miércoles, 10 de diciembre de 2014

Moncloa: gata del Vaticano - Raúl del Pozo

Moncloa: gata del Vaticano - Raúl del Pozo

Un amigo que se parece a los que pintó El Greco abandonó nuestra profesión -la más bella del mundo- y, degenerando, llegó al complejo de La Moncloa. Le pregunto si es verdad que el pequeño Nicolás estuvo 60 veces en este palacio, como filtran enredadores de Génova. Contesta que no es cierto y que se puede ver en el registro de entradas y salidas. Le insinúo que quizá visitaba la cafetería de Arturo Fernández y él me desilusiona: la cafetería ya no es de Arturo, que eso fue en los tiempo de Zapatero.
Me interesa saber si en esa ascensión a los palacios del último gran pícaro hubo móviles sexuales. Contesta a bocajarro: «En Moncloa, no; aquí se folla poco». Es decir, se folla menos que la gata del Vaticano. En una divertidísima conversación, el señor de Orgaz me cuenta que no se arrepiente de haber cambiado de oficio, aunque reconoce que hay políticos que tienen tentaciones de dejar de serlo. Pone el ejemplo de una mujer, a la que se le supone mucho futuro político, que tiene un niño de dos años con mucho arte. Esa mujer suele decir: «Yo lo que quiero es ir el día de mañana como madre del artista».
Ese no es el caso de Mariano Rajoy: a pesar de su ínfima valoración en las encuestas, confía en darles la vuelta. En La Moncloa piensan que España no es la M-30, que hay un gran país lejos de esta burbuja de maledicencia y de deslealtad. Mi amigo tira con bala al decir que el PP es más que Nacho, Floriano, Aznar o Esperanza. Le pregunto por qué, si Mariano hace bien las cosas, no lo traga la mayoría silenciosa, cada vez más ruidosa, del PP. Responde diciendo que eso era antes; ahora, la gente en la calle empieza a decir: «Aguantad». En toda España, los dirigentes clave del PP están al lado de Rajoy a muerte.
Le digo que el año que viene será electoral y que los augures de lo fatídico no sólo pronostican la caída del Gobierno, sino del bipartidismo y del sistema. Según mi interlocutor, la calle está tranquila, nada indica que se acerque un periodo prerrevolucionario, nadie habla de república, el partido más radical finge ser socialdemócrata.
Le insisto en que la idea que ronda es la del abatimiento de lo que llaman Segunda Restauración. La primera duró hasta Primo de Rivera, ésta aguanta incluso con una abdicación borbónica. Pero aquella corrupción era naíf si se la compara con la actual: consistía en guardar votos en los pucheros. Ahora, el turnismo se está agotando porque no hay dos partidos de gobierno, sino tres. Los dos partidos de aquella Restauración desaparecieron con sus siglas; los de ahora han perdido la mitad de su electorado. El PP se ha quedado en el chasis.

Si, como declara Rajoy, la economía puede llegar a crecer al 2%, la intención de voto a su partido decrece a más velocidad. Según mi amigo, confían en que el voto oculto sea mayor que el que indican las encuestas. A la ahora de la verdad, saldrán a votar al PP para evitar que el país caiga en manos de una izquierda heterodoxa. El miedo al caos es lo que les va a salvar.