domingo, 6 de marzo de 2022

Ucrania ha ganado ya la guerra - Julián Ballestero

 Ucrania ha ganado ya la guerra - Julián Ballestero


LOS ucranianos están siendo masacrados por querer ser europeos, por intentar huir de la dictadura de Putin, por querer ingresar en el club de los privilegiados que disfrutamos de la democracia. Su amor por la Unión Europea nos interroga a todos los que en algunos momentos hemos dudado de los valores y de la formidable protección que supone formar parte de la lista de los veintisiete. Ellos están dando sus vidas por la misma UE a la que se critica con ferocidad. ¡Y todavía hay partidos en España capaces de incluir en su ideario el rechazo a Europa!

Los ucranianos luchan por su libertad contra un salvaje tirano que ha decidido destruir su país y someterlos bajo su yugo sin más razón que su conveniencia, su estrategia de recuperar las fronteras de la antigua URSS, sus ansias de poder, su loco matonismo de taberna. Los ucranianos luchan por nosotros, por nuestra libertad y nuestra seguridad, para que no seamos los siguientes.

Los ucranianos están siendo despreciados por la extrema izquierda procomunista que en España manda, y mucho. Para los chavistas de Podemos, igual que para los bildutarras y para los marxistas de Izquierda Unida, los ucranianos deberían inclinar la cerviz ante su querido Putin. Quienes se declaran pacifistas y están en contra de enviar armas a los invadidos son corresponsables de los crímenes del sátrapa ruso. Quienes afirman que ayudar a Ucrania en su heroica lucha contra el criminal del Kremlin es fomentar la guerra son merecedores de ser deportados a Siberia, un lugar marcado por la paz de los muertos donde son recluidos los opositores al régimen putiniano. Y quien desde el Gobierno mantiene el sueldo y la cartera ministerial de esta gentuza, les concede el tercer grado o los acercamientos de asesinos presos y negocia con ellos la partición de España, demuestra una ruindad propia de quien está dispuesto a vender a su madre con tal de seguir en el poder. Cada día que pasa con los ministros de Podemos en el Gobierno de España es un auténtico insulto a la democracia.

Los ucranianos luchan contra el enemigo a las puertas de sus casas. Nosotros, los españoles, tenemos los enemigos dentro, pero no solo no los combatimos, al contrario, los colmamos de regalos y parabienes. A quienes intentan destruir España, a quienes propugnan acabar con la convivencia pacífica entre españoles para encerrarnos en un infierno colectivista al estilo de Cuba o Venezuela, los tenemos empotrados en el Gobierno socialcomunista. Ellos odian a España, odian esta tierra y quieren acabar con nuestro sistema democrático, pero ni siquiera los vemos venir. Los ucranianos aman a su país, aman su tierra y su libertad hasta el extremo, hasta arriesgar sus vidas, sus familias y todo lo que poseen y prefieren morir antes que ceder al chantaje brutal del tirano. En ese terreno, los ucranianos me dan envidia. En el resto, siento por ellos una mezcla de compasión, admiración y respeto. Nosotros pagaremos un precio, pero ¿se puede comparar el precio del gas, de la gasolina o del cereal con el valor de la propia vida?

Los ucranianos ya han ganado esta guerra. Perderán las batallas frente a la infernal maquinaria de guerra rusa, pero ellos han vencido desde el momento en que eligieron morir de pie a vivir de rodillas. Su valentía nos ha hecho despertar del sueño buenista y nos ha obligado a tomar conciencia de que la democracia es un bien frágil que necesita ser defendido frente a la tiranía. Nos han echo ver que el fantasma de los totalitarismos, el fascismo y el comunismo, no ha desaparecido por mucho que estemos en el siglo XXI y hayamos pensado que los horrores de las dos guerras mundiales del siglo XX serían irrepetibles. Las atrocidades, el espanto y la brutalidad siguen teniendo adeptos. Quienes defienden a los dictadores siguen conspirando en la oscuridad.