viernes, 6 de marzo de 2015

Ríanse y dispónganse a temblar - Fernando Ónega

Ríanse y dispónganse a temblar - Fernando Ónega

Como recordaréis los mayores del lugar, la mítica revista La Codorniz tenía una sección titulada Tiemble después de haber reído. Su contenido respondía más o menos a su enunciado. Lo traigo a colación porque esta noche comenzaron formalmente las campañas electorales de este año enloquecido y me temo que su desarrollo responderá al mandato de empezar a reír para temblar cuando termine el recuento de votos. Pero vamos por partes.
Por lo que se empieza a escuchar, va a ser divertido el festival de ofertas y promesas. Está empezando a aflorar el agobiante talento de nuestras lumbreras. Izquierda Unida acaba de descubrir lo más buscado por los políticos y economistas del mundo: la forma de acabar con el paro o, por lo menos, de aliviarlo. Es tan sencilla como esta: se coge a un millón de parados (ya veremos con qué criterios de selección) y se les coloca en un millón de puestos públicos. No hay por qué estimular a las empresas ni por qué favorecer la inversión: todos funcionarios o empleados públicos y se acabó el problema. Merece el premio a la imaginación creadora. ¿Cómo se pagan? Con más impuestos, supongo.
Tampoco estuvo mal Podemos que, fiel a sus bases, dio con la fórmula de satisfacer una de las mayores demandas sociales: regalar la luz y el agua corriente a los okupas. Como se sabe, es lo más solicitado por el conjunto de contribuyentes, porque hay que terminar con la pobreza energética. De la promesa de Podemos se infiere que el mayor porcentaje de esa pobreza no se da en familias castigadas por el paro, sino en los individuos que se instalan en una casa que no es de su propiedad. Lo menos que puede hacer el Estado, según la altruista visión de Podemos, es facilitarles luz y agua. Si después necesitan gas, supongo que se estudiará. Merecen el segundo premio como oferta o promesa de lo que Rajoy llamaría agenda social.
Y temblaremos el día de las urnas si se dan algunas de estas dos circunstancias: primera, que gane las elecciones alguien que se ha comprometido a esos mágicos avances. Izquierda Unida nos metería en la aventura sensacional de agrandar las Administraciones públicas hasta extremos indecibles. Los de Podemos alentarían la ocupación de locales y viviendas, porque sería la forma más cómoda de vivir gratis y con protección del Estado.

Y la segunda, que se confirmen las encuestas, empezando por la del CIS que anuncia los resultados de Andalucía: pasaremos del bipartidismo al enjambre; parlamentos difícilmente gobernables; fuerzas políticas nuevas, pero crecidas, lo que agrandaría su tentación populista; pactos contra natura y pago de precios imprevisibles para garantizar la estabilidad. Creo que vamos a echar en falta las mayorías absolutas.