domingo, 22 de septiembre de 2013

Giorgio Cafaro - José Luis Alvite

Giorgio Cafaro - José Luis Alvite

Cuando me lo presentaron en el 69, supe que estaba ante un tipo diferente. A Giorgio Cafaro le sentaba el traje como un féretro. Alguien me dijo que en cuatro cárceles le pusieron reparos para cumplir condena. Nunca había visto un rostro con tantas cicatrices. Se corrió por ahí que Giorgio Cafaro conservaba en casa el retrato que una madrugada le hizo un tipo en Mobile-Alabama. Su cara estaba tan repujada por la vida, que dijeron que aquel tipo le hizo el retrato con aguja e hilo. El rostro de Cafaro parecía restos de comida.
Giorgio notó que le miraba y me dijo: "Tengo un rostro de varios tomos, amigo mío".También me comentó que la última vez que estuvo en un quirófano, le habían reparado la cara con la rodilla de un muerto. Pensé que estaba frente a un tipo inolvidable, uno de esos hombres cuyo rostro es como recordar un codazo. En la mirada de Giorgio Cafaro siempre hacía mal tiempo.
Hablaba poco pero aprendí algunas cosas de él. Me dijo: "Soy un tipo tranquilo. Aprendí a correr en el interior de una caja fuerte. Puedo hacer fuego frotando dos pedazos de hielo. En la vida hay que ser contenido, muchacho. De niño supe que para sobrevivir en las circunstancias que se me venían encima, un hombre tiene que aprender a tragar saliva en días alternos. Eso es lo que vale: las cosas que te enseñan de niño. A fin de cuentas, muchacho, la vida es el tiempo que un hombre tarda en volver a casa". Eso me dijo aquel tipo al que el corazón le latía como una gotera de hule en un saco de flemas.
Giorgio murió en el 74. Fue un infarto pero el forense le dijo a Ernie que el corazón de aquel fulano había sufrido un desprendimiento de tierra. Nunca olvidaremos el sepelio. Fue memorable. El coche fúnebre se estrelló contra un árbol. Murieron los dos empleados de la funeraria. Chester Newman escribió en el 'Clarion' que el cadáver de Giorgio Cafaro tenía tan buen aspecto, que prestó declaración durante media hora.