Escolares con álgebra y degüello - José Luis Alvite
No están las cosas para tomárselas con la desesperante calma intelectual de los teóricos. Sin andarse por las ramas, Paco Vázquez ha vuelto a insistir en que "estamos ante una guerra mundial encubierta y ante una situación de excepcionalidad". A renglón seguido propone una vigilancia más rigurosa en las fronteras y la expulsión de sospechosos que hayan acreditado crueldad en las guerras de Afganistán, Chechenia y Bosnia. Paco Vázquez va al grano y no pierde el tiempo en la erudición ni en la bibliografía. La violencia terrorista va mas rápida que el pensamiento y hay que ponerse tácticamente a su altura con ánimo de rebasarla y dejarla a remolque. No se puede luchar con ideas contra un enemigo que del pensamiento sólo se queda con las consignas. Lo ocurrido en Madrid el 11-M representa el comienzo de una operación a gran escala en la que nos jugamos algo más que el prestigio diplomático y cuatro negocios en Irak. Los locos suicidas del Islam no son un puñado de figurantes descolgados con decepción y nostalgia de un reparto de David Lean. El objetivo último de los atentados de Madrid y Leganés no es precipitar la retirada de las tropas españolas de Irak. Esos locos van más allá. No se trata de alterar los horarios de la Renfe y de sacarnos cada poco en pijama a la calle. No se conformarán con desvelar nuestros sueños e incluir el chador como pareo en la elección de Miss España. Persiguen cambios más profundos en nuestra cultura y en nuestros hábitos. En su verticalidad criminal, esos locos sin duda aspiran a algo más que sentar en el solio pontificio a un Papa con turbante. Se equivocan quienes creen que la agresividad islamista se detendrá tan pronto el gobierno español acepte retirar de nuestro ideario la coca-cola y la tortilla de patata. No puede pretender nada bueno una horda de iluminados que ven con buenos ojos que en las escuelas fundamentalistas los niños estudien a partes iguales álgebra y degüello. El error de la guerra podría servirles de pretexto para una venganza sin precedentes históricos. Y advierten los más pesimistas que el error de la retirada atolondrada e incondicional sería aún más grave porque sobre nuestras huellas en poco tiempo llegarían hasta aquí sus pasos animados sin duda por la borrachera carnal de un Dios abstemio que predica paradojicamente el linchamiento y la higiene. Algo terrible se urde en una sociedad en la que se llega a la violencia más ciega y alucinante sin echar mano de la ginebra.
Algo habrá que hacer antes de que sea demasiado y tarde y tengamos que irnos a cama con el notario y el forense. Si nos quedamos de brazos cruzados, un día nos sentaremos a escondidas a mirar cómo vuelan tambien nuestros cementerios...