lunes, 7 de septiembre de 2020

Si no sobra es que falta - Manuel Muiños

 Si no sobra es que falta - Manuel Muiños


Entre otras muchas cosas y recuerdos de la infancia vienen a la mente esas frases, dichos o refranes que de forma recurrente y en el momento oportuno, de la manera más adecuada, aparecían en escena y te dejaban cuando menos pensativo y reflexivo, algo que parece no tener mucho futuro en nuestro presente. Una de las más escuchadas, en clara referencia a la comida, era: “Si no sobra es que falta”. Una gran verdad que entraba en contradicción con aquello de “no dejar nada en el plato que hay mucha gente muriendo de hambre”. Esa sí es una realidad, la de morir de hambre, que no ha cambiado y si lo ha hecho es para peor.

Al hilo de esa generosidad gastronómica, tan sensata y elocuente, uno piensa que realmente en este momento andamos sobrados de algunas cosas y faltos de otras muchas. Más bien sobra estulticia y falta caletre. Muchos son, y alguna vez todos somos, los que andamos desatinados. Y en este momento concreto no me cabe la menor duda que sobra mucho malo y falta mucho bueno. Cada vez es más verdad aquello de que “el ruido no hace bien; el bien no hace ruido” que diría San Vicente Ferrer. De ruido andamos sobrados y de ruidosos también. Son pocos, pero arman mucho, y cuanto más ruido menos contenido. Algo hemos hecho mal los que vamos por delante en edad, en otras cosas vamos muy por detrás, y no podemos conformarnos con criticar actitudes y comportamientos de jóvenes y adolescentes de hoy cuando nuestras pedagogías de antaño dan estos resultados.

Me temo que al contrario de lo que decía mi abuela y mi madre, hoy si sobra es que falta. Andamos sobrados de conocimientos y nos falta entendimiento. Sobrados de información y faltos de formación, pero aún más de educación. Sobrados de superficialidad y faltos de profundidad. Con la mochila cargada de derechos y los bolsillos vacíos de deberes. Nos sobran exigencias y nos falta exigencia y compromiso personal. Algunos me llamarán pesimista, cada vez menos, pero andamos sobrados de optimismo y escasos de realidad. Sobrados de materialismo y consumismo, pero escasos de austeridad, ... En fin, que vivimos un momento muy complejo, un laberinto de vivencias, sentimientos y emociones encontradas, cuya salida no es fácil de encontrar y en el que muchos tienen pocas ganas de buscar.

Sin duda alguna el caballo está desbocado y es difícil poner puertas al campo y bridas al viento. Vivimos una realidad con tanta prisa que hemos tragado con todo sin tiempo para masticarlo y saborearlo, con lo cual la digestión se nos está haciendo complicada y en muchos casos imposible. En fin, si es posible “que no nos falte de ná”, pero sobre todo gobierno y entendimiento, porque la culpa de todo esto la tiene el gobierno, pero no el de la nación si no el de nuestra propia vida, por momentos ignoto.