domingo, 30 de enero de 2022

El show de Revilla - Alberto García Reyes

 El show de Revilla - Alberto García Reyes


¿Merecemos la matraca del presidente de Cantabria opinando de todo en la tele? en los eriales del analfabetismo, de manera que el presidente de Cantabria arenga a la gente desde la atalaya del tuerto en el país de los ciegos. Es decir, nos toma por tontos. Sin embargo, por alguna causa misteriosa que tal vez merecería un programa especial de Íker Jiménez, las televisiones le conceden un espacio incomprensible salvo que los datos de audiencia confirmen que, efectivamente, somos tontos. Yo me siento invadido, incluso ultrajado, cada vez que me topo con sus sermones pasiegos en alguna de las muchas cadenas que le dan cuartelillo. No entro en la decisión de los cántabros, que lo han elegido como presidente. El que la lleva la entiende. Y estoy seguro de que los montañeses están bien autorretratados por su paisano Gerardo Diego: «Todo lo que llevo dentro está ahí fuera». Los habitantes del paraíso se equivocan menos que los del infierno. Pero desde la lejanía enamorada me cuesta asimilar la omnipresencia de este opinador tan primario y siempre que su matraca oratoria se cuela en mi salón me hago la misma pregunta: ¿nos merecemos este castigo?

El locuaz Revilla sabe de todo. Es el comodín de los platós. Lo requieren desde las televisiones como reputado analista de la pandemia, de las erupciones volcánicas, del conflicto de Ucrania, de las elecciones en Castilla, de la economía mundial, de la estrategia de Biden y de lo que te rondaré, morena. Y todas sus reflexiones se cocinan a la sal gruesa. Pero ahí está el tío con su pinganillo siempre de guardia dispuesto a comentar lo que se le pregunte a cualquier hora. Sin miedo a desangrarse por la boca. El otro día se sacó de la manga en una de sus intervenciones de plasma una teoría sobre el Covid propia de un santero. Primero se preguntó «por qué carga más el virus en la zona que procede del viento nordeste». Y luego se respondió a sí mismo con inapelable autoridad: «Es el viento quien trae el virus y como el nordeste viene de Europa, que es una zona más poblada que los vientos que vienen del Atlántico, que tienen que pasar por el mar, por eso a lo mejor carga más en las zonas cuyo viento viene de zonas muy pobladas». Estas declaraciones, anacolutos aparte, han contribuido a convencerme de que ‘Sálvame’ es un programa cultural si se compara con el show de Revilla. Con lo que me pirran la anchoas y los sobaos, estoy a punto de cogerles tirria por culpa de la incontinencia verbal de este juglar ubicuo que me arrastra a una insistente cavilación: poco nos pasa.