lunes, 27 de mayo de 2013

Demoi - Ángela Vallvey



Demoi - Ángela Vallvey
Éupolis era un graciosillo tocabolas que nació en el año 446 a.C. Formó un trío dinámico con un par de colegas (Aristófanes y Cratino) y con ellos brilló la «Comedia Antigua». Escribía piezas teatrales en las que aprovechaba para repartir estopa a diestra y siniestra y también a sus propios compañeros. Escribió, entre otras, la intitulada «Marikas» («Libertino») para poner a caldo a Aristófanes; en «Taxiarchoi» pintó al dios Dionisos como un pringado mortal que estaba haciendo algo así como una dura «mili» en tiempos de Franco. De sus obras, únicamente se conservan fragmentos pero, sólo por los temas que trató, ya resulta genial. Mi favorita es «Demoi», que se estrenó después del desastre ateniense de la expedición de Sicilia, en la guerra del Peloponeso, allá por el 412 antes de Cristo. El argumento es original, moderno y rompedor: ir al Hades (algo semejante a la morada de los muertos, o al otro barrio que diría aquél), y sacar de allí a los políticos más importantes del pasado de Atenas, devolverlos al mundo de los vivos y que tales padres de la patria, con su sabiduría, sentido común y experiencia, arreglasen la situación del momento, que entonces era un desastre de un calibre del nueve largo, que diría el maestro Alvite. Me he acordado de Éupolis al oír ese runrún que dice que Aznar amaga con volver. Y no porque yo piense que Aznar esté políticamente en el Hades. ¡No! Me he acordado de Éupolis porque su idea de resucitar políticos del pasado para que arreglen los problemas del presente me parece tan encantadora, ocurrente y descabellada como pretender que resuciten los políticos del presente para arreglar los problemas hoy.
Éupolis pereció porque lo arrojaron al mar tras estrenar una de sus ácidas comedias. Por eso no escribo yo teatro.