miércoles, 30 de marzo de 2016

Un Melendi por amor - David Torres

Un Melendi por amor - David Torres

El cine nos ha enseñado que se puede atracar un banco sin usar nada más que un teléfono móvil, de modo que la realidad no ha tardado mucho en subir las apuestas y montar el secuestro de un avión utilizando únicamente un cinturón. Ya que la diferencia entre un cinturón normal y un cinturón de explosivos resulta demasiado sutil como para arriesgarse a comprobarlo, Seif Eldin Mustafa pudo desviar el vuelo hacia Chipre y mantener en jaque a las autoridades con la amenaza de hacer explotar la hebilla. El comandante hizo bien en no arriesgarse, lo mismo que aquel piloto de Air Europa que hace unos años dio la vuelta en un vuelo transoceánico para devolver a tierra a Melendi ante el peligro de que siguiera cantando.
Hacer un Melendi en un avión siempre es una tarea arriesgada, sobre todo si no eres Melendi. Entre la más que probable religión y la abstemia línea aérea egipcia, Seif Eldin Mustafa ni siquiera tenía la excusa del alcoholismo para intentar una conga con las azafatas. Hubo momentos muy tensos durante el secuestro pero no tantos que uno de los pasajeros no decidiera hacerse un selfie con el secuestrador, como si Mustafa, en efecto, fuese Melendi. Las dudas sobre su identidad se prolongaron durante horas, desde el momento en que lo confundieron con uno de los pasajeros liberados, Ibrahim Samaha, profesor de medicina veterinaria en la Universidad de Alejandría, quien supuestamente había solicitado asilo político. El error policial llegó al extremo de que el presidente chipriota intervino personalmente para aclarar que Samaha quería hacer llegar una carta a su ex esposa, residente en la isla. Sin embargo, esto sólo complicó aun más las cosas, porque el secuestrador era Seif Eldin Mustafa, no Ibrahim Samaha. Llega a enterarse de que está casada con un veterinario y la que se podía haber liado. Menos mal que el cinturón era de fogueo y que Melendi tampoco andaba implicado en el asunto.

Después de cinco horas de tira y afloja, entre aterrizajes de emergencia, selfies, pasaportes, confusiones y exigencias varias, el follón se solucionó sin mayores incidentes. Con varias guerras a tiro de piedra, diversos atentados terroristas recientes, Egipto hecho un polvorín y ocho incidentes graves en la misma aerolínea, lo menos que puede decirse de Mustafa es que no tuvo mucho ojo al elegir el día para hacer un Melendi. O quizá sí, porque, según fuentes oficiales, el motivo para secuestrar el avión era captar la atención de su ex, quien, por lo que se ve, no le hacía mucho caso. También se especula con la posibilidad de que pretendiera excarcelar a unas presas políticas en Egipto, aunque, tal y como se fueron embrollando las cosas, no sería raro que además hubiese querido rescatar una perrera y exigir que se calle Melendi. Como somos unos románticos, nos gustaría creer en la teoría del amor, creer que Mustafa quería hacer llegar a su ex un mensaje de manera que se enterase todo el globo terráqueo, sin necesidad de uasap, ni sms, ni telegramas, ni palomas mensajeras: correo aéreo en el sentido más puro del término.