domingo, 15 de febrero de 2015

Yo, Leonor - María José Navarro

Yo, Leonor - María José Navarro

Ayer fue un día muy bonito en casa porque, como todos Vds ya saben de sobra, a cursis no nos gana nadie. Mi madre ya le había dicho a mi padre que ni se le ocurriera comprarle nada que San Valentín era una trampa para que picáramos y le había echado un discurso de esos de feminista enfadá, pero como él está enamorao como un chiquillo no se pudo resistir. Eso sí, le regaló libros gordos con la letra pequeña, para que no pudiera protestar. Por la noche nos contaron que nos quedábamos más solas que la una y yo supuse que tenían planazo y juerga loca, es decir, que se iban al cine. «Por lo menos, iros a esa de las sombras, que creo que a ella la atan». Bueno. Para qué queremos más. Que si tú cómo sabes eso, que se acabó mirar el «Superpop» en el ordenador, que me va a llevar a un psicólogo. «¿Y tú no vas a decir nada, Felipe?», dijo mi madre como esperando a que me cayera la del pulpo. «Cariño, ya sabes que ella ha sido siempre muy despabilada», dijo él, embelesao conmigo. Total, que estoy otra vez en el rincón de pensar. Ojo, que a mí no me importa estar castigada porque se me ha hecho callo ya. Lo que me fastidia es que en cuanto me doy la vuelta me montan una. ¿Qué es eso de bajarse el sueldo? ¿Qué quieren? ¿Matarme de hambre? ¿Que cuando llegue mi momento tenga que pedir una hipoteca? Yo es que de verdad te digo que vamos a pique. Jamás tendré tantas cuentas como Monedero. Hala, les dejo, que tengo que aparentar fiebre y tos.