada Ernie estuvo especialmente melancólico y me pareció ver en sus ojos el aniñado 'medley' de su lejana juventud y su sangre corriéndole por las venas como un obcecado pájaro de opio. Miró a Fiona y le dijo: "Vamos, nena, no me vengas con historias de tu juventud. A tu edad yo ya era veinte años mayor que tú. Importa poco el tiempo. Si la luz no desmiente tus ojos, incluso parecerá cierto que te conservas como a los doce años, cuando sí que era cierto que te conservabas bien. ¡A la mierda el tiempo! Estuve en la guerra de Europa pero era tan joven que tardé en comprender que el III Reich no eran cuatro maricones nazis con una Lugger en el liguero".Fue una madrugada de poca luz y tres en una mesa para dos. A Fiona le sonaba en los pulmones un popurrí de sangre con piñones. El hielo en las copas se había vuelto lodo y con el viento, las banderas del Waldorf parecían fulanas de agua.