miércoles, 6 de marzo de 2013

Reputación digital - Raúl del Pozo


Reputación digital - Raúl del Pozo
El insulto tiene un origen vil, procede de la mala vida, pero se ennobleció en la pluma de los clásicos. Los príncipes del ingenio utilizan injurias brillantes que se dicen entre sí los protagonistas: villano, hideputa, tocino, cerro de carne, picha amorfa, patán, paganaco, cabestro… Una de las injurias más celebradas sale de La Celestina: «Mala landre te mate». Landre significa sífilis; desear que te coma y te mate la peste levantina es uno de los insultos más crueles de la lengua castellana, tan cruel como las maldiciones gitanas, «colgao te veas» u «ojalá te gastes el jurdó en boticas».
En nuestro tiempo el insulto ha pasado del prostibulario al populismo, del barrio chino a internet. Beppe Grillo lanzó el vaffanculo a la casta cuando las pullas y las burlas a los políticos se extendía por la Red. En la telaraña global se insulta al Papa, al Rey, a los cardenales (hace algún tiempo a Rouco se le llamó jeta). No se salva ni Dios del libelo; la cortesía es un artículo de lujo. Al que levanta la cabeza le disparan. No es como pensaba Ortega el odio a los mejores en una rebelión sentimental de las masas: se odia y se desprestigia a los mejores y a los peores.
Elena Valenciano, dirigente del PSOE, ha cerrado su cuenta después de que hayan empezado a perseguir a sus hijos. Ésta siempre fue tierra de envidia, injuria y denuesto anónimo, pero ahora se insulta hasta a los príncipes de la Iglesia. No me extraña que en el Cónclave hayan prohibido tuitear a los cardenales, amenazándoles con la excomunión. Si empiezan a largar lo que ocurre, se hunde el Vaticano.
La edad de oro del libelo ha traído las empresas de reputación digital, una especie de certificado de penales de la Red. Como los mafiosos, primero roban, después protegen. Los estoicos decían que el mal era la envidia, la ignorancia y el odio anónimo; despreciaban la opinión del vulgo. Es que no conocían la capacidad de destrucción de la telaraña global. Difamar a los políticos sigue siendo gratis aunque ahora, por lo menos, pueden ver la cara a los que les van a linchar.
El diputado Ignacio Uriarte declara a Público: «Estaba en el FNAC viendo unos libros cuando se acercó un joven y me dijo: 'Mira este hijo de puta del PP'». Y eso que no sabía el agresor que ahora la Troika volverá a subir el IVA y meterá mano a las pensiones. «Se los van a comer vivos», dice una señora muy juiciosa. Escribían los maestros que si a los oídos de los príncipes llegase la verdad desnuda, sin los vestidos de la lisonja, otros siglos correrían. Ese momento ha llegado.