viernes, 5 de abril de 2013

Una pesadilla para cuatro niños - Carmen Enríquez



Una pesadilla para cuatro niños - Carmen Enríquez
Preocupación, tristeza y pesadumbre por la repercusión que todo el proceso está teniendo en sus cuatro hijos, a los que se les insulta y dejan de lado sus propios compañeros de colegio, son los sentimientos que desde hace meses se han instalado en la casa donde la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín siguen viviendo en el barrio de Pedralbes de la capital barcelonesa. La imputación de la Infanta ha sido un mazazo más que ha caído sobre el interior de la vivienda de los duques de Palma, que ven cómo cada día se complican más las cosas para ellos y no atisban una pizca de luz al final del negro túnel en el que se encuentran en estos momentos.
Doña Cristina, haciendo frente a la situación y sin ánimo de esconderse de los medios que rodean su domicilio y su lugar de trabajo día y noche, se atrevió ayer a entrar al lugar donde trabaja a pie, con paso ligero y gesto serio, a pesar de que una nube de reporteros esperaba para captar su imagen tras la imputación en el «caso Nóos» decidida por el juez José Castro. Al dar ese paso, trataba de dar una sensación de normalidad en la creencia de que lo mejor en estos casos es dar la cara y afrontar desde el primer momento una realidad que la coloca en el foco de interés de todos los medios de comunicación. Hay que tener en cuenta, además, que la Infanta es la única persona de la familia que sigue teniendo trabajo –directora del Área Internacional de La Caixa– y por tanto sólo ella percibe un salario que ayude al mantenimiento de su familia.
Iñaki Urdangarín, sin trabajo desde hace meses, optó por sacar de casa a sus cuatro hijos en una jornada en la que no abrían los colegios. Un gesto de Juan, el mayor de los chicos, bajando el protector para el sol en el momento que salían del garaje para evitar ser fotografiado, definía muy bien el sentimiento general de estar a la defensiva que predomina en la familia actualmente.
El ambiente en Zarzuela
En Madrid, en el Palacio de la Zarzuela, la noticia de la imputación de la Infanta llenó de consternación a todos. No se lo esperaban. De ahí que en las declaraciones difundidas por la tarde se señalara la sorpresa que había causado la decisión del juez Castro. Confiaban en que prevaleciera hasta el final el criterio del fiscal Horrach, contrario a la imputación.
La Familia Real trata de mantener el ánimo ante los derroteros que está tomando el «caso Nóos». El Rey y la Reina ven con tristeza lo que está pasando y les preocupa mucho la repercusión de los acontecimientos en sus nietos, con suficiente edad para darse cuenta de lo que ocurre, especialmente los mayores. Como abuelos ,y también como padres, les parece una pesadilla la situación que tienen por delante su hija y sus nietos, inocentes absolutos de las posibles faltas de sus padres.
Aunque los duques de Palma tratan de distraerlos con actividades deportivas (esquí, rafting, bicicleta), eso no borra el ambiente opresivo de sentirse rodeados en su propia casa por decenas de fotógrafos y reporteros de televisión, sin poder salir y entrar con libertad de su propio domicilio. La compensación principal de los cuatro hijos de Iñaki y Cristina es seguir viendo a sus padres unidos. En la adversidad, como declaró ayer el abogado Pascual Vives, no sólo por lo que está pasando ahora sino también por lo que pueda pasar en el futuro.