martes, 29 de julio de 2014

Guapos, jóvenes y gays - Raúl del Pozo

Guapos, jóvenes y gays - Raúl del Pozo
La política y la Monarquía vuelven a ser un proyecto de seducción. Dicen que Pedro Sánchez, elegido por las bases, robó la sonrisa a Adolfo Suárez, aquel político valiente, humilde y campechano. Yo creo que lo importante es que, además de seductores, jóvenes, guapos y elegantes, los nuevos iconos transmitan pasión democrática.
Además de ser hombres, mujeres o gays, todos de buen escorzo, la gente espera que limpien las cuadras y las cloacas, extiendan las libertades y contribuyan a reactivar la economía y el empleo.
El otro día me recordaba una jefa del PP que están encantados de que haya tantos gays en las cúpulas de Nuevas Generaciones. A todo el mundo le ha parecido muy bien que los gay friendly hayan sido tan activos en la entronización de Pedro Sánchez, un hetero liberal y agnóstico. El vocablo gay está muy bien aceptado en España -dice Félix Rodríguez González-, por la popularidad que conlleva todo anglicismo. Pero insisto, lo importante es la pasión para darle la vuelta a las cosas.
Hace unos años conté la historia del señor Sardina, un antiguo redactor de Marca, que compartió una de esas noches de juerga con Paco Rabal y Fernando Fernán Gómez. Después de comer conejo con tomate en Manolo Manzanilla, ligaron con tres chicas y se fueron a un apartamento. Paco se perdió con la primera. Fue entonces cuando FFG le dijo a Sardina: «Si quiere una copa más se la pongo; si se duerme, túmbese en el sofá; pero no espere nada más. Paco se las tirará a las tres».
Cuando se le preguntaba a Luis García Berlanga, erotólogo, en qué consistía el gran atractivo de Paco, el follador de la madrugada, contestaba: «Paco tiene aura erótica». Se habla de la erótica del poder, del poder como afrodisiaco y nadie explica que, efectivamente, la belleza es poder, pero el aura hay que convertirla en acción y cambio.
Un historiador comentó que no es el hombre quien gobierna los tiempos, sino los tiempos los que gobiernan al hombre. Pedro Sánchez, nombre de español corriente, descendiente de hidalgo y labrador. Ha encontrado un PSOE al borde de ser el Pasok griego. Bien niquelado, sonriente, humilde, flaco, dicen que estaba crudo para tomar la alternativa. Le acusan de no haber hablado de corrupción ni de puertas giratorias en su primer discurso; y cómo lo iba a hacer si estaba rodeado por los viejos estigmas.

Es importante que vuelva la seducción sin poder hipnótico o método para engañar como en el pasado. En la sociedad del espectáculo y de la imagen, los feos, los tristes no suelen ganar elecciones.