jueves, 19 de abril de 2018

Cuernos civilizados - Ánxel Vence

Cuernos civilizados - Ánxel Vence

Un marroquí padre de nueve hijos acaba de pedir el divorcio después de que su médico le informase de que es estéril de toda la vida a causa de un quiste en los testículos. A pesar de la fama de misóginos que padecen los musulmanes, el hombre se ha comportado de forma tan civilizada que casi parece europeo.
Quizá tenga algo que ver con ese razonable comportamiento la influencia que ejerció -y todavía ejerce- Francia sobre Marruecos, aunque es solo una hipótesis. Los franceses son gente de probada galantería y, por lo tanto, de gran tolerancia en los lances propios del amor.
Además de inventar la deliciosa palabra "cocu" -o "cornudo", en su arisca traducción al castellano-, nuestros vecinos del norte tienden a pasar galantemente por alto los pequeños escarceos amorosos en que pudiera incurrir un cónyuge. En vez de montar un escándalo, como es habitual en España y otros países árabes, lo que hacen es montarse un ménage à trois, fórmula amatoria que satisface los intereses de todas las partes implicadas.
Así parece haberlo entendido el magrebí cuyo nombre omite pudorosamente la agencia que da la noticia, aunque en su caso se ignora si el ménage fue a tres, a cuatro o a nueve bandas. En lugar de montarle un número coránico a su señora, que tanta producción ajena de retoños le ha endosado, el buen ciudadano se limitó a interponer una demanda de divorcio. No quiere pagar los gastos de los niños, que ascenderían a un pico considerable si su ex le reclamase las nueve pensiones de manutención.
Aquí en la Península correrían a caño libre los chistes y memes sobre este cornudo innúmero, conocida como es la tendencia de los españoles al choteo en estas delicadas cuestiones.
Bien al contrario, el marroquí aparentemente corneado por su esposa con la fuerza de un miura acaba de dar todo un ejemplo de elegancia en el manejo de una situación embarazosa desde cualquier punto de vista.
Se conoce que ha entendido, como sugería Alejandro Dumas, que el matrimonio es una carga tan pesada que a menudo exige la ayuda de una tercera persona para poder sobrellevarla. Tal vez la esposa pillada en falta por el médico de su marido recurriese a más personas que una para compartir el peso de la sagrada institución; pero esa es, a fin de cuentas, una cuestión meramente aritmética.
Profundamente europeo pese a su accidental condición de marroquí, el protagonista -sin duda involuntario- de esta historia no ha hecho sino consolarse con la idea de que los cuernos están por todas partes y no hay que darles mayor importancia.
Baste saber que la empresa de citas para casados y casadas Ashley Madison, que es el Wikileaks de los adúlteros, llegó a atraer a cuarenta millones de infieles (o deseosos de serlo) en todo el mundo. Y de ellos, un millón en España, según los datos facilitados por la propia compañía que, por cierto, utilizaba al rey emérito Juan Carlos y al príncipe Carlos de Inglaterra como reclamo publicitario para sus clientes.

Consciente de que en todo el mundo se cuecen adulterios y estas cosas hay que tomárselas con deportividad, el magrebí que podría haber acudido a la dura ley islámica, se ha contentado con una aséptica demanda de divorcio. Sea o no por influencia francesa, está claro que el mundo se va civilizando poco a poco.