miércoles, 8 de mayo de 2013

La rebusca - Raúl del Pozo



La rebusca - Raúl del Pozo
En La busca, el de la boina y las alpargatas de abrigo relata cómo los traperos husmean en los cubos de basura. Baroja dice que la ley les perseguía porque la ley es como los perros, sólo ladra al que va mal vestido. A lo largo de este año ha vuelto la busca y la rebusca de patatas, racimos o aceitunas que no fueron recolectadas. Vuelve la galipa aunque el Gobierno se viene arriba porque han bajado en abril el paro, los cruceros y las putas; cuando daban la información del paro llegó la noticia de que, en Barcelona, un hombre se ahorcó cuando iban a desahuciarle. En Madrid la emperatriz que se desnuda ante el esclavo, la dama que un día fue chica de Serrano, va a Embassy, pide un pancito de tortilla española, una media luna de cangrejo y se va sin pagar; su marido falta a las monterías porque anda boqueras.
Los niños de 2013 no son los rapados del piojo verde en los años de algarrobas y pan de centeno, aunque me cuentan desde Andalucía que hay menos divorcios, vuelve el ménage à trois a la fuerza porque no hay dinero para separarse. Los parados se arriman a los abuelos para vivir de la vaca de la pensión, como en la utopía de la vaca sueca y rubia ideada por Olof Palme.
Marcos de Quinto, presidente de Coca-Cola España, habla del patriotismo económico, de la necesidad de que las grandes empresas ayuden a salir de la crisis; ha lanzado un mensaje para que los niños vayan al campo porque si no dentro de unos años no habrán visto una vaca. Tiene gracia que Coca-Cola, el duende imperialista, dé lecciones de humanismo a Europa. De Quinto dice que hay que evitar que España sea un país de futbolistas y cocineros. La multinacional colabora con Tomillo y otras oenegés para llevar bolsas de alimentos a los parados. «¿Por qué te extrañas? Toma de la misma botella de Coca-Cola y de la misma calidad un vagabundo que la reina de Inglaterra».
Como en Andalucía comen cardos y caracoles, que reptan como las serpientes y llegan a la sartén en un infierno de pimienta y hierbabuena, consulto a mi kung-fu, shaolin, prochino, y me tranquiliza: «Pequeño saltamontes, el país no se hunde, hay camiones por las carreteras, gente en los restaurantes, colas para ver la exposición de Dalí; éste es el mejor abril para el paro desde 2007».
Pero los de la Juventud sin Futuro (#sin casa#sin curro#sin miedo) gritan: no nos vamos, nos echan. Estos jóvenes no se parecen nada a aquellos maoístas que veían hervir los cuatro mares y danzar las montañas como serpientes de plata. No buscan predicadores melenudos, sino una salida de emergencia.