domingo, 19 de enero de 2014

Un par de rabudos - Luís Pousa

Un par de rabudos - Luís Pousa

Hay dos clases de periodistas: aquellos de los que puedes citar de memoria al menos tres páginas gloriosas con su firma y otros de los que no podrías recordar ni un solo breve aunque te prometiesen a cambio un Euromillón de los de corte de mangas y peineta al jefe. Los segundos, que dirían en Amanece que no es poco, son contingentes, pero los primeros, por seguir con el cine de Cuerda, son necesarios. Yo, que llegué al periodismo -como a todo- tarde, mal y a rastras, he aprendido lo poco que sé de este oficio pendenciero en las redacciones, escuchando a los compañeros de zanja, y leyendo a tipos como Nacho Mirás y José Luis Alvite, que ahora mismo las están pasando putas (para qué decir canutas, si el diccionario dispone de una palabra más precisa) en las garras del cáncer. Yo creo en la medicina a pies juntillas, más que nada porque llevo ya ocho años viviendo de prestado, gracias a unos sabios cardiólogos y cirujanos que me repararon el peluco a tiempo y que de vez en cuando me riñen con bondad franciscana. Pero también creo firmemente en la prosa dura y exquisita -como la filigrana de piedra de Compostela- de Alvite y Mirás. Por eso sé que todo esto pasará, porque algunos somos contingentes, pero estos dos rabudos son necesarios.


José Luis Alvite y Nacho Mirás Fole.