miércoles, 28 de abril de 2021

Resiliente - Manuel Marín

Resiliente - Manuel Marín


La psiquiatría lingüística de Sánchez deja de colar

A ver. Se puede ser resiliente una vez y prolongar ese estado de catalepsia durante un tiempo. Pero serlo 191 veces, que son tantas como Pedro Sánchez repite el ‘palabro’ en su plan de reconstrucción de la república democrática de España, y además pretender que ese reclamo convenza a la concurrencia, no es una feliz reincidencia semántica para maquillar el drama con una pizca de humor político. Sánchez debe de creerse la sandez, y nos ahoga en resiliencia con la agotadora repetición bovina de una propaganda cuya chistera ya no escupe conejos blancos, sino engendros de sofisticada psiquiatría lingüística. Mansos los quiere Dios. Y Sánchez.

 aplicación del móvil (eso es el poder para Sánchez), el truco falla. Repetir una y otra vez al ciudadano que está condenado a ser resiliente para ganar galones de progresista modélico, incluso aunque ya no aplauda desde su balcón ni hornee magdalenas, resulta tan enternecedor como inútil. Nadie en su sano juicio plagiaría una tesis doctoral 191 veces salvo que una interpretación delirante de la resiliencia lo aconseje. Alguno sería capaz. Pero el neomodernismo lingüístico recreado en la mente de los gurús de la prestidigitación para motivarnos ha empezado a generar rechazo, por si en Moncloa no lo habían notado. Ya, ya sé que el CIS aún no lo ha percibido. No se impacienten. Denle tiempo. Pero en la cola virtual del paro, en tele-ERTE ‘on line’, la sororidad impacta tanto como las ‘políticas palancas’ y la ‘economía de los cuidados’. O sea, nada. Sin dinero en mano, sin expectativas, la dichosa palanca empoderada es tan inútil como una rueda de prensa de María Jesús Montero.

El proceso de idiotización del resiliente causa estragos. Sánchez aún no ha averiguado que nadie come pistachos con cáscara. Que la mortadela no es jamón. Su efecto, incluso como opositor de Gabilondo, se diluye. En uno de esos ratos de ocio que la resiliencia nos concede, abra el plan de reconstrucción y donde lea resiliente, ponga zombi. Resilientes de verdad son las residencias, los jueces, la alerta antifascista, el cuñadismo, el seat-toledo y Odriozola, el del Madrid. Poco más. Resilienta, resiliento, resiliente… para un desperdicio que sí le cuadraría a la otra Montero, no lo usa. Lo abusa Sánchez.