viernes, 6 de agosto de 2021

Pare, jo vull una moto - Agustín Pery

 Pare, jo vull una moto - Agustín Pery


Qué desperdicio esa legión de niñatos cegados por el victimismo indepe

 me llamaban señorito por vivir en las viviendas de la Marina y se quejaban de que en sus casas no entraba parné, tenían la burra que a mí no me compraban. Luego lo entendí. Cobraban el PER, que no era el titulo de Patrón de Embarcación de Recreo, sino el sistema clientelar instaurado por el régimen socialista para señorear en mi tierra. La izquierda igualitaria me dejó sin dar gas. Mi consuelo fue comprobar que lo que me dijo mi padre resultó cierto. «Hijo, esfuérzate, estudia y así tendrás lo que quieras. El resto cumplirán años y seguirán con la misma motillo».

Aquella época derivó en la tecnificación del ‘pay per vote’, un dopar las urnas para tener a los pececillos boqueando en la redes socialistas. Al PER lo sustituyeron los ERE, me pusieron lentillas y encontré mi toalla, Alberti exigía hotel estrellado por cada recital porque sería comunista pero no gilipollas y nunca me saqué el carné para no poner en riesgo la vida de mis congéneres. Recuerdo mis traumas infantiles porque el lunes leí a mi compañero Antonio Ramírez que Andalucía ya fragua el ‘sorpasso’ económico a Cataluña. Me apiadé de esa legión de niñatos maleducados en el victimismo independentista, que aprenden de sus mayores a exigir subvenciones y reclamar derechos bajo amenaza de fustigarnos con la misma estelada con la que ocultan que dejaron hace mucho de hacer los deberes. Entonces fuimos víctimas del voto cautivo, los catalanes ahora paniaguados del ruinoso secesionismo, que no se apea de la moto ni para coger un avión en ‘su’ aeropuerto.