sábado, 3 de enero de 2015

Amar, amor - Salvador Sostres

Amar, amor - Salvador Sostres

Es crucial amar, pero todavía más importante dejarnos querer y demostrar que nos sentimos amados. Los que nos sentimos bien dando, a veces caemos en la arrogancia de no prestar atención a lo que nos dan: por timidez, por inseguridad, tal vez porque creemos que no lo merecemos; y así hacemos infelices a los que se esforzaron en satisfacernos, y que también esperaban sentirse felices a través de nuestra felicidad.

No sé si tiene mucho que ver, yo creo que sí, pero alguien podría pensar lo contrario; el caso es que una de las cartas que con más amor he conservado a lo largo de mi vida ha sido la que mi querido pediatra, y amigo, Juan Brotons, me escribió el día de mi Primera Comunión. "Recuerda: jugar es rezar, estudiar es mejor". Ser protagonistas de nuestro cuento, de nuestro yo en permanente expansión, de nuestra manera de llenar el espacio, da casi siempre un excelente resultado. Pero también los  demás tienen que poder hallar su espacio, y lo tienen que hallar en nosotros, y sólo pueden hallarlo si nosotros estamos callados, y quietos, y dejamos que sean ellos, por una vez, los que nos hagan sentir especiales.

Jugar es rezar. Si así no hubiera sido yo habría jugado a hacerte feliz. Sabemos las canciones y los trucos, y aunque ahora no tengo tiempo para explicarlo puedo jurarte que yo con mis simples manos he hecho magia, he jugado con el mundo como si fuera un globo aunque no soy ningún tirano, y cada maravilla se me ha abierto de piernas y brazos cuando he llamado a su puerta.

Sin embargo tiene razón mi doctor. Estudiar es mejor. Cuando nos contenemos, cuando escuchamos, cuando aprendemos, cuando sabemos recibir amor, cuando sabemos aceptarlo, cuando sabemos guardarlo como un tesoro con la parte de deuda y de agradecimiento, eso es bastante más complicado que saber darlo, y más que ser buenos somos santos, porque hacemos sentir a los demás como a nosotros tanto nos gusta sentirnos.

Amar es cuidar de dos almas. Deja que la suya crezca en ti tal como tú creces en la suya. Renuncia a una pequeña parte de tu vanidad para que también los demás puedan tener la sensación de que lo que hacen por ti tiene algún sentido y puedan sentirse importantes al ver que para ti su amor es muy necesario.

Amar es también cuidar de su amor. No es la única tu inseguridad. Jugar es rezar, estudiar es mejor.