sábado, 2 de enero de 2021

Caja Duero e Isidro Fainé - Juan Carlos García Regalado

 Caja Duero e Isidro Fainé - Juan Carlos García Regalado


Se preguntarán muchos de ustedes qué tienen que ver la extinta Caja Duero con Isidro Fainé, o lo que es lo mismo, con CaixaBank: nada y todo. Por desgracia, nada, porque nuestra desvalijada Caja de Ahorros escenifica la España mediocre, cacique; aquella España de asambleas y consejos de administración de locos y corruptos en los que igual se sentaba un concejal parásito del PP, un típico jeta sociata, un paleto periodista, un sindicalista millonario a su propio servicio, un empresario sin empresa, y hasta un catedrático sin alma ni vergüenza. Si Unamuno levantara la cabeza... Y por desgracia todo porque Caja Duero llegó a ser una pequeña “Caixa” en su rincón castellano y con un Fainé de apellido cosmopolita y burgués en la figura de Sebastián Battaner, cuya obra fue arruinada por un ejército de sinvergüenzas iletrados de Salamanca y Valladolid (y León, si incluimos a aquella compañera de viaje llamada “Caja España”).

Hoy ya nadie se acuerda de Caja Duero, ni de “La Caja”, ni de su Obra Social, así de tontos amnésicos somos los salmantinos, orgullosos como nadie de perder y languidecer. Y tenemos que dar gracias que los restos del naufragio y la juerga los rescatara Unicaja...

Veo a Isidro Fainé, el hombre que, desde un humilde origen campesino, llevó a la Caja de Ahorros de Barcelona al gran banco que es CaixaBank, y ahora, a sus casi 80 años, a convertirlo en el primer banco de España tras diseñar y ejecutar su fusión con Bankia. Y suma y sigue, pues Fainé no se retira... con casi el doble de edad que muchos prejubilados españoles. Y ello, por suerte para CaixaBank, pero también -y sobre todo- para España, pues nuestro país necesita gente activa como Fainé, como el cardiólogo Valentín Fuster, o como Amancio Ortega, personas que en lugar de ruina, y Caja Duero fue arruinada miserablemente por depredadores de pueblo, crean con su esfuerzo, con su capacidad de servicio y dedicación no sólo riqueza, sino progreso, consenso, bienestar, y equilibro social.

España necesita de Fainés, de la experiencia de los Fainés del 42, como Isidro, y de los nuevos Fainés del 92; personas no sólo formadas, sino educadas y construidas en la mesura y en el interés global por encima del personal o de empresa. Como destaca el propio Fainé, la enseñanza más importante que le transmitió su padre fue que la vida es servicio, la visión que no tuvo la última Caja Duero, que entendió la entidad como servicio... propio en guayabera, acabando en unos pocos años con todo aquello que beneficiaba a la comunidad, con la propia entidad, y sin que nadie diera con sus huesos en la cárcel.