martes, 27 de abril de 2021

El puñal ensangrentado - Marta Robles

El puñal ensangrentado - Marta Robles


Tras toda la polémica del fin de semana sobre las balas del Cetme, las amenazas de muerte y la salida de Pablo Iglesias del estudio de La Ser, tras la afrenta de Rocío Monasterio, no de no condenarlas -que lo hizo- sino de ponerlas en duda, la estrategia de la izquierda en Madrid dio un giro inesperado acuñado en un eslogan: “fascismo o democracia”, frente al “comunismo o libertad” de Ayuso. Me pregunto ¿acaso la izquierda considera fascista a todos los que no les votan? ¿Y acaso Ayuso considera que en tanto en cuanto los comunistas formen parte de cualquier Gobierno no habrá libertad? Tanto una premisa como la otra son, sin duda, tan terribles como para poner en guardia a la ciudadanía y para procurar eso que parecen querer nuestro políticos: “o estás conmigo o contra mí”, que no lleva más que enfrentar y dividir España. No se puede hablar ni de democracia ni de libertad sin entender la libertad del otro por tener otro pensamiento y sin respetarlo aunque sea diferente, siempre y cuando respete lo establecido en nuestra Constitución. En este contexto de cosas, resulta que las balas del Cetme parecen, desgraciadamente, darle un aire a la izquierda. No le vienen bien a la derecha. De ningún modo. No van a amedrentar a los candidatos y solo van a conducir a una consideración de que todos los de derechas son agresivísimos y capaces de amenazar a sus adversarios.

¿De verdad alguien se cree que esto es cierto? ¿Qué en la derecha solo hay fascismo y en la izquierda solo comunismo? ¿Que los buenos están en un lado y los malos en otro? Caramba, no sé si es ingenuidad o maldad manifiesta. Pero, claro, en el amor y en la guerra todo vale y en campaña se aprovechan hasta las conversaciones de las máquinas del café. Las balas del cetme le van a costar su puesto a un pobre trabajador de correos (no al amigo de Sánchez que puso al frente de la institución con sueldo millonario) y una revisión de todo el sistema. Y tendrá que ser una revisión exhaustiva, porque, por lo que parece, la ministra de Industria, Reyes Maroto, ha recibido un sobre nuevo con una navaja tintada en rojo (“ensangrentada”) en la hoja... ¿Amenazas fascistas? ¿O tal vez un boicot a la derecha al servicio de la estrategia de Pablo Iglesias? No dudo de la amenaza y menos aún dejo de condenarla. Se ha producido, sin ninguna duda pero, ¿a quién beneficia que se repita? ¿Quién está moviendo los hilos? Las fuerzas vivas del PSOE y de Podemos salen a gritar “no se puede dejar pasar al fascismo” ¿De verdad creen que toda la derecha de España (millones de personas que no les votan) es fascista e incluso capaz de mandar balas de cetme o puñales ensangrentados a modo de amenaza? La pantomima está servida. Así que condenemos toda la violencia (esta, la de los escraches, la de la calle, la machista, la de ETA...), pero sepamos que en España no hay tantos violentos, ni tantos asesinos, ni tantos fascistas. No nos dejemos engañar.