lunes, 8 de abril de 2013

«These Foolish Things» - José Luis Alvite

«These Foolish Things» - José Luis Alvite

Un día me detuve al anochecer en el barrio chino y me di cuenta de que todo lo que me habían enseñado mis profesores en el instituto era menos emocionante que si me cumpliese en un garito el sueño de que una de aquellas chicas me cantase «These Foolish Things» con la voz ahumada de la oscura Della Reese. Con todas las consecuencias de un cambio drástico, mi vida fue distinta desde entonces. Decidí que sería otro hombre a partir de la sordidez bautismal de aquella noche y emprendí un camino que nunca supe muy bien a qué lugar me llevaría, como si harto de la vida segura, aburrido del confort, me largase montado en un caballo sin ojos. Era joven y podía permitirme el capricho de cualquier insensatez. Estaba ansioso por emplear todas mis energías en el esfuerzo de quedar exhausto, convencido de que nada de cuanto pudiese leer en los libros sería en absoluto más apasionante que lo que, por amor o por contagio, pudiese transmitirme una de aquellas mujeres en cuyos labios estaba seguro de que encontraría juntos la biselada luz de un sonrisa, la sangre neonatal de un beso y el ácido sabor de un vomito. Fue así como descubrí la hermosa e inquietante autenticidad de las vidas extremas y comprendí que el mundo era de otro modo si al despertar lo mirabas llevando aun en el rostro el agua magreada en la que se hubiese aseado minutos antes cualquiera de aquellas mujeres, como en el caso de la fulana que una madrugada me dijo que estaba de acuerdo conmigo en que los mejores sueños los tiene un hombre cuando decide dormir lejos de la cama en la que haya dejado doblado su último pijama. ¡Nada de normas e ideologías! Solo tentaciones, honestidad e impulsos. Y tener presente algo que no suele fallar: No hay un solo sueño del que no valga la pena despertar en otro sueño.