domingo, 28 de julio de 2013

Probando Windows 8.1 - Julio Miravalls


Probando Windows 8.1 - Julio Miravalls
Estamos como el año pasado por estas fechas: en crisis, esperando un nuevo Windows. ¿Será el 8.1 la salvación? Microsoft lo lanzará tras el verano (con actualización gratuita para el 8). Los expertos lo ven como reparación de errores y desde hace un mes hay versión preview, para probarlo. Que es lo que hemos hecho, usando un tablet que viene al pelo: el Acer Aspire P3 (el fabricante lo llama ultrabook), con procesador i-5 y pantalla táctil de 11,6 pulgadas, que se integra en una funda con teclado, pero, ojo al dato, sin ratón.
La novedad clave es de lógica aplastante: Windows restablece el añorado «botón Start», con parte de sus funciones (pulsando el botón derecho del ratón). Es fácil configurar el arranque para que se inicie directamente en el escritorio clásico de siempre.
El salto al vacío de Windows 8 como sistema operativo táctil supuso relegar a segundo plano la informática «de trabajo» con máquinas sobre una mesa, teclado, ratón y pantalla normal. Ahora se podrá ignorar por completo que existe ese interface con enormes botones para dedos gordos al que llaman Modern UI.
El resto de la prueba indica que el nuevo software es un «punto algo», una mejora de versión. El 8.1 se deja configurar más al gusto del usuario, integra el almacenamiento en nube SkyDrive como si fuera un disco del equipo, redecora la tienda y parchea detalles. No remedia la esquizofrenia de un SO para usar con los dedos, mientras las aplicaciones serias siguen pidiendo ratón y escritorio. Intenten manejar Photoshop con los dedos.
El problema con Windows 8 es de hardware: la precisión de las pantallas táctiles capacitativas hace muy difícil acertar para minimizar, maximizar o cerrar una ventana clásica, o atinar con los menús. No digamos seleccionar un texto, copiar, pegar, arrastrar... todas esas cosas. Y encima se pierden las funciones de «mouse over», esas cosas que ocurren al pasar el ratón por encima de algo.
No se entiende que Microsoft lanzase Windows 8 sin haber «traducido» a la vez su software estrella Office (la nueva versión táctil, dicen, está en el horno), ni el magnífico e ignorado programa de reconocimiento de texto a mano Journal, que está ahí desde la edición tablet de XP. Windows 8.1 seguirá en la línea de fuego.