Woody - José Luis Alvite
A Ernie Loquasto le impresiona mucho la capacidad de Woody Allen para sobreponerse a ese físico birrioso que "no le mataría el hambre a un par de perros". Dice el jefe que por el 'Savoy' pasaron muchos de esos tipos que Allen reflejó en Broadway Dany Rosse y que incluso alguien tan trivial e inocente como la corista Terry Shelton, aspira en secreto a convertirse en una mujer culta y moderna como la Diane Keaton de Annie Hall, alguien capaz de jugarse tres sets al tenis voleando con una partitura de George Gershwin. Estuvo en el 'Savoy' una madrugada del 82. Fue una noche inolvidable. Aquella madrugada me dijo Woody: "También a mí me gusta el cielo tan bajo que las palomas se coman el veneno de las ratas. Y las azoteas bajo tierra. Y me fascina un sitio como éste porque tengo la sensación de que un sótano como el 'Savoy' es, a menudo, lo más cerca que uno puede estar del cielo". Recuerdo que cenamos comida francesa. Era algo amarillo rodeado de un cordón de vegetales, una especie de tiara arborescente. A Ernie aquella sofisticación le pareció excesiva y temió contrariar a Woody, así que llamó al cocinero y le pidió explicacionessobre el contenido del plato. Antes de que el cocinero abriese la boca, medió Woody: "Eso del centro es ternera amarilla de Alsacia, algo muy francés, amigo Ernie, y lo que le rodea,bueno, esa especie de gramática vegetal, supongo que son los subtítulos". Sobre todo, hablamos de mujeres. Y entre ellas, especialmente, de Diane Keaton. Fue entonces cuando me pareció comprender fugazmente la percepción femenina del maestro Allen: "Podrían decirse muchas cosas sobre Diane Keaton como annie Hall. Ya se sabe que a los críticos una película de hora y media les da para escribir tres horas de texto. Pero yo creo que Diane Keaton nos deja siempre la sensación de haber conocido a una mujer inteligente y culta, doméstica y cosmopolita a la vez, esa clase de mujer a la que imaginas montando la salsa rosa con un vibrador."