sábado, 16 de marzo de 2013

¡Enséñame la pasta...! - Julio Miravalls


¡Enséñame la pasta...! - Julio Miravalls
Un escalofrío recorrió la red esta semana cuando se supo que Whatsapp pretende cobrar suscripción por el uso de su mensajería instantánea. En verdad, Whatsapp -el mayor éxito tras Twitter- nunca dijo ser gratis, pero nadie ha tenido sensación de pagar. En la tienda Apple, la app cuesta 0,89, con frecuentes ofertas a cero euros (y los hackeros no pagan). En Android es gratis. Por el servicio, nada.
Tras el escalofrío, los jedis y los siths de las redes han sentido un estremecimiento en la Fuerza cuando en algún oscuro despacho de Mountain View fue asesinado el Google Reader, aunque, como Hugo Chávez, seguirá un tiempo de cuerpo presente.
Y en Wikipedia reaparecen sus cíclicas peticiones de dinero (30 dólares, sugiere), en modo donación, para sus pobrecitos servidores (la Britannica, sin tapujos, se ofrece por 19 céntimos diarios).
Todo cuesta dinero, nada funciona sin gastos. Pero el Whatsapp triunfa porque deja comunicarse sin coste con todo el mundo -y en todo el mundo- sin que nadie se pregunte cómo se paga la factura de la luz de sus máquinas.
El Reader de Google es un servidor RSS. Un sistema que muchos usan sin saberlo cuando abren aplicaciones como el horrendo Flipboard o tantos pseudoperiódicos basados en la lectura del chorro informativo de una o más webs, que tiran, a su vez, del chorro del teletipo. Todo automático, todo gratis...
Pero la propia lógica de internet se aplasta a sí misma. Si ahora Whatsapp pretende cobrar, nos vamos a Line, que ambiciona su sitio, ofreciéndose gratis (valdrá con que lo tengan también mis amigos). Y si Google apaga su RSS, ya lo encenderá otro (Digg ha corrido a anunciar planes).
En internet no se lee, ni se mira, ni se aprende: todo se «consume». Gigantescas corporaciones se disfrazan de altruismo y libertades para hacerse imprescindibles, hasta convertir en yonki a ese consumidor masivo de cosas gratis -que le costarían un poquito- antes de gritarle al fin: «¡Enséñame la pasta!». Solo que, por ahora, siempre viene detrás otra oferta gratuita.