lunes, 2 de noviembre de 2020

Carne de ternura fresca - Tino Pertierra

 Carne de ternura fresca - Tino Pertierra


Marisol: “Siento ternura por cosas insólitas. Como esto no lo va a leer nadie (en cuanto lo escriba daré a la tecla de eliminar) puedo contarlo sin pudor. Por ejemplo, me enternecen las personas que cuando te están mintiendo se ponen coloradas y desvían la vista. Y no se dan cuenta de que llevan un semáforo en rojo en la cara. No deja de ser una forma de sinceridad. Involuntaria, pero sinceridad al fin y al cabo, y puedes tomar precauciones a tiempo.

También me enternecen esos coches a los que el dueño les arregla una parte de la chapa magullada pero no tiene presupuesto (o ganas) para pintarla y el vehículo (gris, por ejemplo) pasa a ser un simulacro de arlequín con un pedazo de color rojo. O verde. Una vez vi un escarabajo amarillo con una aleta azul. Era muy bonito. Debería extenderse la costumbre, o la moda, de pintar los coches a cuadros, o con lunares. Me enternecen las personas que entran en las redes sociales y opinan de todo pensando que le interesa / importa a alguien. Esa ingenuidad (siempre que lo expongan sin exhibir radicalismos pueriles) tiene un encanto que pocos saben verle. Me enternece ver a alguien que intenta llamar la atención de un camarero durante media hora y, lejos de enfadarse, insiste con cierta resignación humillada.

¿Cómo no enternecerse ante los buenos peatones que esperan a que el semáforo se ponga en verde para ellos aunque no vengan coches mientras el resto de viandantes se lo salta sin contemplaciones? Me enternece la gente que mastica muy despacio las palomitas en el cine para intentar que suenen lo menos posible, cuando a su alrededor muchos engullen con la boca abierta. Ternura por los buenos ciudadanos que recogen los excrementos de sus perros y por las personas que no tienen miedo a leer un libro en el bus cuando el resto del pasaje tiene la vista hundida en la pantalla del móvil. Me parece tierno que dos ancianos caminen cogidos de la mano aunque ya no tengan nada que decirse, quizá porque se leen el pensamiento. Aunque mi ternura favorita llega cuando veo a alguien sin paraguas que sonríe bajo la lluvia”.