Políticos que no leen - Raúl del Pozo
Hay genios españoles que no son cocineros. Uno de ellos es Juan José Hidalgo, de Air Europa, que ayer ascendió a los cielos después de sanear su empresa. Se inauguró el nuevo hub del Aeropuerto Adolfo Suárez y se celebró a lo grande la alianza de Air Europa con SkyTeam (hub significa base de operaciones). Los aeroplanos de Air Europa se moverán en las terminales T1, T2 y T3.
Según la ministra Pastor, el hub reducirá y resumirá la estancia en el aeropuerto y el pasillo de conexiones hará las terminales más rápidas y flexibles: «Será llegar y embarcar». Hubo muchos discursos y casi todos improvisados. Improvisó Ana Botella, improvisó Ignacio González y hasta Juan José Hidalgo. Le pregunté al presidente de la Comunidad de Madrid: «¿Por qué, de pronto, los políticos hablan sin papeles?». «Hay cosas delicadas -dijo- que es mejor leer, pero los discursos quedan mejor si se improvisan».
José María García, íntimo amigo de Juan José Hidalgo, obligó a éste a repentizar y estuvo de cine. Desde que se hundió Miguel Arias Cañete por leer y hacer caso a sus asesores, los políticos y los empresarios torean sin la muleta de papel. Juan José Hidalgo, como la mayoría de los campesinos que se han hecho a sí mismos, sabía dónde iba y cómo hablaba desde el principio. No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va. Hidalgo lo sabía desde que era un niño en Villanueva de los Condes (Salamanca).
Como los emigrantes de Juanito Valderrama, se fue a Suiza en los años 70. Trabajó de albañil y después, siguiendo el vuelo de los halcones, se dedicó a transportar, hasta que surgió una flota. A pesar de atizar en la ruleta, llegó volando a la revista Forbes y ahora rompe el monopolio de Iberia.
Le pregunté a José María por qué en vez de ser logopeda de Juan José no se ofrece a la COPE para sustituir a Saénz de Buruaga: «Con este Papa y con esta Conferencia Episcopal, sí estaría dispuesto a volver a la COPE», me dijo.
La mayoría de los españoles necesitamos logopedas, incluidos los reyes. Juan Carlos tropezó en las palabras durante la Pascua Militar y el balbuceo le costó un serio disgusto.
Como dice el tartamudo Jorge VI en la película El discurso del rey: «Si soy un rey... ¿dónde está mi poder? ¿Puedo firmar un Gobierno, puedo subir los impuestos, declarar la guerra? ¡No! En el pasado todo lo que un rey debía hacer era lucir un uniforme y no caer del caballo. Ahora nos hemos convertido en actores». Actores que tienen que ensayar con guijarro en la boca sólo para leer el discurso del Gobierno.