París - José Luis Alvite
Recordamos anoche en el 'Savoy' la noche que Larry nos dijo que acababa de dejarle su segunda esposa. Dora Miles se marchó dejando una nota que decía: "Lo siento Larry. Necesito emociones nuevas y tú no eres la persona indicada. Una mujer como yo necesita a su lado un hombre que la lleve a París, a Venecia, a Roma, a sitios, cariño, en los que la gente compra las joyas sin hacer un solo disparo". A Dora Miles le gustaba París. La única noche que alternó con nosotros en el 'Savoy', nos dijo: "Adoro París, sí, es cierto. Me gusta la gente en otro idioma, los niños desarmados, las calles con aceras y la comida que mancha la ropa". Dora no era una mujer cualquiera. Resultaba deslumbrante.Cuando la vi, comprendí que estaba ante una de esas mujeres que al apartar el pelo del rostro es como si les quedase la cara en pelotas. La noche que Larry nos comunicó la ruptura del matrimonio, el veterano pianista me dijo: "Muchacho, esa mujer no me convenía. Demasiado llamativa. Dora es la excitante clase de mujer que para dormir se pone más ropa que para salir de compras. ¡Joder, Al, muchacho! Dora es como salir a pasear de madrugada con uno de esos gigantescos anuncios luminosos de Times Square". Aquella noche bailé con ella en el club de Ernie. Y me dijo Dora: "A mí lo que realmente me gusta es esa interesante gente de París. Ya sabes, encanto, esos hombres refinados que es como si descorchasen los disparos". Y Larry no era uno de esos hombres. El veterano pianista del 'Savoy' intenta ahora olvidarse de Dora Miles y sigue llevando su fría vida de siempre. Alguien me dijo que Ernie y Dora no se entendían porque Dora aspiraba a ser francesa, ya sabes, una de esas mujeres que cocinan con fuego del tiempo. La noche que bailé con ella me dijo: "Un día marcharé a París. Me gusta París, encanto. Me gustan esas ciudades en las que incluso la lluvia tiene chófer. ¿Sabías que en París los peluqueroste retocan el pelo con las tenazas del marisco?"