miércoles, 6 de abril de 2016

Ell sexo en trío - David Torres

El sexo en trío - David Torres

Salvo en el cine porno, las posibilidades de consumar un trío son muy, muy remotas. El tres es un número incómodo porque, hagas lo que hagas, siempre da dos y uno, es decir, dos que se arriman y el tercero que se queda mirando. Lo demás, ya se sabe, es contorsionismo. Sin embargo, Pdr Snchz sigue empeñado en intentar juntar agua y aceite, igual que esos maridos que intentan contentar la misma noche a la esposa y a la amante, y sin tener ni pajolera idea de a cuál de las dos está engañando. El problema aquí es que el hombre no está seguro de nada, no sabe si quiere matrimonio, noviazgo, un rollo de primavera o una noche loca.
Para un trío se necesita, más que nada, flexibilidad, pero ninguno de los tres quiere ponerse abajo. Ya advertía Sartre que el infierno son los demás. Merced a unos acuerdos que él mismo ya ha incumplido varias veces, Albert se ha arrogado el papel de señora y de tú no vas a ningún sitio, Pedrito, y menos con esa pelandusca. Snchz podría replicar que él no está obligado a nada puesto que aún no lleva un anillo en el dedo, pero actúa como si realmente estuviera casado, como si ya hubiera firmado acuerdos con la banca, con la patronal y con los señores del Ibex. Quién sabe. A los líderes psocialistas siempre les tienta el espejismo de echarse una novia zurda, dejarse la melena, besar a morro y salir por ahí de marcha, pero al final les puede más la rancia cama matrimonial, la boda por la iglesia y el sillón de asesor en un consejo de empresas. Empiezan con la ilusión de querer cambiar el mundo y luego se conforman con cambiarse de chaqueta.
Por eso el pacto tripartito entre PSOE, Ciudadanos y Podemos se postula como la premonición de un gatillazo. No es mala cosa para empezar una relación siempre que sepas dónde terminarla. Una noche que andaba yo muy borracho le propuse a una mujer: “Podría prometerte un gatillazo, nena, pero no sé si me va a salir bien”. No salió bien, claro, por andar fanfarroneando, y entonces ella se mosqueó mucho y dijo que quería volverme a ver. Tuve que desengañarla y recurrir directamente al divorcio antes de que la cosa pasara a mayores. Pdr Snchz está a una bajada de pantalones de un gobierno de extremo centro por la sencilla razón de que no hay nadie en el PSOE con la sangre lo bastante roja y lo bastante caliente como para arriesgarse a montar una orgía de izquierdas.
De momento, con los pantalones bajados, la reunión del jueves entre los tres grandes líderes anda más cerca de los Hermanos Marx que de un terceto en pelotas. Pdr Snchz sería Chico calculando a dedo los escaños, Pablo Iglesias Groucho haciendo castillos en el aire y Albert Rivera Harpo rompiendo el encanto a bocinazos. Si no anda listo Pdr Snchz, su versión del tripartito se puede quedar en la tristeza de aquella anécdota que me contó Abraham García, cuando vio a un pobre hombre cenando solo el Día de los Enamorados en Viridiana y se acercó a animarle:
-Pero hombre, si no tiene plan, una noche así lo que tiene que hacer es buscar la agenda y montárselo con la mujer de otro.

-Ya -dijo el hombre, bajando los ojos-, pero resulta que yo soy el otro.