martes, 12 de noviembre de 2013

El préstamo - José Luis Alvite

El préstamo - José Luis Alvite

Aquella madrugada me esperó en la oscuridad del callejón a espaldas del periódico, como otras veces, pero no me intimidó al atracarme: «Tranquilo, Al buitre –me dijo– esta vez no es un delito, sino un favor. Necesito que me prestes dinero para invitarte a algo esta noche. Poca cosa. Un par de copas en cualquiera de los pocos lugares en el que admitan juntos a dos tipos como nosotros». «¿Hablas en serio? ¿Un préstamo? ¿Te encuentras bien? No sé si sabría darte mi dinero sin pasar miedo. Me sentiría raro…». El tipo levantó las manos con las palmas hacia mis ojos. «Méteme un billete doblado en cualquier bolsillo y vamos calle abajo», dijo. Nos detuvimos diez minutos más tarde en el subsuelo de un antro en el que yo jamás había estado. El aire estaba tan viciado que casi no ardían los cigarrillos. Me presentó:«Este es el hijo de puta que escribe las peores cosas de de mí, y de muchos de vosotros, pero es mi invitado y no quiero un solo gesto en su contra. Seguro que en este momento el miedo le está pudriendo el culo. Hasta puede ocurrir que mañana sienta vergüenza por haber sobrevivido como un cobarde. También podría ocurrir que le falte luego tiempo para contarlo en su periódico y le importe un carajo que lo lean nuestras madres o se enteren nuestros hijos». El ambiente no fue a peor y enseguida volvimos juntos a la calle. Me agradeció de nuevo el préstamo y se disculpó por haberme puesto en aquel brete: «¿Sabes?, bajé por primera vez al subsuelo de ese antro hace quince años. Yo estaba tan limpio que ni siquiera había tragado nunca saliva sin haberla enjuagado antes con agua fresca. Un día me di cuenta de que ya no tenía fotos con mi familia y me encontré solo. Sigo en esto desde entonces. Y ahora, por favor, mete tu puta mano en mi bolsillo y róbame el jodido dinero que me has prestado».