jueves, 5 de septiembre de 2013

Aforismos - José Luis Alvite

Aforismos - José Luis Alvite
  
Yo ya lo sabía, francamente, pero Ernie se encargó de recordármelo. Me dijo anoche en el 'Savoy': "Empieza a ocurrir contigo lo que ocurrió conmigo hace más de veinte años,muchacho. Un día te ves en el espejo y comprendes que ese nuevo rasgo en tu cara no es el mohín de un pensamiento, el reflejo de un recuerdo, el rictus de una decepción, sino un síntoma nuevo, un aviso de que algo no marcha bien, la señal inequívoca de que esta vez el mal aspecto no podrás solucionarlo con jabón de tocador o una siesta, no, muchacho, sino con un tratamiento que están probando en Japón con los perros".
No se equivoca el jefe. Pasa con el cuerpo lo que con las vidas, que al final lo que te queda de las experiencias y de los conocimientos es un aforismo y dos refranes. Tu rostro ya no admite nuevas inflexiones, tonos distintos, un rasgo nuevo que acuse una felicidad inesperada, una buena noticia que ni soñabas. Tu cara agotó su cupo de novedades, amigo, y sólo te queda el espacio justo para acatar en blanco la noticia del oncólogo: "Amigo mío, no hay mucho que decir. Puedes rezarte, si ese es tu deseo, pero será tan inútil como tirarle piedras a una catedral". ¡Dios santo!, dice Ernie que al final todo lo que puedes hacer es emplear tus últimas fuerzas en alcanzar la cama y cruzar las manos sobre el pecho. Una noche me dijo Ernie que había conocido a un tipo sin manos que fue presa del cáncer y que en fase terminal estaba tan desesperado que quiso suicidarse. "No tenía fuerzas bastantes para saltar por la ventana, muchacho, así que decidió asfixiarse. ¿Y sabes que hizo? No me lo vas a creer, Al, pero aquel tipo se asfixió mordiéndose la nariz con la boca para no coger aire por ningún sitio". Aquel fulano se llamaba Jake Pallantine. Yace enterrado en Hoboken. En su epitafio puede leerse: "Sirve de poco cuidarse. Al final sólo consigues tener el peso de tu cadáver."